su insondable escote y su aficion a gastarles bromas subidas de tono a los padres de la escuela, Ruth vio en ella una grave amenaza. Durante anos, habia observado con desden como Samantha resaltaba sus enormes pechos cuando hablaba con Vikram Jawanda en las reuniones de padres, y siempre alejaba de ella a Simon, llevandoselo por los laterales del aula, para que no tuvieran ocasion de hablar.

Shirley seguia refiriendo el relato de segunda mano del ultimo viaje de Barry, poniendo enfasis en la rapidez con que Miles habia llamado a la ambulancia, en como habia consolado a Mary Fairbrother, en como se habia empenado en quedarse con ella en el hospital hasta que llegaran los Wall. Ruth escuchaba atentamente, aunque con cierta impaciencia; su amiga resultaba mas entretenida cuando enumeraba los defectos de Samantha que cuando ensalzaba las virtudes de Miles. Ademas, se moria de ganas de contarle una cosa importante. Asi que, en cuanto Shirley llego al punto en que Miles y Samantha cedian el escenario a Colin y Tessa Wall, Ruth se colo con decision:

—Entonces ha quedado una plaza libre en el concejo parroquial.

—Se llama plaza vacante —le aclaro Shirley gentilmente.

Ruth inspiro hondo.

—Simon se esta planteando presentarse como candidato —anuncio entonces con voz emocionada.

Shirley sonrio maquinalmente, arqueo las cejas en un gesto de educada sorpresa y tomo un sorbo de te para ocultar su cara. Ruth no advirtio que sus palabras habian turbado a su amiga. Daba por hecho que a esta le encantaria imaginarse a sus maridos sentados juntos en el concejo parroquial, y abrigaba vagas esperanzas de que la ayudara a ver cumplido ese objetivo.

—Me lo conto anoche —continuo Ruth, dandose importancia—. Lleva un tiempo planteandoselo.

Ruth habia alejado de su pensamiento otras cosas que habia mencionado Simon, como la posibilidad de aceptar sobornos de Grays para que siguieran asignandoles contratas; hacia lo mismo con todas las artimanas de su marido, con sus pequenos delitos.

—No sabia que a Simon le interesara implicarse en el gobierno local —comento Shirley con simpatia.

—Ah, pues si —dijo Ruth, aunque ella tampoco lo sabia—, esta entusiasmado con la idea.

—?Sabes si ha hablado con la doctora Jawanda? —indago Shirley, y bebio otro sorbo de te—. ?Ha sido ella quien le ha propuesto presentarse?

Esa pregunta desconcerto a Ruth, y la perplejidad se le reflejo en la cara.

—No, no creo que… Hace una eternidad que Simon no va al medico. Bueno, quiero decir que esta muy bien de salud.

Shirley sonrio. Si Simon actuaba solo, sin el apoyo de la faccion encabezada por Jawanda, seguramente la amenaza que planteaba era insignificante. Hasta se compadecio de Ruth, pues le aguardaba una desagradable sorpresa. A Shirley, que conocia a todas las personas importantes de Pagford, le habria costado reconocer al marido de Ruth si lo hubiera visto entrar en la tienda de delicatessen: ?quien demonios creia la pobre Ruth que iba a votarlo? Por otra parte, Shirley sabia que habia una pregunta rutinaria que Howard y Aubrey agradecerian que formulara.

—Simon ha vivido siempre en Pagford, ?verdad?

—No, no. Nacio en los Prados —dijo Ruth.

—Ah.

Retiro la tapa de papel de aluminio del yogur, cogio una cucharada y se la metio en la boca con aire pensativo. Era bueno saber, independientemente de sus perspectivas electorales, que habia muchas probabilidades de que Simon tuviera tendencias pro-Prados.

—?Como presentas tu candidatura, a traves de la pagina web? —pregunto Ruth, sin perder la esperanza de un ultimo impulso de entusiasmo y apoyo.

—Si, creo que si —respondio Shirley de forma imprecisa.

III

Andrew, Fats y veintisiete alumnos mas pasaron la ultima hora de la tarde del miercoles en lo que Fats llamaba «matematicas para tarugos». Se trataba del penultimo grupo de matematicas, asignado a la profesora mas incompetente del departamento: una joven con la cara llena de manchas, recien salida de la escuela de Magisterio, incapaz de mantener el orden y a la que los alumnos ponian a menudo al borde de las lagrimas. A Fats, que el ano anterior se habia propuesto rendir por debajo de su capacidad, lo habian bajado del primer grupo de la lista a matematicas para tarugos. Andrew, a quien los numeros nunca se le habian dado bien, vivia con el temor de que lo bajaran al ultimo grupo, con Krystal Weedon y su primo Dane Tully.

Andrew y Fats se sentaron juntos al fondo del aula. De tanto en tanto, cuando se cansaba de distraer a la clase con sus payasadas o alterar aun mas el ambiente, Fats ensenaba a Andrew a hacer una suma. El ruido era ensordecedor. La senorita Harvey gritaba para hacerse oir por encima del vocerio, suplicandoles que se callaran. Las hojas de ejercicios estaban pintarrajeadas y llenas de dibujos obscenos; los alumnos no paraban de levantarse y acercarse a otros pupitres, arrastrando ruidosamente las sillas; pequenos misiles volaban por el aula siempre que la senorita Harvey volvia la cabeza. A veces, Fats buscaba excusas para pasearse imitando los andares de Cuby, cabeceando y dando saltitos con los brazos pegados al cuerpo. Alli Fats daba rienda suelta a su humor mas burdo; en las clases de lengua, donde Andrew y el estaban en el grupo de los aventajados, no se molestaba en utilizar a Cuby como material de referencia.

Sukhvinder Jawanda se sentaba justo delante de Andrew. Cuando iban a la escuela primaria, Andrew, Fats y los otros chicos solian tirarle de la larga trenza negra; era lo que tenian mas a mano cuando jugaban al corre que te pillo, y suponia una tentacion irresistible verla colgando, como ahora, en su espalda, donde no podian verla los profesores. Pero Andrew ya no sentia deseos de estirarsela, ni de tocar ninguna otra parte del cuerpo de Sukhvinder; era una de las pocas chicas por las que su mirada resbalaba sin despertarle el menor interes. No habia visto el fino y oscuro vello que tenia sobre el labio superior hasta que Fats le hizo fijarse en el. La hermana mayor de Sukhvinder, Jaswant, tenia un cuerpo agil y curvilineo, una cintura estrecha y una cara que, antes de la aparicion de Gaia, Andrew encontraba hermosa, de pomulos prominentes, piel tersa y dorada y ojos almendrados castano claro. Como es logico, Jaswant siempre habia estado muy lejos de su alcance: era dos anos mayor que el y la alumna mas inteligente de sexto, y se la notaba plenamente consciente de sus atractivos y de las erecciones que estos provocaban.

Sukhvinder era la unica persona en el aula que no hacia ningun ruido. Con la espalda encorvada y la cabeza casi pegada a la hoja, parecia totalmente concentrada, encerrada en su propio mundo. Se habia estirado la manga izquierda del jersey hasta cubrirse la mano con el puno. Su absoluta quietud resultaba casi ostentosa.

—La gran hermafrodita permanece inmovil y callada —murmuro Fats con los ojos fijos en la nuca de Sukhvinder—. Dotada de bigote, y sin embargo tambien de grandes mamas, los cientificos siguen sin lograr descifrar las contradicciones de este peludo especimen de mujer-hombre.

Andrew solto una risita, aunque con cierta incomodidad. Le habria resultado mas divertido si hubiera estado seguro de que Sukhvinder no podia oir lo que decia su amigo. La ultima vez que habia estado en casa de Fats, este le habia ensenado los mensajes que enviaba con regularidad a la pagina de Facebook de Sukhvinder: buscaba en internet informacion e imagenes sobre el hirsutismo, y todos los dias le enviaba una cita o una fotografia.

Era divertido, pero a Andrew lo incomodaba. En sentido estricto, Sukhvinder no hacia nada para merecer aquello: era una presa demasiado facil. Andrew preferia que Fats dirigiera su mordacidad hacia personas con autoridad, creidas o pedantes.

—Separada del resto de la manada de ejemplares barbudos con sujetador —dijo Fats—, entregada a sus pensamientos, se pregunta si le quedaria bien una perilla.

Andrew rio, aunque luego se sintio culpable. Entonces Fats perdio el interes y se concentro en transformar todos los ceros de su hoja de ejercicios en anos fruncidos. Andrew siguio tratando de adivinar donde debian ir las comas de los decimales y pensando en el viaje en el autobus escolar hasta su casa y en Gaia. Siempre le costaba mucho encontrar un asiento desde donde tenerla en su campo visual durante el trayecto, porque, normalmente, ella ya estaba rodeada de otros estudiantes cuando el llegaba, o se habia sentado demasiado lejos. Aquel

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