de Krystal, sin duda. La directora felicito al equipo ante todo el instituto en la siguiente reunion de alumnos y profesores (Krystal paso un poco de nervios, porque Nikki y Leanne se habian reido), y todos las aplaudieron. Que Winterdown le hubiera dado una paliza al St. Anne era todo un hito.
Pero todo eso habia pasado a la historia: los trayectos en coche, los entrenamientos de remo, las entrevistas para el periodico local. A Krystal la habia atraido la idea de volver a salir en el periodico. El senor Fairbrother le habia dicho que estaria con ella cuando la entrevistaran. Ellos dos solos.
—Pero ?de que querran que les hable?
—De tu vida. Les interesa tu vida.
Como las famosas. Krystal no tenia dinero para comprarse revistas, pero las hojeaba en casa de Nikki y en el consultorio medico cuando llevaba a Robbie. Esa vez habria sido mejor que salir en el periodico junto con las otras chicas del equipo. Esa perspectiva la habia emocionado mucho, pero consiguio callarse y no presumir de ello con Nikki ni Leanne, porque queria sorprenderlas. Suerte que no les habia comentado nada. Nunca volveria a salir en el periodico.
Notaba un vacio en el estomago. Intento no seguir pensando en Fairbrother mientras iba por la casa limpiando con poca habilidad pero obstinadamente. Entretanto, su madre, sentada en la cocina, fumaba y miraba por la ventana de atras.
Poco antes del mediodia, una mujer aparco un viejo Vauxhall azul ante la casa. Krystal la vio por la ventana del dormitorio de Robbie. De pelo oscuro y muy corto, llevaba pantalones negros, un collar etnico de cuentas y un inmenso bolso de mano que parecia lleno de carpetas colgado del hombro.
Krystal bajo a toda prisa la escalera.
—?Me parece que es ella! —le grito a Terri, que seguia en la cocina—. ?La asistente!
La mujer llamo a la puerta y Krystal abrio.
—Hola. Soy Kay, la sustituta de Mattie. Tu debes de ser Krystal.
—Si. —No se molesto en devolverle la sonrisa.
La acompano al salon y se fijo en como contemplaba el precario orden recien impuesto: el cenicero vacio, y los trastos que el dia anterior invadian todos los espacios estaban apretujados en las baldas de una estanteria desvencijada. La moqueta seguia sucia, porque el aspirador estaba estropeado, y la toalla y la pomada de zinc se habian quedado en el suelo, junto con un cochecito de Robbie encima del tarro de pomada. Krystal habia intentado distraer al pequeno con el cochecito mientras le restregaba la pomada en las nalgas.
—Robbie esta en la guarderia —anuncio Krystal—. Lo he llevado yo. Ya le he puesto los calzoncillos. Es que ella siempre vuelve a ponerle panales. Ya le he dicho que no lo haga. Y le he puesto crema en el culo. Se le curara, solo lo tiene un poco rojo.
Kay volvio a sonreirle. Krystal se asomo por la puerta y llamo:
—?Mama!
Terri salio de la cocina y fue a reunirse con ellas. Llevaba una sudadera y unos vaqueros viejos y sucios; su aspecto mejoraba cuando se cubria un poco.
—Hola, Terri —saludo Kay.
—?Que tal? —repuso, y dio una profunda calada al cigarrillo.
—Sientate —le ordeno Krystal, y su madre obedecio, enroscandose en la misma butaca que la vez anterior—. ?Quiere una taza de te o algo? —le ofrecio entonces a la asistente.
—Me encantaria, gracias. —Kay se sento y abrio su carpeta.
Krystal fue rapidamente a la cocina y escucho con atencion para no perderse que le decia la tal Kay a su madre.
—Supongo que no esperabas volver a verme tan pronto, Terri —oyo decir a Kay (tenia un acento raro: parecia de Londres, como el de aquella nina pija que acababa de llegar al instituto y ponia cachondos a la mitad de los chicos)—, pero ayer me quede muy preocupada por Robbie. Me ha dicho Krystal que hoy ha ido a la guarderia.
—Si —confirmo Terri—. Lo ha llevado ella. Ha vuelto esta manana.
—?Ha vuelto? ?De donde?
—Estaba en… Me quede a dormir en casa de una amiga —explico Krystal, regresando presurosa a la sala para contestar personalmente.
—Si, pero ha vuelto esta manana —insistio Terri.
Krystal volvio a la cocina para ocuparse del te. Cuando rompio a hervir el agua, el ruido le impidio distinguir lo que hablaban en la sala. Tan deprisa como pudo, echo leche en las tres tazas, en las que ya habia metido las bolsitas de te, y las llevo, muy calientes, al salon. Llego a tiempo para oir decir a Kay:
—… ayer hable con la senora Harper, la directora de la guarderia…
—Esa guarra… —murmuro Terri.
—Aqui tiene —tercio Krystal, dejando las tazas de te en el suelo y girando una para que el asa apuntara hacia la asistente social.
—Muchas gracias. Terri, la senora Harper me dijo que Robbie ha faltado mucho estos tres ultimos meses. Hace tiempo que no va una semana entera, ?verdad?
—?Que? —se extrano Terri—. No, no ha faltado. Si va. Solo falto ayer. Y cuando estuvo enfermo.
—?Cuando fue eso?
—?Que? Hace un mes… o mes y medio. Mas o menos.
Krystal se sento en el brazo de la butaca de su madre. Miro con hostilidad a Kay desde su posicion elevada, mascando chicle energicamente, los brazos cruzados igual que Terri. La asistente se habia abierto una gruesa carpeta sobre el regazo, y Krystal odiaba las carpetas. Odiaba todo eso que se escribia sobre la gente y que se guardaba para despues utilizarlo en su contra.
—A Robbie lo llevo yo a la guarderia —dijo—. Cuando voy al instituto.
—Bueno, pues segun la senora Harper, la asistencia de Robbie ha descendido mucho —insistio Kay, repasando las notas que habia tomado despues de su conversacion con la directora del jardin de infancia—. El caso es, Terri, que el ano pasado, cuando te devolvieron a Robbie, te comprometiste a llevarlo a la guarderia.
—?Que cono! Yo no…
—Callate, ?vale? —le espeto Krystal. Y dirigiendose a Kay—: Es que estaba enfermo, tenia las amigdalas hinchadas, el medico le receto antibioticos.
—?Y eso cuando fue?
—Hara unas tres semanas. Pero ahora…
—Ayer, cuando vine —dijo Kay dirigiendose otra vez a la madre de Robbie (Krystal masco energicamente y se abrazo el torso como si quisiera protegerse las costillas)—, me parecio que te costaba mucho atender las necesidades de Robbie, Terri.
Krystal miro a su madre. Su muslo era el doble de ancho que el de Terri.
—Que yo no… que yo nunca… —Pero lo penso mejor—. Robbie esta bien.
Una sospecha ensombrecio la mente de Krystal como la sombra del buitre que sobrevuela a su presa.
—Terri, ayer cuando vine, habias consumido, ?verdad?
—?Que cono! Eso es una puta… ?Eres una puta mentirosa! No me habia chutado, joder.
Krystal notaba una opresion en el pecho y le zumbaban los oidos. Obbo debia de haberle pasado a su madre no solo una dosis sino unas cuantas. La asistente social debia de haberla encontrado completamente ciega. Terri daria positivo en Bellchapel la proxima vez, y volverian a darle la patada.
(Y sin metadona, recaerian en aquella situacion de pesadilla en que Terri se tornaba salvaje y abria su desdentada boca para mamarsela a cualquier desconocido con tal de poder saciar la sed de sus venas. Y volverian a llevarse a Robbie, y esa vez quiza para siempre. Krystal llevaba en el bolsillo una fotografia de su hermano con un ano, en un corazoncito de plastico rojo prendido del llavero. Su corazon autentico empezo a latir como cuando remaba a tope, tirando y tirando de los remos para vencer la resistencia del agua, los musculos ardiendole, viendo a las otras remeras deslizarse hacia atras…)
—?Me cago en la puta! —grito, pero nadie la oyo, porque Terri seguia gritandole a Kay, que continuaba sentada con la taza en las manos, impasible.
—?No me he chutado, joder, no tienes ninguna prueba…!
—?Eres gilipollas! —solto Krystal levantando aun mas la voz.