– Asqueroso-dijo-. ?Como puede la gasolina ser tan cara, cuando aqui hay aceite suficiente como para llenar el camion de Drew?
– Es un tipo diferente de aceite, Einstein-contesto Drew-. ?Realmente creias que en la gasolinera cargabas grasa?
Josie se agacho para abrir el cierre de su mochila. Se habia llevado una manzana; tenia que estar alli, en algun lado. Hurgaba entre papeles sueltos y maquillaje tan concentrada que no se dio cuenta de que las bromas entre Drew y Courtney-o cualquier otro-se habian silenciado.
Peter Houghton estaba de pie junto a su mesa, con una bolsa marron en la mano y un carton de leche abierto en la otra:
– Hola, Josie-dijo, como si ella estuviera escuchandolo, como si ella no estuviera muriendose de miles de muertes en ese mismo segundo-. Pense que quiza quisieras comer conmigo.
La palabra «humillada» queria decir convertirse en granito; no poder moverse aunque en ello fuese la vida. Josie imagino que anos mas adelante, los estudiantes senalarian la gargola congelada que seria ella, todavia sentada en la silla de plastico de la cafeteria y dirian, «Oh, si, he oido hablar de lo que le paso a esta chica».
Josie oyo un crujido detras, pero en ese momento era por completo incapaz de moverse. Levanto la mirada hacia Peter, deseando que hubiera algun tipo de lenguaje secreto mediante el cual lo que dijeras no fuera lo que querias decir y el que te escuchara automaticamente pudiera saber que tu estabas hablando esa lengua.
– Em…-comenzo Josie-Yo…
– Le encantaria-dijo Courtney-, cuando el infierno se congele.
Toda la mesa se disolvio en carcajadas, una reaccion que Peter no entendio:
– ?Que hay en la bolsa?-pregunto Drew-. ?Mantequilla de cacahuete y jalea?
– ?Sal y pimienta?-intervino Courtney.
– ?Pan y mantequilla?-anadio Emma.
La sonrisa en el rostro de Peter se marchitaba a medida que se daba cuenta de cuan profundo era el foso en el que habia caido, y cuanta gente lo habia cavado. Desvio su mirada desde Drew a Courtney, a Emma y luego otra vez a Josie. Cuando lo hizo, ella tuvo que mirar hacia otro lado, de modo que nadie-ni siquiera Peter-pudiera ver cuanto le dolia lastimarle; y asi se diera cuenta de que, en lugar de lo que el habia creido, ella no era diferente del resto.
– Creo que Josie deberia obtener por lo menos una muestra de la mercancia-dijo Matt y, al oirlo, Josie se dio cuenta de que el ya no estaba sentado a su lado, sino de pie; de hecho, detras de Peter, y con un suave gesto engancho los pulgares en las presillas de los pantalones de Peter y se los bajo hasta los tobillos.
La piel de Peter era blanca como la luna debajo de las chillonas lamparas fluorescentes de la cafeteria; su pene, una minuscula espiral en un ralo nido de vello pubico. El se cubrio inmediatamente los genitales con la bolsa de la comida y, al hacerlo, dejo caer el carton de leche. El contenido se desparramo en el suelo, entre sus pies.
– Eh, mira eso-dijo Drew-, eyaculacion precoz.
Toda la cafeteria comenzo a dar vueltas como un tiovivo: luces brillantes y colores de arlequin. Josie podia oir las carcajadas, e intentaba hacer coincidir las suyas con las del resto. El senor Isles, el profesor de espanol, que no tenia cuello, se acerco presuroso a Peter mientras este se subia los pantalones. Agarro a Matt con una mano y a Peter con la otra.
– Ustedes dos, ya esta bien-ladro-. ?O es que hace falta que vayamos a ver al director?
Peter escapo, pero, para ese momento, todos en la cafeteria estaban ya reviviendo el glorioso momento en que le habian bajado los pantalones. Drew choco los cinco con Matt:
– Oyeme, este ha sido el maldito mejor entretenimiento que he visto nunca en un almuerzo.
Josie volvio a dedicarse a su mochila; hacia como si buscara aquella manzana, pero no tenia mas hambre. Lo unico que queria era no ver a todos los que la rodeaban en ese momento; no queria dejar que ellos la vieran.
La bolsa con la comida de Peter Houghton estaba junto a su pie, donde el la habia dejado caer cuando huyo. Ella miro dentro. Un emparedado, quiza de pavo. Una bolsa de pretzels. Zanahorias, peladas y cortadas por alguien a quien el le importaba.
Josie deslizo la bolsa marron dentro de su mochila, pensando si deberia buscar a Peter y devolversela o dejarsela cerca de su casillero, aun sabiendo que no haria ninguna de las dos cosas. Lo que haria, en cambio, seria llevarla por ahi hasta que comenzara a heder, hasta que tuviera que tirarla y pudiera fingir que le era facil deshacerse de ella.
Peter salio disparado de la cafeteria y corrio accidentadamente por los pasillos, como la bola de una maquina del millon, hasta que al final llego a su casillero. Cayo de rodillas y reposo su cabeza contra el metal frio. ?Como podia haber sido tan estupido para confiar en Courtney, para creer que a Josie podia importarle lo mas minimo, para pensar que el era alguien de quien ella podia enamorarse?
Se golpeo la cabeza hasta que le dolio, luego marco ciegamente los numeros de su casillero. La abrio y saco la foto de el y de Josie. La hizo una pelota en su palma y camino por el pasillo otra vez.
En el camino, lo detuvo un profesor. El senor McCabe fruncio el cejo, con una mano en su hombro, cuando seguramente pudo ver que Peter no toleraba que le tocasen, que reaccionaba como si un millon de agujas se le clavaran en la piel:
– Peter-dijo el senor McCabe-, ?te encuentras bien?
– Bano-rechinaron los dientes de Peter, y empujo al profesor apurando el paso por el pasillo.
Se encerro dentro de un retrete y lanzo la imagen de el y Josie a la taza del inodoro. Luego se bajo el cierre y le orino encima:
– Pudrete-susurro, y entonces dijo lo suficientemente fuerte como para sacudir las paredes del compartimiento-: ?Que se pudran todos!
Un minuto despues de que su madre saliera de la habitacion, Josie se saco el termometro de la boca y lo acerco a la lampara de su mesilla de noche. Miro con los ojos entrecerrados para leer los diminutos numeros y luego, al oir los pasos de su madre, volvio a meterselo en la boca.
– Uh-dijo su madre, sosteniendo el termometro contra la ventana para poder leer mejor-: Creo que estas enferma.
Josie solto un gemido que esperaba fuera convincente y se volvio.
– ?Estas segura de que estaras bien aqui, sola?
– Si.
– Puedes llamarme si me necesitas. Puedo suspender la sesion del juzgado y volver a casa.
– Esta bien.
Se sento en la cama y la beso en la frente:
– ?Quieres jugo? ?Sopa?
Josie sacudio la cabeza:
– Creo que solo necesito dormir un poco mas.-Cerro los ojos para que su madre entendiera el mensaje.
Espero hasta que oyo que el coche se alejaba, e incluso se quedo diez minutos mas en la cama para asegurarse de que realmente estaba sola. Entonces salio de la cama y encendio la computadora. Busco en Google «abortivo», la palabra que habia buscado ya el dia anterior, y que significaba «algo que interrumpe el embarazo».
Josie habia estado pensando en ello. No era que no quisiera un bebe; ni tampoco que no quisiera un bebe de Matt. Lo unico que sabia con certeza era que aun no queria tener que tomar esa decision.
Si se lo dijera a su madre, esta proferiria maldiciones y gritaria y luego encontraria la forma de llevarla a un programa de planificacion familiar o a la consulta del medico. A decir verdad, no eran las maldiciones ni los gritos lo que preocupaba a Josie, sino darse cuenta de que si su propia madre hubiera hecho eso hacia diecisiete anos, Josie ni siquiera estaria viva como para estar teniendo ese problema.
Incluso habia contemplado la idea de ponerse en contacto con su padre otra vez, lo cual hubiera supuesto una enorme cuota de humildad. El no habia querido que Josie naciera, asi que, en teoria, probablemente se tomaria la molestia de ayudarla a abortar.
Pero.