—?Que no me he chutado, cono! ?Es mentira! —chillo Terri como un animal atrapado en una red, retorciendose, enredandose cada vez mas—. Que no me he vuelto a chutar, ?vale? Que nunca…

—?Te van a echar otra vez de la puta clinica, gilipollas!

—?A mi no me grites!

—Muy bien —dijo Kay en voz alta para hacerse oir por encima de la lluvia de exabruptos; dejo su taza en el suelo y se levanto, asustada por lo que habia desatado, y entonces grito—: ?Terri! —con verdadera alarma, porque la mujer se habia incorporado en la butaca para ponerse medio en cuclillas en el otro brazo, de cara a su hija; gritaban con las narices casi tocandose, como dos gargolas—. ?Krystal! —anadio al ver que la chica alzaba un puno.

Krystal se levanto bruscamente de la butaca y se aparto de su madre. La sorprendio notar algo humedo y caliente resbalandole por las mejillas; penso que era sangre, pero eran lagrimas, solo lagrimas, transparentes y brillantes en las yemas de sus dedos cuando se las enjugo.

—Muy bien —repitio Kay, cada vez mas nerviosa—. Vamos a calmarnos, por favor.

—Calmate tu, tia —le espeto Krystal.

Temblando, se seco la cara con el antebrazo y luego se acerco de nuevo a la butaca de su madre.

Terri se encogio, pero su hija se limito a agarrar el paquete de tabaco; saco de el un mechero y el ultimo cigarrillo y lo encendio. Dando caladas, fue hasta la ventana y se coloco de espaldas, tratando de contener las lagrimas antes de que volvieran a desbordarse.

—Vale —dijo Kay, que seguia de pie—. A ver si podemos hablar tranquilamente…

—Vete a la mierda —le espeto Terri con voz apagada.

—El que nos importa es Robbie —prosiguio Kay, todavia de pie; no se atrevia a relajarse—. Si estoy aqui es por eso. Para asegurarme de que Robbie esta bien.

—Vale, ha faltado a la guarderia —dijo Krystal desde la ventana—. Tampoco es ningun crimen, joder.

—Ningun crimen, joder —repitio la madre como un debil eco.

—No se trata solo de la guarderia —dijo Kay—. Ayer, cuando lo vi, Robbie estaba incomodo y escocido. Es demasiado mayor para llevar panales.

—?Que ya le he quitado el puto panal! ?Ya te he dicho que ahora lleva calzoncillos! —le espeto Krystal, furiosa.

—Lo siento, Terri —insistio la asistente—, pero ayer no estabas en condiciones de ocuparte tu sola de un nino pequeno.

—Que yo no he…

—Por mi puedes seguir empenada en que no has consumido —la atajo Kay, y por primera vez Krystal percibio algo real y humano en la voz de aquella mujer: fastidio, exasperacion—. Pero en la clinica te haran analisis. Y sabes perfectamente que vas a dar positivo. Dicen que es tu ultima oportunidad, que si fallas volveran a echarte.

Terri se seco los labios con el dorso de la mano.

—Mira, ya veo que ninguna de las dos quiere perder a Robbie…

—?Pues entonces no nos lo quites, joder! —salto Krystal.

—No es tan sencillo —continuo Kay. Se sento, recogio la pesada carpeta, que se le habia caido al suelo, y volvio a ponersela sobre las rodillas—. El ano pasado, cuando te devolvieron a Robbie, habias dejado la heroina. Te comprometiste a no consumir y a seguir el tratamiento, y aceptaste otras condiciones, como llevar al pequeno a la guarderia.

—Y lo lleve…

—Un tiempo —preciso Kay—. Lo llevaste un tiempo, pero un esfuerzo aislado no basta, Terri. Despues de lo que vi ayer cuando vine, y despues de hablar con tu asistente de toxicomanos y con la senora Harper, me temo que tendremos que volver a estudiar la situacion.

—?Y eso que quiere decir? —tercio Krystal—. Otra puta revision del caso, ?eh? ?Y para que? ?Para tocar los cojones! Robbie esta bien, yo me ocupo de el… ?Que te calles, joder! —le grito a su madre, que intentaba interrumpirla desde la butaca—. Ella no… Yo me ocupo de el, ?vale? —le solto a Kay, muy colorada, los ojos perfilados con kohl anegados en lagrimas de rabia, dandose en el pecho con un dedo.

Krystal habia ido a visitar a Robbie con regularidad a la casa de su familia de acogida durante el mes que el crio paso alli. El nino la abrazaba, le pedia que se quedara a cenar, lloraba cuando su hermana se marchaba. Para ella habia sido como si le arrancaran el corazon y se lo quedaran como rehen. Krystal habria preferido que hubieran llevado a Robbie a casa de la abuelita Cath, como hacian con ella cuando era pequena cada vez que Terri se derrumbaba. Pero la abuelita Cath ya era muy mayor y estaba delicada de salud, no tenia tiempo para ocuparse de Robbie.

—Ya se que quieres a tu hermano y que haces todo lo que puedes por el, Krystal —continuo Kay—, pero no eres su tutora legal…

—?Y por que no? ?Soy su hermana, joder!

—Vale ya —dijo Kay con firmeza—. Mira, Terri, creo que tenemos que afrontar la realidad. En Bellchapel te echaran del programa si te presentas alli diciendo que estas limpia y luego das positivo en los analisis. Eso me lo dejo muy claro por telefono tu asistente de toxicomanos.

Encogida en la butaca, aquella extrana mezcla de nina y anciana con la boca desdentada, Terri miraba al vacio con gesto de afliccion.

—Creo que la unica manera de evitar que te echen seria que admitieras haber consumido, reconocieras tu error y te comprometieras a reformarte.

Terri se limito a mirarla fijamente. Mentir era la unica forma que conocia de enfrentarse a sus muchos acusadores. «Si, vale, claro que si, como quieras»; y luego: «No, yo no, yo nunca, yo jamas…»

—?Tenias algun motivo concreto para consumir heroina esta semana, cuando ya estas tomando una dosis muy alta de metadona?

—Si —tercio Krystal—. Si: que vino Obbo, y mi madre nunca le dice que no a nada.

—Que te calles —dijo Terri sin acalorarse.

Parecia querer asimilar lo que estaba proponiendole Kay, aquel extrano y peligroso consejo de que admitir la verdad podia beneficiarla.

—?Obbo? —repitio Kay—. ?Quien es Obbo?

—El puto camello —contesto Krystal.

—?Tu camello? —pregunto Kay.

—Callate —volvio a ordenarle Terri a su hija.

—Pero ?por que cono no le dijiste que no? —la increpo Krystal.

—Vale ya —zanjo Kay—. Terri, voy a volver a llamar a tu asistente para toxicomanos. Intentare persuadirla de que seria beneficioso para la familia que no abandonaras el programa.

—?Ah, si? —dijo Krystal, perpleja.

Kay le parecia una borde, mas borde que aquella madre de acogida, con su cocina inmaculada, que hablandole con dulzura solo conseguia que se sintiera una desgraciada.

—Si. Pero ten en cuenta, Terri, que para nosotros, para el equipo de Proteccion de la Infancia, esto es muy grave. Vamos a tener que vigilar muy de cerca la situacion familiar de Robbie. Necesitaremos comprobar que hay un cambio, Terri.

—Vale, tia —repuso Terri, consintiendo como solia hacer, con todo y con todos.

Pero Krystal intervino:

—Si, vale. Lo hara. Yo la ayudare. Lo hara.

II

Shirley Mollison iba al hospital South West General de Yarvil todos los miercoles. Alli, ella y varios voluntarios mas realizaban tareas no medicas, como pasar el carrito de los libros entre las camas, arreglar las flores de los pacientes y bajar a la tienda del vestibulo cuando los que no podian levantarse y no recibian visitas necesitaban algo. La actividad favorita de Shirley era ir de cama en cama con su sujetapapeles y su tarjeta de

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