La reunion se prolongo otros cuarenta minutos. Una vez terminada, Kay acompano a Parminder al aparcamiento.

—Le agradezco mucho que haya venido personalmente. La mayoria de los medicos de cabecera se limitan a enviar un informe.

—Era mi manana libre. —Lo dijo para quitarle importancia, porque no soportaba quedarse sola en casa sin nada que hacer; pero Kay creyo que lo decia para recibir mas elogios, y se los ofrecio.

Llegaron al coche de la doctora y Kay dijo:

—Usted es miembro del concejo parroquial, ?verdad? ?Le ha pasado Colin los datos de Bellchapel que le di?

—Ah, si. Un dia tendriamos que hablar de eso. Esta en el orden del dia de la proxima reunion.

Pero despues de que Kay le diera su numero de telefono y se marchara, agradeciendole su asistencia una vez mas, Parminder volvio a concentrarse en Barry, el Fantasma y los Mollison. Iba conduciendo por los Prados cuando un sencillo pensamiento que llevaba rato intentando sepultar se colo por fin, traspasando sus defensas.

«Quiza si que estaba enamorada de el.»

III

Andrew se habia pasado horas tratando de decidir que ropa ponerse para su primer dia de trabajo en La Tetera de Cobre. El conjunto que por fin habia elegido colgaba en el respaldo de la silla de su dormitorio. Una pustula de acne particularmente furiosa en la mejilla izquierda habia decidido aumentar de tamano hasta casi reventar, y Andrew habia llegado al extremo de experimentar con el maquillaje de Ruth, que habia cogido a hurtadillas de su comoda.

El viernes por la noche, mientras ponia la mesa en la cocina pensando en Gaia y las cercanas siete horas seguidas de proximidad con ella, su padre volvio del trabajo en un estado que Andrew jamas le habia visto. Simon estaba muy apagado, casi desorientado.

—?Donde esta tu madre?

Ruth salio, muy afanosa, de la despensa.

—?Hola, Simoncete! ?Como…? ?Que pasa?

—Me han despedido. Dicen que por reduccion de plantilla.

Ruth se llevo las palmas a las mejillas con gesto de espanto, y al punto corrio hacia su marido, le echo los brazos al cuello y lo estrecho.

—?Por que? —le susurro.

—Por ese mensaje —contesto Simon—. En la puta pagina web. Tambien se han cargado a Jim y Tommy. O aceptabamos la reduccion, o nos echaban por la puta cara. Y con unas condiciones de mierda. Menos de lo que recibio Brian Grant.

Andrew se quedo muy quieto, y poco a poco fue calcificandose en un monumento de culpa.

—Mierda —dijo Simon, con la cabeza apoyada sobre el hombro de su mujer.

—Ya encontraras otra cosa —le susurro ella.

—Por aqui cerca seguro que no.

Se sento en una silla de la cocina sin quitarse el abrigo, y echo un vistazo alrededor, al parecer demasiado aturdido para hablar. Ruth no se separaba de el, consternada, carinosa y llorosa. Andrew se alegro al detectar en la mirada catatonica de Simon aquel histrionismo exagerado tan propio de el. Eso lo ayudo a no sentirse tan culpable. Siguio poniendo la mesa sin decir nada.

La cena transcurrio en un ambiente lugubre. Paul, informado de la noticia familiar, estaba aterrado, como si su padre pudiera acusarlo a el y responsabilizarlo de su desgracia. Simon se comporto como un autentico martir cristiano durante el primer plato, herido pero muy digno ante una persecucion injustificada.

—Voy a contratar a alguien para que le aplaste la cara a ese hijo de la gran puta —solto de pronto, mientras se llevaba a la boca una cucharada de pastel de manzana, y los demas entendieron que se referia a Howard Mollison.

—Ha aparecido otro mensaje en la pagina web del concejo —informo Ruth con ansiedad—. No has sido el unico, Simon. Shir… Me lo han contado en el trabajo. La misma persona, el Fantasma de Barry Fairbrother, ha escrito algo horrible sobre la doctora Jawanda. Howard y Shirley han pedido a un tecnico que revise la web y, por lo visto, quien esta escribiendo esos mensajes utiliza los datos de usuario de Barry Fairbrother, asi que, por si acaso, los han borrado de la… la base de datos o como se llame…

—?Y eso me va a devolver mi puto empleo?

Ruth no volvio a abrir la boca hasta pasados unos minutos.

A Andrew lo inquieto lo que habia contado su madre. Era preocupante que estuvieran investigando al Fantasma de Barry Fairbrother, y resultaba turbador que alguien hubiera seguido su ejemplo. ?A quien mas que a Fats podia habersele ocurrido utilizar los datos de usuario de Barry Fairbrother? Pero ?que razones podia tener Fats para atacar a la doctora Jawanda? ?O era otra forma de meterse con Sukhvinder? Aquello no le gustaba nada…

—?Y a ti que te pasa? —le pregunto Simon desde el otro lado de la mesa.

—Nada —balbuceo Andrew, pero rectifico—: Es muy fuerte, ?no? Quedarte sin trabajo…

—Ah, ?te parece muy fuerte, ?eh?! —le chillo Simon, y Paul solto la cuchara y se tiro el helado por encima—. ?Limpia eso, Pauline! ?Menudo mariquita estas hecho! —Volvio a mirar a Andrew y anadio—: Ya lo ves, Carapizza, la vida real es esto. ?El mundo esta lleno de canallas que intentan joderte! ?Y tu —dijo, apuntando con el dedo a su hijo mayor— ya estas jodiendo a Mollison, o no hace falta que vuelvas a casa manana por la noche!

—Simon…

Pero el aparto la silla de la mesa y tiro su cuchara, que reboto en el suelo con estrepito, salio de la cocina y cerro de un portazo. Andrew sabia lo que vendria a continuacion, y no se equivocaba.

—Para el es un golpe muy duro —explico Ruth, temblorosa, a sus hijos—. Despues de tantos anos trabajando para esa empresa… Le preocupa pensar como va a mantenernos a partir de ahora.

Al dia siguiente, a las seis de la manana, cuando sono el despertador, Andrew lo apago de un manotazo y salto de la cama. Estaba emocionado como si fuera Navidad. Se lavo y se vistio a toda velocidad, y luego dedico cuarenta minutos a su pelo y su cara, aplicandose base de maquillaje en los granos mas grandes.

Temio que Simon le saliera al paso cuando pasara de puntillas frente a la habitacion de sus padres, pero no fue asi. Tras un rapido desayuno, saco la bicicleta de carreras del garaje y bajo a toda pastilla por la colina hasta Pagford.

Hacia una manana neblinosa que prometia un dia soleado. Las persianas de la tienda de delicatessen todavia estaban bajadas, pero cuando empujo la puerta, esta cedio y se oyo el tintineo de la campanilla.

—?Por aqui no! —grito Howard, y se le acerco bamboleandose—. ?Tienes que entrar por la puerta de atras! ?Quita la bicicleta de ahi y dejala junto a los cubos de basura!

En la parte trasera de la tienda, a la que se accedia por un estrecho callejon, habia un pequeno y humedo patio con suelo de piedra bordeado por altos muros, unos cobertizos con cubos de basura metalicos de tamano industrial, y una trampilla que daba a una escalera de vertigo que conducia al sotano.

—Atala por ahi, donde no estorbe —dijo Howard, que se habia asomado a la puerta trasera, resollando y con la cara perlada de sudor.

Mientras Andrew forcejeaba con el candado de la cadena, Howard se seco la frente con el delantal.

—Bueno, empezaremos por el sotano —dijo, una vez que el chico hubo atado la bicicleta. Senalo la trampilla—. Baja por ahi y mira como estan organizadas las cosas.

Se agacho para asomarse a la trampilla mientras Andrew descendia por la escalera. Howard llevaba anos sin poder bajar a su propio sotano. Maureen solia hacerlo, no sin dificultad, un par de veces por semana, pero ahora que estaba lleno de articulos para la cafeteria, se hacian indispensables unas piernas mas jovenes.

—?Fijate bien en todo! —le grito a Andrew, al que ya no divisaba—. ?Ves donde tenemos las tartas y los productos de bolleria? ?Ves los sacos de cafe en grano y las cajas de bolsitas de te? ?Y los rollos de papel

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