en su interior.
«Vaya manera de hacer las cosas, Dios. ?No podias haberme enviado a alguien como Harry Briggs de companero sentimental? Oh, no. Tenias que enviarme un hombre que mata mujeres para ganarse el pan. Muy bonito, amigo.»
Dejo a un lado el cuaderno. Estaba demasiado distraida para escribir nada, asi que lo mejor seria que bajase a la casa y le diese un poco a la pala. Tal vez podria librarse asi de una parte de su energia negativa.
Andrea Chiara estaba alli cuando llego. El y Vittorio habian sido cortados por el mismo patron, pero el doctor Andrea no parecia tan inofensivo, lo cual llevaba a su parte inmadura a desear que Ren estuviese presente para controlar el modo en que le besaba la mano a modo de saludo.
– Con otra mujer hermosa por aqui para inspirarnos -dijo Andrea-, trabajaremos mas rapido.
Isabel miro subrepticiamente hacia la villa, pero no vio a Ren por ninguna parte.
Tracy aparecio cuando Isabel estaba acabando su turno. Sus ojos evidenciaban su excitacion.
– Acabo de hablar con Giulia, y la casa que hemos alquilado en el pueblo estara preparada para nosotros dentro de tres dias.
– Cuanto me alegro.
– Sera duro estar lejos de Harry tantos dias, pero hablaremos por telefono todas las noches. Asi el podra trabajar dieciocho horas al dia si lo desea, sin temer que al regresar a casa yo lo reciba hecha una furia. Y lo mejor es que cuando venga los fines de semana le tendremos enteramente para nosotros, sin telefono movil.
– Creo que es un buen plan.
– Cuando se acerque la fecha del parto, trabajara desde aqui. Los ninos estan encantados de no tener que volver a Zurich. Estan aprendiendo italiano mucho mas rapido que yo, y estan muy unidos a Anna y Marta. Tu vas a quedarte un mes mas, y Ren va a estar por aqui al menos tres semanas. Seremos muy felices aqui.
Tres semanas. El no se lo habia dicho. Ella podria haberselo preguntado, pero esperaba que el le dijese algo en lugar de comportarse como si no existiese futuro para ellos, aunque asi fuese. Ren no parecia ser el mujeriego del que hablaban los medios de comunicacion, pero los diferentes momentos de su vida parecian marcados por diversas relaciones. Dentro de unos anos, el la recordaria como su aventura de la Toscana. No le gustaba lo vulnerable que eso la hacia sentir, pero no podia evitarlo.
Tracy la miro con aire divertido.
– Eres la unica persona que conozco que puede llevar a cabo trabajos manuales sin ensuciarse.
– Anos de practica.
Tracy hizo un gesto hacia el olivar, donde Andrea fumaba un cigarrillo tras finalizar su turno con el detector de metales.
– Tengo cita con el doctor Suenos Humedos la semana que viene. Anna dice que es un estupendo medico, a pesar de su reputacion de seductor. Tal vez pueda disfrutar mientras mis piernas descansan en los estribos.
– Dejame darte otra buena noticia, entonces. Creo que es el momento de levantar la veda sexual.
Tracy se acaricio el vientre y la miro pensativa.
– Vale -dijo sin demasiado entusiasmo.
No era la reaccion que Isabel esperaba.
– ?Hay algun problema?
– No exactamente. -Metio la mano bajo la tela para rascarse-. Pero… ?te importaria no decirselo a Harry?
– Tu matrimonio tiene que estar basado en la comunicacion, ?lo recuerdas?
– Lo se, pero… Oh, Isabel, me encantan nuestras charlas. Anoche hablamos de las ballenas, y no por la forma de mi cuerpo precisamente. Y de las peliculas de miedo que recordabamos de la ninez. Me dejo contarle la pelea que tuve con mi companera de habitacion en la universidad y que todavia me incomoda. Todo este tiempo yo habia creido que el helado de chocolate era su favorito, pero es el de mantequilla de pacana. Hicimos una lista con todos los regalos que nos habiamos hecho el uno al otro durante estos anos, indicando si nos habian gustado o no. Aunque he tenido que caminar toda la semana con las piernas apretadas de lo caliente que estoy, no quiero dejar de hablar con Harry. No es solo una cuestion fisica, despues de todo. Me quiere con todo el paquete.
Isabel sintio otra punzada muy cerca del corazon. A pesar de todo su desorden emocional, Tracy y Harry compartian algo precioso.
– Bien, yo os levanto la veda -dijo-. Si quieres o no decirselo a Harry, deja que tu conciencia te guie.
– Estupendo -dijo Tracy torciendo el gesto.
Tracy hablo un momento con Andrea y despues se encamino a la villa. Ayudo a las ninas con sus lecturas e intento echarle una mano a Jeremy con su leccion de historia, pero le costaba concentrarse. ?Que iba a hacer con la decision de Isabel de poner fin a la abstinencia sexual?
Por la noche, seguia debatiendose con el problema, y ella y Harry volvieron a la casa cogidos de la mano. Era una mimada nina rica, y odiaba los dilemas morales, pero su matrimonio no funcionaria si no tenia el valor de afrontar los desafios. Cuando entraron en la cocina, decidio que era el momento de hacer uso de algunas de las nuevas habilidades que Isabel le habia ensenado, asi que le cogio las manos a Harry y le miro directamente a los ojos.
– Harry, hay algo que tengo que decirte, pero no quiero hacerlo. Tengo una muy buena razon y me gustaria contartela.
Sabia que el querria pensarlo un poco, y le alegro estudiar su querido y familiar rostro mientras esperaba.
– ?Tiene que ver con la vida y la muerte? -pregunto Harry finalmente.
Ahora fue ella la que necesito un momento para reflexionar.
– Casi, pero mas bien no.
– ?Es algo que quiero saber?
– Oh, si.
– Pero no quieres decirmelo.
– En realidad, no. No ahora mismo, pero si muy pronto.
El alzo ligeramente una ceja.
– ?Y el motivo…?
– Porque te quiero mucho. Me encanta hablar contigo. Hablar es importante para mi y, en cuanto sepas eso que no quiero decirte, temo que no hablemos demasiado, y que empiece a pensar que solo me quieres por mi cuerpo.
El abrio la boca y los ojos se le iluminaron.
– ?Isabel ha levantado la prohibicion! -exclamo.
Ella dejo caer las manos y pataleo.
– Odio la comunicacion sincera.
El rio, la atrajo hacia si y le beso la frente. El bebe dio una patada en el vientre de Tracy.
– Venga, no eres la unica a la que le gusta hablar. Y tienes que saber que te amaria aunque fueses tan fea como mi tio Walt. Hagamos un trato: por cada minuto que pasemos desnudos, pasaremos tres hablando. Lo cual, segun me siento ahora, significa un monton de conversacion.
Ella sonrio contra su cuello. El simple olor de su piel hizo que le corriese mas rapido la sangre. Pero ?que sucederia si volvian a caer en los viejos modelos de comportamiento? Habian recibido una buena leccion en lo referente a lograr que su relacion funcionase. Tal vez ya era el momento de confiar en la dureza del material con que estaba hecho su matrimonio.
– Primero tienes que firmar un pacto conmigo -dijo ella-. La ropa puesta. Nada de manos por debajo de la cintura.
– Trato hecho. Y el primero que rompa el acuerdo tendra que darle un masaje en todo el cuerpo al otro.
– Me parece bien. -Vaya bicoca. A ella le encantaba hacerle masajes de cuerpo entero.
El la condujo hasta el sofa delante de la chimenea, pero apenas se sentaron ella dijo:
– Tengo pipi. Siempre tengo pipi. Si alguna vez te propongo volver a quedarme embarazada, abandoname en lo alto de una montana inaccesible. El rio y la ayudo a ponerse en pie.
– Te acompano.
Mientras seguia a su mujer escaleras arriba, Harry no dejo de preguntarse que habia hecho para merecer a