Fats se limito a mirarlo con una sonrisita en los labios. Su actitud era provocadora y mordaz.
—?A que? —pregunto.
—?Te…? —Colin busco las palabras, cada vez mas rojo—. ?Te acuestas con Krystal Weedon?
—No supondria ningun problema que lo hiciera, ?verdad? —respondio Fats, y miro a su madre—. Todos tratais de ayudar a Krystal, ?no?
—Ayudarla no…
—?No intentais mantener abierta esa clinica para drogadictos y ayudar asi a la familia de Krystal?
—?Que tiene que ver con…?
—No veo que problema hay con que salga con ella.
—?De verdad estas saliendo con Krystal? —intervino Tessa con acritud. Si Fats queria llevar la disputa a su terreno, le plantaria cara—. Vamos, ?de verdad vas a sitios con ella, Stuart?
Su sonrisita la asqueaba. Ni siquiera estaba dispuesto a fingir un poco de decencia.
—Bueno, no lo hacemos ni en su casa ni en la mia, asi que…
Colin levanto un puno y lo descargo contra la mejilla de Fats, cuya atencion se centraba en su madre, y lo pillo desprevenido; el chico se tambaleo hacia un lado, dio contra el escritorio y resbalo hasta caer al suelo. Un instante despues se habia puesto en pie, pero Tessa ya se habia colocado entre los dos, de cara a su hijo.
Detras de ella, Colin repetia:
—Seras cabron… Seras cabron…
—?Ah, si? —dijo Fats, que ya no sonreia—. ?Pues prefiero ser un cabron que un gilipollas como tu!
—?No! —grito Tessa—. Colin, sal de aqui. ?Sal de aqui!
Horrorizado, furioso y muy alterado, Colin dudo unos instantes, pero luego abandono impetuoso la habitacion y lo oyeron trastabillar en las escaleras.
—?Como has podido hacer esto? —le susurro Tessa a su hijo.
—?Joder!, ??como he podido hacer que?! —exclamo Stuart, y la expresion de su rostro la alarmo tanto que se apresuro a cerrar la puerta y echar el cerrojo.
—Te estas aprovechando de esa chica, Stuart, y lo sabes, y la forma en que acabas de hablarle a tu…
—Y una mierda —solto Fats, que andaba de aqui para alla, sin asomo ya de calma—. No me estoy aprovechando de ella, ni de cona. Sabe exactamente lo que quiere. Que viva en los putos Prados no significa… La cosa esta clara: Cuby y tu no quereis que me la folle porque pensais que esta por debajo de…
—?Eso no es verdad! —exclamo Tessa, aunque si lo era, y pese a toda su preocupacion por Krystal, esperaba que Fats fuera lo bastante sensato como para ponerse condon.
—Cuby y tu sois unos hipocritas de mierda —solto el sin dejar de pasearse como una fiera enjaulada—. Tanta palabreria sobre ayudar a los Weedon, y luego no quereis que…
—?Basta! —grito Tessa—. ?No te atrevas a hablarme asi! ?No te das cuenta de…? ?Acaso no lo comprendes? ?Tan egoista eres que…?
Tessa no encontraba las palabras. Se dio la vuelta, abrio la puerta de un tiron y se fue dando un sonoro portazo.
Su marcha ejercio un extrano efecto en Fats, que detuvo sus nerviosos paseos y miro fijamente la puerta varios segundos. Luego se hurgo en los bolsillos, saco un cigarrillo y lo encendio, y no se molesto en exhalar el humo hacia la claraboya. Empezo a caminar otra vez por la habitacion, sin control sobre sus propios pensamientos: imagenes entrecortadas desfilaban por su mente en una especie de marea furiosa.
Se acordo de una tarde de viernes, hacia casi un ano, cuando Tessa habia subido alli, a su buhardilla, para decirle que su padre queria llevarlo al dia siguiente a jugar a futbol con Barry y sus hijos.
(—?Que? —pregunto Fats, perplejo. Era una proposicion sin precedentes.
—Quiere que jugueis un poco a la pelota, por pura diversion —explico Tessa, y evito su mirada contemplando con ceno la ropa desparramada por el suelo.
—?Para que?
—A papa le parece que podria estar bien —dijo su madre, y se agacho para recoger una camisa del uniforme escolar—. Declan quiere practicar un poco, me parece. Tiene un partido.
A Fats se le daba bastante bien el futbol. A la gente le sorprendia, creian que tendria que aborrecer el deporte y despreciar los equipos. Jugaba tal como hablaba: habilmente, con ligereza, fingiendose torpe, atreviendose a correr riesgos, sin preocuparse por si derribaba a alguien.
—No sabia que supiera jugar.
—A tu padre se le da muy bien el futbol, cuando nos conocimos jugaba dos dias a la semana —respondio Tessa con irritacion—. Manana a las diez, ?de acuerdo? Te lavare el pantalon de chandal.)
Fats dio una calada al pitillo, recordando a su pesar. No deberia haber accedido a ir. En la actualidad simplemente se habria negado a participar en la payasada de Cuby, se habria quedado en la cama hasta que cesaran los gritos. Un ano antes todavia no sabia muy bien en que consistia ser autentico.
(Salio de casa con Cuby y soporto un trayecto a pie de cinco minutos, ambos sin decir palabra y plenamente conscientes del abismo que los separaba.
El campo de futbol pertenecia al St. Thomas. Estaba desierto bajo el sol. Se dividieron en dos equipos de tres, porque habia un amigo de Declan pasando el fin de semana en su casa. El amigo en cuestion, que claramente veneraba a Fats, formo equipo con el y Cuby.
Fats y Cuby se pasaban la pelota en silencio, mientras que Barry, seguramente el peor jugador, prorrumpia en gritos y ovaciones con su acento de Yarvil mientras corria de aqui para alla por la zona de juego delimitada con sudaderas. Cuando Fergus marco un gol, Barry corrio hacia el para celebrarlo con un abrazo, pero calculo mal y le dio un cabezazo en la mandibula. Los dos cayeron despatarrados, Fergus gimiendo de dolor y riendo a la vez; Barry, sentado en el suelo, se disculpo entre carcajadas. Fats sonrio de oreja a oreja, pero cuando oyo la risa desagradable y estentorea de Cuby, se dio la vuelta, cenudo.
Y entonces llego aquel momento, aquel vergonzoso y horrible momento, con un empate en el marcador y a pocos segundos del final del partido, en que Fats le arrebato la pelota a Fergus y Cuby grito:
—?Adelante, Stu, chaval!
«Chaval.» Cuby no habia dicho «chaval» en toda su vida. Sono patetico, falso y artificial. Trataba de ser como Barry, de imitar la forma relajada y natural en que este animaba a sus hijos; trataba de impresionar a Barry.
Fats chuto un autentico canonazo y, antes de que la pelota impactara de lleno en la cara estupida y confiada de Cuby y le rompiera las gafas y le brotara una unica gota de sangre bajo el ojo, antes de todo eso, tuvo tiempo de comprender que habia sido a proposito: que habia querido hacerle dano a Cuby y el pelotazo habia sido su justo castigo.)
No habian vuelto a jugar a futbol. Al pequeno experimento fracasado de acercamiento entre padre e hijo se le dio carpetazo, como a otros diez o doce anteriores.
«?Y yo nunca lo quise a el!»
Fats estaba seguro de haberlo oido. Y Cuby se referia a el. Estaban en su habitacion. ?De quien si no iba a estar hablando Cuby?
«Como si me importara una mierda», se dijo Fats. Era lo que habia sospechado siempre. No sabia por que habia notado aquella sensacion de frio en el pecho.
Recogio la silla del ordenador, que se habia volcado durante el incidente, para ponerla en su sitio. La reaccion mas autentica habria sido apartar a su madre de un empujon y partirle la cara a Cuby. Romperle otra vez las gafas. Hacerlo sangrar. Fats estaba indignado consigo mismo por no haberlo hecho.
Pero habia otros metodos. Llevaba anos oyendo cosas. Sabia mucho mas de lo que ellos creian sobre los ridiculos miedos de su padre.
Tenia los dedos mas torpes que de costumbre. Cuando abrio la pagina web del concejo parroquial, la ceniza del cigarrillo que tenia en los labios cayo sobre el teclado. Unas semanas atras, habia buscado informacion sobre las inyecciones SQL y encontrado el codigo que Andrew no habia querido compartir con el. Estudio el foro del concejo durante unos minutos, y entonces, sin dificultad, entro en el sistema con el nombre de Betty Rossiter, lo cambio por el de «El Fantasma de Barry Fairbrother» y empezo a teclear.