– Jordan-dijo-, ?nunca te preocupas por nuestros hijos? Quiero decir…ya sabes. Haciendo lo que haces…y viendo lo que ves…

– Bueno-dijo poniendose boca arriba-, acabas de matar el momento.

– Lo digo en serio.

Jordan suspiro.

– Por supuesto que pienso en eso. Me preocupo por Thomas. Y por Sam. Y por cualquier otro que pueda venir.

Se apoyo en un codo para verle los ojos en la oscuridad.

– Pero luego me imagino que los hemos tenido para eso.

– ?Que quieres decir?

El miro por encima del hombro de Selena, hacia la luz verde que parpadeaba en el monitor del bebe.

– Quiza-dijo Jordan-ellos sean los que cambien el mundo.

Whit no habia hecho cambiar a Alex de opinion. Ella ya pensaba asi cuando se vieron para cenar. No obstante, el fue el unguento que ella necesitaba para sus heridas, la justificacion que temia darse a si misma.

– A la larga tendras otro gran caso-le habia dicho el-. Pero no recuperaras este momento con Josie.

Alex entro en la oficina con energia, principalmente porque sabia que eso era lo mas facil. Apartarse del caso y escribir la mocion para recusarse a si misma no seria ni con mucho tan terrible como lo que sucederia al dia siguiente, cuando ya no fuera la jueza del caso Houghton.

Cuando, en lugar de eso, tuviera que comportarse como una madre.

Eleanor no aparecia por ninguna parte, pero habia dejado el papeleo sobre la mesa de Alex. Esta se sento y lo estudio.

Jordan McAfee, quien el dia anterior ni siquiera habia abierto la boca durante la audiencia, estaba pensando llamar a Josie como testigo.

Noto un cosquilleo en la barriga. Era una emocion para la cual Alex no tenia palabras, el instinto animal que aparece cuando te das cuenta de que alguien a quien amas esta atrapado.

McAfee habia cometido el pecado imperdonable de involucrar a Josie, y a Alex le daba vueltas la cabeza preguntandose que podria hacer para hacer que se fuera o incluso expulsarlo. Pensando en ello, ni siquiera le importaba si la venganza estaba dentro o fuera de la ley. Entonces Alex se detuvo de pronto. No seria de Jordan McAfee de quien se ocuparia, sino de Josie. Haria lo que fuera para evitar que volvieran a herir a su hija.

Quiza deberia agradecerle a Jordan McAfee que le hubiera hecho darse cuenta de que ya tenia en su interior la materia prima para ser una buena madre.

Alex se sento frente al portatil y empezo a escribir. El corazon le palpitaba con fuerza cuando se dirigio a la mesa de Eleanor y le entrego la hoja de papel. Es lo normal cuando se esta a punto de saltar por el precipicio.

– Tienes que llamar al juez Wagner-dijo Alex.

La orden de busqueda no estaba a cargo de Patrick, pero cuando oyo que otro oficial decia que iba a pasarse por el juzgado, intervino.

– Yo voy hacia alli-le dijo-. Dejamelo a mi.

En realidad, no tenia que ir hacia el juzgado; y tampoco era tan buen samaritano como para conducir de buena gana sesenta kilometros en lugar de que lo hiciera otro. Si Patrick queria ir alli era por una unica razon: tener una excusa para ver a Alex Cormier.

Estaciono en una plaza vacia y salio del coche, localizando de inmediato el Honda de ella. Eso era bueno. Por lo que sabia, ella no tenia por que estar en el juzgado ese dia. Y entonces se dio cuenta de que habia alguien en el coche…y que ese alguien era la jueza.

Estaba quieta, con la mirada fija en el parabrisas. Los limpiaparabrisas estaban conectados, pero no llovia. Ella misma no parecia darse cuenta de que estuviera llorando.

Patrick sintio en la boca del estomago el mismo movimiento desagradable que tenia cuando llegaba a la escena de un crimen y veia las lagrimas de las victimas. «Llego tarde-penso-. Otra vez».

Patrick se acerco al coche, pero la jueza no lo vio hacerlo. Cuando golpeo la ventanilla, ella dio un respingo y se enjugo los ojos apresuradamente. El le pidio con senas que bajase la ventanilla.

– ?Esta bien?-le pregunto.

– Si, estoy bien.

– No lo parece.

– Entonces deje de mirar-le espeto.

El se aferro a la puerta del coche con las manos.

– Oiga, ?quiere que vayamos a hablar a alguna parte? La invito a un cafe.

La jueza suspiro.

– No puede invitarme a un cafe.

– Bueno, aun asi podemos tomarnos uno.

Rodeo el coche, abrio la puerta del pasajero y se sento junto a ella.

– Esta de servicio-observo Alex.

– Estoy en mi descanso para comer.

– ?A las diez de la manana?

El agarro la llave del tablero, la introdujo y puso el motor en marcha.

– Salga del garaje y gire a la izquierda, ?esta bien?

– ?Y si no que?

– Por Dios, ?no se le ocurre nada mejor que discutir con alguien que lleva una pistola Glock?

Ella se lo quedo mirando un buen rato.

– Tal vez esto pueda ser considerado un asalto-comento ella empezando a conducir.

– Recuerdeme que luego me arreste a mi mismo-dijo Patrick.

El padre de Alex la educo desde pequena para que hiciera todo lo mejor posible, y aparentemente ella lo aplicaba tambien a enojarse. ?Por que no apartarse de forma voluntaria del mayor juicio de su carrera, solicitar la baja administrativa y salir a tomar un cafe con el detective del caso, todo de golpe?

Pero si no hubiera salido con Patrick Ducharme, se dijo a si misma, no se habria enterado de que el restaurante chino Dragon Dorado abria a las diez de la manana.

Si no hubiese salido con el, tendria que haberse ido a casa y comenzar su vida de nuevo.

Parecia que todos en el restaurante conocieran al detective, y que no les importase que entrara en la cocina para servirle a Alex una taza de cafe.

– Lo que ha visto antes-dijo Alex dubitativa-, no…

– No le dire a nadie que se lo estaba pasando bien llorando en el coche.

Ella se quedo mirando la taza que le acababa de servir sin saber como responder. Segun su experiencia, cuando muestras a los demas que eres debil lo usan contra ti.

– A veces es dificil ser jueza. La gente espera que actues como tal, incluso cuando estas enferma y lo unico que quieres es esconderte en algun sitio para morir, o poner verde a la cajera que te ha devuelto mal el cambio a proposito. No hay mucho margen para errores.

– Su secreto esta a salvo-dijo Patrick-. Por mi, nadie de la comunidad policial sabra que usted tiene emociones.

Alex tomo un sorbo de cafe y volvio a mirarlo.

– En serio, no pasa nada. Todos tenemos malos dias en el trabajo.

– ?Usted llora en su coche?

– No recientemente, pero se me conocia por volcar los armarios de pruebas en mis ataques de frustracion.

Puso un poco de leche en un recipiente y se sento.

– En realidad no son mutuamente excluyentes.

– ?El que?

– Ser un juez y ser humano.

Вы читаете Diecinueve minutos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату