admiro la voltereta final de Brittany y tuvo una charla de ultimo minuto con Steffie sobre que no tenia que ser una debilucha. Isabel estuvo muy ocupada, hablando con todo el mundo menos con el. A Ren no le sorprendio que siguiese enfadada. Para ella, el que no le hubiese dicho que habia llegado el guion suponia alta traicion.

Cuando el coche desaparecio por el camino, Isabel le hizo un gesto a Anna y se dio la vuelta para volver a la casa. Marta se habia mudado con Tracy para ayudarla con los ninos, por lo que Isabel estaria sola. Mientras Ren la observaba descender por el sendero, el bollo que habia tomado para desayunar se le revolvio en el estomago. Que remedio.

– Espera -dijo Ren-. Tengo algo para ti.

Ella se volvio. Llevaba el sueter negro atado a la cintura, con las mangas perfectamente anudadas. Todo en ella estaba ordenado, excepto lo que sentia por el. ?Acaso no habia previsto que quedaria atrapada por el atractivo de lo prohibido? Y ella no era la unica.

Ren alcanzo el guion que habia dejado junto a la baranda de la balaustrada, se acerco a ella y se lo entrego.

– Toma.

Ella se limito a mirar el manuscrito.

– Vamos -insistio Ren-. Leelo.

Ella no se mostro sarcastica, como el habria hecho. Solo asintio, se lo puso bajo el brazo y reanudo su camino.

Al verla alejarse, Ren se dijo que estaba haciendo lo correcto. Pero, Dios, se habia equivocado dejandola entrar en su vida. Se habia equivocado al pasar todo aquel tiempo juntos… De algun modo, tenia claro que la habia corrompido.

Paso el resto de la manana en el vinedo, manteniendose alejado de los cigarrillos para evitar fumar. Mientras oia a Massimo, intento no imaginar que escena podria estar leyendo Isabel en ese momento y como reaccionaria. En lugar de eso, observo a aquel hombre mayor mirar al cielo y reflexionar acerca de los desastres que podian tener lugar antes de la vendemmia, que empezaba al dia siguiente: una tormenta repentina, una helada matinal que transformaria las uvas en cieno.

Cuando ya no pudo resistir mas los malos augurios de Massimo, regreso a la villa, pero se sentia triste y vacio sin los ninos correteando por alli. Habia decidido darse un bano en la piscina cuando aparecio Giulia buscando a Isabel.

– Esta en la casa de abajo -le dijo el.

– ?Podrias darle esto? Queria que llamase otra vez a la nieta de Paolo y le preguntase por los regalos que le habia enviado su abuelo. Hable con Josie anoche y esto es todo lo que recuerda.

Ren cogio el papel que ella le tendia y leyo. Se trataba de objetos practicos, cosas para la casa y el jardin: tiestos, herramientas para la chimenea, una lampara de noche, un llavero, bolsas de porcini secos, vino, aceite de oliva. Senalo con el dedo el papel y dijo:

– Esta lampara… tal vez la base…

– Alabastro. Y es demasiado pequena. Se lo pregunte.

– Falsa alarma, pues. -Doblo el papel y se lo metio en el bolsillo. A pesar de no creer en los poderes de la estatua, le incomodaba no haber podido ayudarles a encontrarla. En tanto que actual senor de aquellas tierras, de algun modo se sentia obligado a proporcionarles la manera de encontrarla.

Cuando Giulia se fue, se dirigio a la piscina para hacer unos largos. El agua estaba fria, pero no lo bastante para atontarlo, algo que hubiese agradecido. Cuando se canso, empezo a nadar de espaldas, y fue entonces cuando la vio sentada bajo una sombrilla.

Isabel cruzo las piernas. El sombrero de paja cubria de sombra su rostro, y tenia el guion sobre el regazo. Ren se sumergio y volvio a salir tan lejos de ella como le fue posible, deseando cobardemente posponer lo inevitable. Por fin, salio del agua y cogio la toalla.

Ella le observo acercarse. Por lo general, las luchas de Isabel por no bajar la vista hasta su entrepierna divertian a Ren, pero en ese momento no tenia ganas de reir.

– Es un buen guion -dijo Isabel.

Al parecer, habia decidido dorarle la pildora antes de lanzarse a matar. El se comporto como una cosmopolita estrella cinematografica, sentandose cerca de ella, echando la cabeza hacia atras y cerrando los ojos al sol.

– Ya.

– No es dificil suponer por que no querias que lo leyese.

Mostrarse ironico era la mejor manera de afrontar aquello.

– No queria que me sermoneases.

– No lo hubiese hecho. No es una pelicula de las que acostumbro a ver, pero se que soy una excepcion. A los criticos les va a encantar, y tambien al publico.

El abrio un ojo. En lugar de abordar el tema directamente, Isabel se estaba acercando como una serpiente dispuesta a atacar.

– Se por que te inquieta -prosiguio ella-. Este papel te exigira un esfuerzo maximo. Estas en un momento de tu carrera en el que necesitas algo asi.

Ren no pudo resistir mas y se puso en pie de un brinco.

– ?Pero es un pederasta!

Isabel parpadeo un par de veces.

– Se que no es lo que habiais acordado, pero sigue siendo un increible reto como actor. -Tuvo arrestos de sonreir-. Tienes un talento sublime, Ren, y has estado esperando toda tu carrera algo asi.

El se levanto y se dirigio hacia la piscina. En ese momento casi la odiaba. Era tan despiadadamente razonable, tan inmisericordemente justa, que ahora tendria que explicarle los detalles.

– Pareces no haber reparado en que he pasado mucho tiempo con las ninas de Tracy investigando para mi papel.

– Si, lo he supuesto.

El se giro hacia ella.

– ?Steffie y Brittany! Esas encantadoras ninitas. ?No lo entiendes? Estaba intentando meterme en la piel de Kaspar Street y verlas a traves de sus ojos.

El ala del sombrero ensombrecia su rostro y Ren creyo no haber captado bien su expresion. Entonces ella alzo la cabeza y comprobo que no se habia equivocado: sus ojos reflejaban simpatia.

– Puedo imaginar lo dificil que habra sido para ti -dijo Isabel. Ren no entendia nada. ?No era suficiente con que le arrancase la piel? ?Tenia que roerle los huesos tambien?

– ?Maldita sea! -exclamo.

Odiaba su bondad, su compasion. Odiaba todo lo que la distanciaba de el. Tenia que largarse, pero sus pies no querian moverse, y lo siguiente que noto fue como ella le rodeaba con los brazos.

– Pobre Ren. -Apoyo la mejilla en su pecho-. Pese a todo tu sarcasmo, adoras a esas ninas. Prepararse para este papel debe resultarte muy desagradable.

Queria apartarla de su lado, pero ella era un balsamo para sus heridas, y acabo estrechandola con mas fuerza.

– Son tan condenadamente confiadas.

– Y tu eres completamente de fiar.

– Las he estado usando.

– Eres muy escrupuloso con tu trabajo. Por supuesto, necesitas entender a las ninas para hacer ese papel. No has sido una amenaza para ellas, ni por un segundo.

– Dios, lo se, pero… -Ella no iba a irse. Y eso significaba que el tendria que empezar de nuevo. Pero no ahora.

Desafiaba toda logica, pero queria hablar con ella del asunto. Retrocedio un paso, creando la distancia suficiente entre ellos como para no sentir que la corrompia.

– El guion ha… ha quedado mucho mejor que la idea original de Jenks. Hay momentos en que el publico se sentira atraido por Kaspar Street, a pesar de ser un monstruo.

– Eso es lo que lo convierte en brillante a la par que horrible -observo Isabel.

– Muestra lo seductor que puede resultar el mal. Todos los que vean la pelicula tendran que pensar en si mismos. Jenks es brillante. Lo se. Pero… -Parecia tener la boca seca.

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