Al doblar la esquina, Emily senalo la puerta de una cafeteria de la que emanaban olores gloriosos que resucitaron el estomago de Ben. Las mesas eran de hierro forjado y estaban tan pegadas las unas a las otras que Ben podia atrapar fragmentos de todas las conversaciones. Ben se sento en una de las mesas y abrio la carta, en la que figuraban mas opciones de cafes que de comida.
– Cuando llegue el verano -le dijo Emily, colocando cuidadosamente aquel portatil del que nunca se separaba-, le voy a pedir al dueno que me deje trabajar aqui.
– Cuando se tienen doce anos, el verano no es para trabajar.
– ?Entonces para que es?
– ?Para salir con los amigos, quiza?
Los ojos de Emily perdieron parte de su luz.
– Preferiria trabajar.
Ben recordaba que su preadolescencia tambien habia sido muy dificil, pero Emily procedia de un mundo completamente diferente.
– ?Que problema tienes con los amigos?
– Ninguno.
– Em.
– Los otros ninos son muy raros.
– ?Raros en que sentido?
– Las chicas estan interesadas por los chicos y a los chicos solo les interesan sus monopatines.
– Bueno, entonces las cosas no han cambiado mucho.
Emily levanto la carta para ocultar su rostro.
– Tengo hambre.
De acuerdo. Ben se inclino hacia delante y le aparto la carta con un dedo.
– Solo dejame decirte una cosa.
– ?Tienes que hacerlo?
– Soy tu padre, si.
Con un dramatico suspiro, Emily dejo la carta sobre la mesa y lo miro con recelo.
– Preocuparme por ti es algo inseparable del hecho de ser tu padre. No puedo evitarlo.
– ?Y quieres evitarlo?
– ?Que quieres decir?
Emily lo miro con los ojos entrecerrados.
– ?Preferirias no tener que preocuparte en absoluto?
?Como habia podido olvidar lo inteligente que era su hija?
– No, no quiero evitarlo, Emily -le tomo la mano al verla desviar la mirada-. Quiero ser tu padre. Me encanta serlo.
– ?Estas seguro?
– Completamente seguro.
Emily sonrio de oreja a oreja. Ben le devolvio la sonrisa.
– Entonces…
– Entonces, estoy bien.
– ?Me lo prometes?
– Te lo prometo.
Pidieron comida suficiente para mantener las arterias bloqueadas durante un mes y Ben se paso todo el desayuno esperando reconocer a Asada o a cualquiera de sus hombres en cualquier rostro.
Y lo odiaba. Odiaba la sensacion de impotencia, de vulnerabilidad.
Despues del desayuno, regresaron paseando a la casa.
– Vamos por aqui -dijo Emily, senalando un callejon.
En el mundo de Ben, un callejon era una trampa mortal.
– Prefiero que rodeemos el edificio y…
– ?Has oido eso? Oh, mira…
Antes de que pudiera detenerla, Emily se adentro en el callejon, dejo el ordenador en el suelo y se levanto con algo en brazos.
Cuando llego Ben a su lado, la nina estaba saltando con aquel pequeno bulto todavia entre sus brazos.
– ?Podemos quedarnoslo? ?Podemos quedarnoslo?
El «lo» en cuestion era el cachorro mas pequeno y mas feo que habia sobre la faz de la tierra.
– Es un perro callejero, no tiene collar. Oh, mira, esta hambriento -Emily miro a su padre-. Es huerfano, papa.
Y un infierno.
– No.
– Pero no podemos dejarlo aqui.
– Claro que podemos. Dejalo en el suelo y nos vamos.
Emily lo miro con desaprobacion.
– Mama dice que eres un heroe, que salvas a la gente. ?Como puedes decir algo asi?
?Rachel habia dicho que era un heroe?
– Em, no podemos llevar un perro a casa.
– Pero yo siempre he querido tener un perro, siempre. Estoy tan sola…
– Em…
– Mira, papa, ?no es precioso? Tenemos que llevarnoslo a casa y darle de comer.
El cachorro, sintiendo su victoria, parecio animarse.
– Por favor, papa…
– Pero tu madre…
– Pensabamos tener un perro, te lo prometo. Justo antes del accidente de mama habiamos decidido ir a rescatar a uno de los perros de la perrera, pero yo he encontrado antes a este.
El cachorro le lamio la mejilla.
– Y, mira, tiene las orejas mas oscuras que el resto de su cuerpo. Es tan bonito… Lo llamaremos Parches.
Parches suspiro encantado y expuso su vientre para que lo acariciaran.
Ben suspiro y se descubrio a si mismo frotando aquella suave barriguita.
– Solo hay un problema, Emily: Parches no es un chico.
Capitulo 7
Diecisiete anos y embarazada. Su padre la mataria. Su madre, su madre se beberia un vaso de vodka y despues se echaria a llorar.
Melanie la cuidaria. La envolveria en un enorme abrazo y despues se ofreceria a llevarla a la misma clinica a la que Rachel la habia acompanado en dos ocasiones.
Pero Rachel no queria considerar siquiera aquella posibilidad. Aunque la alternativa, tener un hijo… ?como iba a hacerlo? Todo lo que ella iba a ser, todo lo que esperaba de si misma, dependia de lo que hiciera durante los proximos anos. Ella queria tener una profesion, queria seguridad, estabilidad. Pero, sobre todo, queria tener un hogar, un hogar estable en South Village.
Y no queria volver a depender nunca de nadie.
Sin embargo, de pronto habia aparecido alguien en su vida que dependia completamente de ella. Pero que podia saber ella de bebes, se pregunto medio histerica. Los bebes necesitaban calor, cuidados y un carino incondicional. Y ella ni siquiera estaba segura de saber lo que aquellas palabras significaban.
Ben le habria dado todas esas cosas. Pero tambien queria arrastrarla por todos los rincones del planeta, sin llegar a establecerse nunca.
Aquella noche, al mirarlo a los ojos, Rachel habia visto el amor que sentia hacia ella y habia estado a punto