vuelta en la oscuridad, con dolor de pies y una rebeca que no la protegia suficientemente del frio. Solo se oia el rumor de las cuentas de madera de su collar y el sonido amortiguado de los televisores en las casas ante las que pasaba.

De pronto, se pregunto: «?Barry lo sabia?»

Nunca se le habia ocurrido que su marido pudiese haberle contado a Barry el gran secreto de su vida, esa cosa podrida que yacia enterrada en el fondo de su matrimonio. Colin y ella nunca lo hablaban siquiera, aunque habia cierto tufo que empanaba muchas conversaciones, sobre todo ultimamente.

Esa noche, sin embargo, a Tessa le habia parecido captar una velada mirada de Mary al oir mencionar a Fats…

«Estas agotada, imaginas cosas», se reprocho. Los habitos de secretismo de Colin eran tan intensos, estaban tan arraigados, que nunca se lo habria contado a nadie; ni siquiera a Barry, al que idolatraba. Tessa se horrorizo al pensar que Barry lo hubiera sabido… que el motivo de su amabilidad hacia Colin pudiese haber sido la lastima que le daba lo que ella, Tessa, habia hecho…

Cuando entro en la sala de estar, encontro a su marido sentado delante del televisor, con las gafas puestas y las noticias de fondo. Tenia un fajo de papeles impresos en el regazo y un boligrafo en la mano. Para alivio de Tessa, no habia rastro de Fats.

—?Como esta Mary?

—Bueno, ya sabes… no muy bien —respondio Tessa. Se dejo caer en una de las viejas butacas con un debil gemido de alivio y se quito los gastados zapatos—. Pero el hermano de Barry se esta portando de maravilla.

—?En que sentido?

—Bueno, ya sabes… esta echando una mano.

Cerro los ojos y se masajeo la nariz y los parpados con el indice y el pulgar.

—Nunca me ha parecido muy de fiar —oyo decir a Colin.

—?De veras? —repuso Tessa desde las profundidades de su voluntaria oscuridad.

—Si. ?Te acuerdas de cuando dijo que vendria a arbitrar aquel partido contra el instituto de Paxton? ?Y se desdijo con media hora de antelacion y Bateman tuvo que hacerlo por el?

Tessa lucho contra el impulso de estallar. Colin tenia la costumbre de juzgar a la gente basandose en primeras impresiones, en actos aislados. Nunca parecia captar la inmensa mutabilidad de la naturaleza humana, ni apreciar que detras de cada rostro anodino habia un mundo interior inexplorado y unico como el suyo.

—Bueno, pues se esta portando estupendamente con los ninos —dijo con cautela—. Tengo que irme a la cama.

Pero no se movio, permanecio sentada concentrandose en los dolores que sentia en distintas partes del cuerpo: pies, rinones, hombros.

—Tess, he estado pensando.

—?Hum?

Las gafas empequenecian los ojos de Colin hasta proporciones de topo, de forma que su frente alta, con entradas y huesuda, se veia aun mas pronunciada.

—En todo lo que Barry trataba de hacer en el concejo parroquial. Todas las cosas por las que luchaba. Los Prados, la clinica para drogodependientes… Llevo todo el dia pensando en eso. —Inspiro profundamente—. Tengo mas o menos decidido que voy a seguir con su obra.

Una oleada de recelos inundo a Tessa y la clavo a la butaca, dejandola momentaneamente sin habla. Se esforzo por mantener una expresion de neutralidad profesional.

—Estoy seguro de que es lo que habria querido Barry —anadio Colin. Tras su extrana excitacion se advertia que estaba a la defensiva.

«Barry nunca habria querido, ni por un instante, que hicieras algo asi —dijo la voz interior mas sincera de Tessa—. Habria sabido que eres la ultima persona que deberia hacerlo.»

—Caramba —repuso—. Bueno, ya se que Barry era muy… pero supondria un compromiso enorme, Colin. Y Parminder no se ha ido a ninguna parte. Sigue ahi, y todavia trata de hacer todo lo que Barry queria.

«Deberia haber llamado a Parminder —penso Tessa al decir eso, con un nudo de culpabilidad en el estomago—. Dios mio, ?como no se me ha ocurrido llamar a Parminder?»

—Pero necesitara apoyo; no podra enfrentarse a todos ella sola —insistio Colin—. Y te garantizo que Howard Mollison estara ahora mismo seleccionando a algun titere para reemplazar a Barry. Es probable que ya…

—Oh, Colin…

—?Apuesto a que ya lo tiene! ?Ya sabes como es! —Los papeles, ignorados, cayeron de su regazo al suelo en una fluida catarata blanca—. Quiero hacer esto por Barry. Retomare su obra donde el la dejo. Me asegurare de que todas las cosas por las que trabajo no acaben esfumandose. Conozco los argumentos. Siempre dijo que le habian dado oportunidades que por si mismo nunca habria tenido, y mira cuanto le devolvio a la comunidad. Estoy decidido a presentarme. Manana mismo voy a ver que pasos hay que seguir.

—Muy bien —dijo Tessa.

Anos de experiencia le habian ensenado que no convenia oponerse a Colin en los primeros ramalazos de entusiasmo, pues eso no hacia sino afianzarlo en su obcecacion. Esos mismos anos le habian ensenado a Colin que muchas veces Tessa fingia mostrarse de acuerdo como paso previo a empezar a plantear objeciones. Los intercambios de esa indole siempre estaban imbuidos por el tacito y mutuo recuerdo de aquel secreto largo tiempo enterrado. Tessa sentia que le debia algo a su marido. Colin sentia que su mujer le debia algo.

—Quiero hacer esto de verdad, Tessa.

—Lo comprendo, Colin.

Ella se levanto de la butaca, preguntandose si tendria fuerzas para llegar al piso de arriba.

—?Vienes a la cama?

—Dentro de un momento. Primero acabare de echarle un vistazo a esto.

Estaba recogiendo los papeles que habia dejado caer; ese temerario proyecto suyo parecia haberlo llenado de una energia febril.

Tessa se desvistio despacio en el dormitorio. Como si la fuerza de la gravedad hubiera aumentado, le costo gran esfuerzo levantar los miembros, lograr que la recalcitrante cremallera obedeciera. Se puso la bata y fue al cuarto de bano, desde donde oyo a Fats moverse por el piso de arriba. Ultimamente se sentia sola y exhausta cuando mediaba entre su marido y su hijo, que parecian existir de forma completamente independiente, tan ajenos el uno al otro como un propietario y un inquilino.

Fue a quitarse el reloj, y entonces recordo que el dia anterior se lo habia olvidado en algun sitio. Que cansada estaba… no dejaba de perder cosas… y ?como podia haberse olvidado de llamar a Parminder? Llorosa, preocupada y tensa, salio arrastrando los pies camino de la cama.

Miercoles

I

Krystal Weedon durmio las noches del lunes y el martes en el suelo del dormitorio de su amiga Nikki, tras una pelea mas encarnizada de lo normal con su madre. Todo habia empezado cuando Krystal, despues de dar una vuelta con sus amigas por el centro comercial, llego a casa y encontro a Terri hablando con Obbo en la entrada. En los Prados todos conocian a Obbo, un individuo de cara anodina y abotargada, sonrisa desdentada, gafas de culo de botella y una vieja y mugrienta chaqueta de cuero.

—Me los guardas un par de dias, ?vale, Ter? Y te sacas unos billetes.

—?Que te tiene que guardar? —quiso saber Krystal.

Robbie salio de entre las piernas de Terri y se agarro con fuerza a las rodillas de Krystal. A Robbie no le

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