– Quiza deberias dormir menos-dijo entonces Patrick.
De cerca, la piel de el olia a menta. Alex sentia los latidos de su propio corazon a traves de las puntas de los dedos. Imagino que el tambien los sentiria.
Alex no sabia que sucederia, que era lo que tenia que suceder, pero seria azaroso, impredecible, incomodo. Estaba preparandose para apartarse de el cuando las manos de Patrick la sujetaron.
– Deja de actuar como jueza, Alex-susurro, y la beso.
Cuando el se aparto, ella estaba en medio de una tormenta de colores, excitacion y sensaciones. Lo unico que podia hacer era permanecer alli y esperar a que la tormenta amainase. Alex cerro los ojos y se preparo para lo peor, pero eso no llego. Simplemente fue algo distinto. Mas confuso, mas complicado. Ella dudo, y luego le devolvio el beso a Patrick, deseando reconocer que tienes que perder el control antes de darte cuenta de lo que te has perdido.
EL MES ANTERIOR
Cuando se ama a alguien, hay un patron en el modo en que uno se acerca al otro. Puede que ni siquiera se sea consciente de ello, pero los cuerpos ejecutan una coreografia: un toque en la cadera, un movimiento del cabello. Un beso en staccato, separacion, un beso mas largo, la mano que se desliza bajo la camisa. Es una rutina, pero no en el sentido aburrido de la palabra. Es la forma en que se ha aprendido a encajar mutuamente, y esa es la razon por la que, cuando se ha estado con un chico mucho tiempo, los dientes no chocan en el beso, ni las narices ni los codos.
Matt y Josie tenian un patron. Cuando comenzaron a salir, el se inclino hacia ella y la miro como si no fuera capaz de ver ninguna otra cosa en el mundo. Era hipnotismo, Josie se dio cuenta, porque al cabo de un momento tambien ella se sintio asi. Luego, el la beso, tan lentamente que ella apenas sintio presion en la boca, hasta que fue la propia Josie la que presiono contra el pidiendo mas. El la acaricio, desde la boca hasta el cuello, del cuello a los pechos y luego sus dedos llevarian a cabo una incursion por debajo de la cintura de sus tejanos. Esa primera vez todo el asunto duro alrededor de diez minutos; luego Matt se dio la vuelta para agarrar el condon de su cartera para que pudieran tener sexo.
Las veces posteriores habian seguido un esquema muy parecido. No es que a Josie le molestase. Para ser franca, el patron le gustaba. Se sentia como en una montana rusa, subiendo, consciente de que era lo que venia a continuacion, la bajada; y sabiendo tambien que no podria hacer nada para detenerlo.
Estaban en el salon, a oscuras, con la television encendida para que hiciera ruido de fondo. Matt ya le habia quitado la ropa, y ahora se inclinaba sobre ella como una ola marina, bajandose los calzoncillos. Se libero de ellos y se metio entre las piernas de Josie.
– Eh-dijo ella, mientras el intentaba penetrarla-, ?no estas olvidandote de algo?
– Oh, Jo. Solo por una vez quiero que no haya nada entre nosotros.
Sus palabras podian hacer que ella se derritiese, casi tanto como cuando la besaba o la tocaba; a esas alturas lo sabia perfectamente. Por otra parte, odiaba el olor a goma que impregnaba el aire desde el momento en que el rasgaba el envoltorio del preservativo, y que permanecia en sus manos hasta que terminaban. Y, Dios, ?habia algo mejor que sentir a Matt dentro de ella? Josie se levanto solo un poco, sintio su cuerpo adaptarse al de el y sus piernas temblaron.
Cuando Josie tuvo su primera regla, a los doce, su madre no le dio la tipica charla intima entre madre e hija. En lugar de eso, le entrego a Josie un libro sobre probabilidades y estadisticas.
– Cada vez que tienes sexo, puedes quedarte embarazada o puedes no quedarte embarazada-dijo su madre-. Eso es cincuenta y cincuenta. Asi que no te enganes pensando que si lo haces una vez sin proteccion las probabilidades estan a tu favor.
Josie empujo a Matt.
– Creo que no debemos hacer esto-susurro ella.
– ?Tener sexo?
– Tener sexo sin…ya sabes, nada.
El estaba decepcionado, Josie lo sabia por el modo en que su cara se paralizo por un solo instante. Pero salio de ella y rebusco en su cartera; encontro un condon. Josie se lo quito de las manos, abrio el paquete y ayudo a que el se lo pusiera.
– Un dia…-comenzo, luego el la beso y ella olvido que era lo que iba a decirle.
Lacy habia comenzado a echar maiz en el patio trasero en noviembre, para ayudar a los ciervos durante el invierno. Habia muchos vecinos que fruncian el cejo ante la actitud de echar una mano artificialmente durante el invierno-la mayoria era la misma gente cuyos jardines eran destrozados en verano por los ciervos que sobrevivian-, pero para Lacy, tenia que ver con el karma. Mientras Lewis insistiera en cazar, ella haria lo minimo que pudiera para compensar sus acciones.
Se puso las pesadas botas-todavia habia mucha nieve en el suelo, aunque ya hacia suficiente calor como para que la savia comenzara a fluir, lo que queria decir que, al menos en teoria, la primavera estaba llegando. Tan pronto como Lacy salio, pudo oler el jarabe de arce refinandose en la cabana en la que lo hacian sus vecinos, como cristales de dulce en el aire. Cargo el cubo de maiz hacia el columpio que habia en el patio de atras; una estructura de madera en la que los muchachos se habian balanceado cuando eran pequenos y que Lewis nunca se habia molestado en quitar.
– Eh, mama.
Lacy se volvio y se encontro con Peter de pie, cerca de ella, con las manos metidas profundamente en los bolsillos de sus tejanos. Llevaba puesta una camiseta y otra debajo, y ella supuso que tenia que estar congelandose.
– Hola, carino-dijo Lacy-, ?que sucede?
Se podrian contar con los dedos de una mano el numero de veces que Peter habia salido de su habitacion ultimamente, y mucho menos al exterior. Sabia que eso formaba parte de la pubertad; que los adolescentes se escondian en sus madrigueras y hacian lo que fuera que hicieran, con la puerta cerrada. En el caso de Peter, eso incluia la computadora. Estaba constantemente conectada-no tanto para navegar por la Red como para programar-, y ?como podria criticar ella ese tipo de pasion?
– Nada. ?Que haces?
– Lo mismo que he hecho todo el invierno.
– ?En serio?
Ella lo miro. En la belleza del refrescante exterior, Peter parecia sumamente fuera de lugar. Sus rasgos eran demasiado delicados como para encajar con la escarpada linea de las montanas que habia tras el como un de telon de fondo; su piel parecia tan blanca como la nieve. No encajaba, y Lacy se dio cuenta de que la mayor parte de las veces en que veia a Peter, fuera donde fuese, podria haber hecho la misma observacion.
– Ven-dijo Lacy, pasandole el cubo-, ayudame.
Peter tomo el cubo y comenzo a echar punados de maiz en el suelo.
– ?Puedo preguntarte una cosa?
– Claro.
– ?Es verdad que fuiste tu quien invito a salir a papa?
Lacy sonrio ampliamente.
– Bueno, si no lo hubiera hecho yo, probablemente habria tenido que esperar mas o menos toda la vida. Tu padre es muchas cosas, pero perceptivo no es una de ellas.
Lacy habia conocido a Lewis en un mitin a favor del aborto. Aunque Lacy hubiera sido la primera en decir que no habia regalo mas maravilloso que tener un bebe, era realista; habia mandado a casa a suficientes madres demasiado jovenes o demasiado pobres o demasiado sobrecargadas como para saber que las probabilidades de que esos ninos tuvieran una buena vida eran escasas. Habia ido con una amiga a manifestarse frente al ayuntamiento, en Concord, y estaba desfilando con un grupo de mujeres que portaban pancartas que decian: ESTOY A FAVOR DEL ABORTO Y VOTO SI. ?ESTAS EN CONTRA? NO ABORTES. Miro alrededor, a la multitud, y se dio cuenta de que habia un solo hombre; bien vestido, con traje y corbata, exactamente en el lugar donde habia