Andrew sabia que aspecto presentaba una mujer desnuda, porque en el ordenador de la buhardilla de Fats no habia control parental alguno. Juntos habian explorado todo el porno de acceso gratis: vulvas afeitadas, con labios rosaceos que se abrian para mostrar profundas y oscuras hendiduras; nalgas abiertas que revelaban anos como botones fruncidos; bocas con mucho pintalabios de las que goteaba semen. La excitacion de Andrew se multiplicaba por el terror de saber que solo se oia aproximarse a la senora Wall cuando sus pisadas crujian en el segundo tramo de escalera. A veces encontraban cosas raras que los hacian partirse de risa, aunque el no estuviera seguro de si le excitaban o le repelian (latigos y sillas de montar, arneses, sogas, medias y ligueros; y en una ocasion, en la que ni siquiera Fats habia conseguido reir, primeros planos de artilugios sujetos con tornillos, agujas sobresaliendo de carnes blandas y rostros de mujer congelados en gritos de terror).
Juntos, Fats y el se habian convertido en expertos en pechos operados, enormes, turgentes y redondos.
—Silicona —senalaba uno de los dos como si tal cosa, cuando estaban sentados ante el ordenador con la puerta bien cerrada entre ellos y los padres de Fats.
La rubia de la pantalla, montada a horcajadas sobre un hombre peludo, levantaba los brazos, con los grandes pechos de pezones marrones colgando sobre la estrecha caja toracica como bolas de bolera, con unas finas lineas purpureas y brillantes bajo cada uno que mostraban por donde se habia introducido la silicona. Mirandolos, casi se percibia que tacto tendrian: firmes como pelotas de futbol bajo la piel. Andrew no lograba imaginar nada mas erotico que un pecho natural; suave, esponjoso y quiza un poco gomoso, con los pezones erectos (eso esperaba) en contraste.
Y todas esas imagenes bullian en sus pensamientos por las noches, mezcladas con las posibilidades que ofrecian las chicas reales, las chicas de carne y hueso, y lo poco que uno conseguia notar a traves de la ropa si lograba acercarse lo suficiente. Niamh era la menos guapa de las gemelas Fairbrother, pero tambien la que se habia mostrado mas dispuesta en el abarrotado salon de actos durante la fiesta de Navidad. Medio ocultos por el mohoso telon en un recoveco del escenario, se habian apretado uno contra el otro y el le habia metido la lengua en la boca. Sus manos no habian llegado mas alla del cierre del sujetador, porque ella no cesaba de apartarse. A Andrew lo habia impulsado especialmente la certeza de que alli fuera, en algun rincon oscuro, Fats estaba llegando mas lejos que el. Y ahora Gaia ocupaba y desbordaba todos sus pensamientos. Era la chica mas sexy que habia visto en toda su vida, pero tambien la fuente de otro anhelo inexplicable. Al igual que ciertos acordes y ciertos ritmos, Gaia Bawden lo hacia estremecer.
Encendio otro cigarrillo con la colilla del primero, que luego arrojo al agua. Entonces oyo el familiar sonido de algo que se arrastraba, y se inclino para ver a Fats, todavia con el traje del funeral, con los miembros extendidos sobre la pared de roca, moviendose despacio, de asidero en asidero, por la estrecha ribera hacia la cueva.
—Fats.
—Arf.
Andrew encogio las piernas para que pudiese saltar al interior del Cubiculo.
—Me cago en la leche —solto Fats cuando hubo entrado a gatas.
Con sus torpes movimientos y aquellos miembros largos recordaba a una arana, y el traje negro acentuaba su delgadez.
Andrew le tendio un cigarrillo. Fats siempre los encendia como azotado por el viento, protegiendo la llama con una mano y frunciendo el entrecejo. Dio una buena calada, exhalo un anillo de humo hacia el exterior del Cubiculo y se aflojo la corbata gris oscuro. Al fin y al cabo, se veia mayor y no tan ridiculo con aquel traje, ahora manchado de tierra en las rodillas y los punos por el trayecto hasta la cueva.
—Cualquiera diria que estaban liados —dijo Fats despues de darle otra buena calada al pitillo.
—Cuby esta muy afectado, ?no?
—?Afectado? Tiene un puto ataque de histeria. Si hasta le ha dado hipo y todo. Esta peor que la viuda, joder.
Andrew rio. Fats exhalo otro anillo de humo y se tironeo de una de sus enormes orejas.
—Me he largado antes de tiempo. Todavia no lo han enterrado.
Fumaron un rato en silencio, ambos contemplando el fangoso rio. Mientras daba otra calada, Andrew considero las palabras «Me he largado antes de tiempo», y la autonomia que Fats parecia tener en comparacion con el. Simon y su ira se interponian entre Andrew y la libertad: en Hilltop House, uno a veces se ganaba un castigo solo por estar presente. La imaginacion de Andrew se habia visto atraida en cierta ocasion por un modulo de la asignatura de filosofia y religion que estudiaba los dioses primitivos en toda su violencia e ira arbitraria, y los intentos de las antiguas civilizaciones por aplacarlas. Habia pensado entonces en la naturaleza de la justicia tal como el la conocia: su padre como un dios pagano y su madre como la sacerdotisa del culto, que trataba de interpretar e interceder, normalmente sin exito, y que sin embargo insistia, pese a las pruebas en contra, en que su deidad era en el fondo magnanima y razonable.
Fats apoyo la cabeza contra la pared de piedra y exhalo anillos de humo hacia el techo. Estaba pensando en lo que queria decirle a Andrew. Durante todo el funeral habia ensayado como empezar, mientras su padre tragaba saliva y sollozaba con el panuelo en la mano. Fats estaba tan excitado ante la perspectiva de contarle aquello que le costaba contenerse; pero no queria precipitarse. Hablar de ello tenia casi tanta importancia como el hecho en si. No queria que Andrew pensara que habia corrido hasta alli para contarselo.
—Ya sabes que Fairbrother estaba en el concejo parroquial, ?no? —dijo Andrew.
—Aja —contesto Fats, y se alegro de que el otro iniciara una conversacion.
—Pues Simoncete anda diciendo que va a presentarse para ocupar su plaza.
—?Simoncete? —Fats lo miro frunciendo el entrecejo—. Pero ?que mosca le ha picado?
—Cree que Fairbrother aceptaba sobornos de un contratista. —Andrew habia oido a su padre hablandolo con su madre esa manana en la cocina. En su opinion, eso lo explicaba todo—. O sea, quiere un trozo del pastel.
—Ese no fue Barry Fairbrother —repuso Fats, riendo y tirando la ceniza al suelo de la cueva—. Y tampoco fue en el concejo parroquial. Fue un tio de Yarvil, un tal Frierly o algo asi. Estaba en el consejo supervisor del instituto Winterdown. A Cuby le dio un ataque, con la prensa local llamandolo para que hiciera declaraciones y tal. A Frierly acabaron trincandolo. ?Simoncete no lee el
Andrew lo miro fijamente.
—Tipico suyo, joder.
Apago el cigarrillo en el suelo de tierra, avergonzado por tener un padre tan idiota. Simon habia vuelto a entenderlo todo al reves. Echaba pestes de la comunidad local, burlandose de sus preocupaciones, y se sentia orgulloso de vivir aislado en su punetera casita de la colina; y entonces le llegaba una informacion falsa y decidia exponer a su familia a la humillacion basandose en ella.
—Este Simoncete es un puto corrupto, ?eh? —comento Fats.
«Simoncete» era el apodo que le habia puesto Ruth a su marido. Fats la habia oido utilizarlo una vez, cuando fue a cenar a su casa, y desde entonces no lo habia llamado de otra manera.
—Pues si —respondio Andrew, preguntandose si podria disuadir a su padre de presentarse si le contaba que se habia confundido de hombre y de organismo.
—Vaya coincidencia, porque Cuby tambien va a presentarse. —Exhalo por la nariz con la vista fija en la rocosa pared sobre la cabeza de Andrew—. ?A quien crees tu que preferiran los votantes, al hijoputa o al gilipollas?
Andrew rio. De pocas cosas disfrutaba tanto como de oir a su amigo llamar «hijoputa» a su padre.
—Y ahora echale un vistazo a esto —anadio Fats, poniendose el pitillo entre los labios y palpandose las caderas, aunque sabia que llevaba el sobre en el bolsillo interior de la americana—. Aqui esta. —Lo saco para ensenarle el contenido a Andrew: una mezcla pulverulenta de cogollos marrones del tamano de granos de pimienta, ramitas secas y hojas. Luego anuncio—: Es sinsemilla.
—?Y eso que es?
—Pequenos brotes de la planta madre de la marihuana, sin fertilizar, especialmente preparada para el placer del fumador.
—?Que diferencia hay entre eso y lo de siempre? —quiso saber Andrew, con el que Fats habia compartido varios pedazos de hachis negro y ceroso en el Cubiculo.