Una irracional oleada de celos sorprendio a Mel al ver como miraba Ben a su hermana. El pendiente de plata resplandecia, el pelo caia rebelde sobre su frente. Aquel cuerpo atletico no debia de haber visto ni de lejos un gimnasio, pero el uso que habia dado a sus musculos los mantenia en forma. Todo en el hablaba de rebeldia, de pasion.
?No se daria cuenta Rachel? Un hombre como el estaba hecho para una mujer… como ella.
No para Rachel. Ella necesitaba tranquilidad, calma, amabilidad. Necesitaba estabilidad y seguridad.
Pero no conocia el significado de aquellas palabras. Maldita fuera, verlos alli a los dos, mirandose el uno al otro, era como estar viendo a alguien deslizando la una por una pizarra.
– No estaba llorando -Rachel echo la cabeza hacia atras y miro hacia el techo-. Estaba… no se. Me estaba compadeciendo y fin de la historia. En cualquier caso, eso fue hace semanas. ?Y sabes que? Me estan entrando ganas de comer esas galletas con sabor a aserrin.
Ben sacudio la cabeza.
– Deberias haberme llamado a mi.
– ?Asi que ahora te dedicas a hacer de heroe? -Melanie se echo a reir-. Ese es mi trabajo de los fines de semana, amigo, asi que… -junto las manos e intento parecer hambrienta-, vayamos a por esas galletas y veamos si podemos hacer algo para arreglarlas. Yo apostaria por algo asi como el chocolate o el sirope. Algo que engorde.
Necesitaba algo bien calorico para superar el efecto de las torridas e intensas miradas que Ben le dirigia a Rachel. Necesitaba toda una bandeja de galletas.
Emily se dejo caer en el asiento del abarrotado autobus escolar. Mientras otros ninos paseaban a lo largo del autobus, ella permanecia en su asiento con la mirada perdida, intentando decidir si le importaba o no que nadie se sentara con ella. Y la verdad era que no le importaba lo mas minimo.
Odiaba el colegio. Odiaba a sus profesores, aunque seguramente a ellos les habria sorprendido saberlo. La adoraban porque era una nina callada que jamas causaba problemas.
Pero no la veian. En el colegio nadie la veia. Ella se decia que no importaba, que aquel curso era suficientemente madura como para no importarle el ser diferente. Aunque quiza estuviera equivocada.
– ?Puedo sentarme aqui?
Emily alzo la mirada. Y continuo alzandola. Era aquel chico alto y delgado que iba a clase de historia. Era muy reservado, y tambien un cerebrito. Emily queria preguntarle por ello, queria preguntarle si tambien el se sentia fuera de lugar en aquel colegio en el que lo unico que parecia tener importancia era el deporte, pero nunca se atreveria a hacerlo.
– Emily, ?puedo sentarme aqui?
?Sabia su nombre!
– Eh…
No podia pronunciar palabra. ?No podia pronunciar palabra! ?Que terrible novedad era esa? Se limito a encogerse de hombros y a morderse el labio mientras su companero se sentaba.
– Me llamo Van -se presento mientras dejaba el ordenador a sus pies-. Vamos juntos a clase de historia.
– Si.
?Si? ?Eso era lo unico que se le ocurria?
Van llevaba un disquete en la mano, lo cual significaba que era capaz de manejar un ordenador. A Emily comenzo a latirle violentamente el corazon. Tambien se puso a sudar, algo que realmente le repugno. «Por favor, que no lo note». Al intentar secarse el sudor del labio superior sin que el lo notara, lo unico que consiguio fue tirarle a Van el disquete al suelo.
– Oh -se agacho a por el-, ?lo siento mucho!
Van tambien se inclino y sus cabezas chocaron.
– ?Ay! -exclamo Van, frotandose la frente, pero estaba sonriendo.
Emily no. Emily queria morirse. Froto el disquete contra el pantalon, sintiendo como iba poniendose cada vez mas roja mientras las dos chicas que estaban sentadas detras de ella comenzaban a reirse.
Era oficial. Era un desastre.
– No te preocupes -Van continuaba sonriendo a pesar del golpe-, solo es una copia.
Justo en ese momento, el autobus dio un frenazo y Emily cayo practicamente sobre Van. Dios santo, las cosas ya no podian ir peor. Avergonzada, alzo la mirada hacia su rostro, pero Van continuaba sonriendo de oreja a oreja.
Emily se descubrio a si misma sonriendo tambien. Y sintiendose terriblemente impotente.
«Habla con el», se decia, «preguntale por el disquete. Menciona tu ordenador. ?Di algo! ?Cualquier cosa!».
Tardo cinco minutos en averiguar lo que iba a decir. Habia decidido preguntarle si alguna vez iba al laboratorio de informatica despues de las clases, pero en aquel momento se detuvo el autobus y Van se levanto.
Un desastre.
Faltaban otras tres paradas para que pudiera ahogar su tristeza en Parches y en leche con chocolate y galletas. Abrio la cremallera de la mochila y abrio el ordenador lo suficiente como para poder ver la pantalla. Todavia no podia ver el correo, pero podia releer lo que habia descargado aquella manana.
Le habia escrito Alicia, lamentandose de lo odiosos que eran sus padres, su colegio y su vida en general.
Emily no tenia nada que objetar al respecto. Miro a su alrededor para asegurarse de que nadie la veia y comenzo a teclear:
No queria que Alicia se sintiera demasiado marginada. Ademas, el colegio era odioso, aunque en casa, con sus padres, las cosas se estaban poniendo interesantes. Habia estado haciendo un gran trabajo con ellos, aunque todavia no se habian dado cuenta de que se suponia que tenian que estar juntos. Eran ambos increiblemente cabezotas.
Su padre se ponia verdaderamente grunon cada vez que aparecia Adam. Al verlo, a Emily le entraban ganas de abrazarlo. Pero su madre, su madre no estaba haciendo ningun esfuerzo para llevarse bien con su padre. Y aquello la desesperaba.
Emily sabia que no quedaba bien admitir ese tipo de cosas, pero Dios, cuanto deseaba que sus padres volvieran a estar juntos. Y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguirlo.
En dos ocasiones, se habia cortado el telefono cuando Adam habia llamado para hablar con su madre. Y, mejor aun, habia conseguido convencer a su tia para que la llevara a ver la ultima pelicula de DiCaprio, de modo que sus padres tendrian que quedarse solos.
El autobus se detuvo en su calle. Emocionada, Emily cerro la cremallera y abandono el autobus sin detenerse siquiera para fulminar con la mirada a un solo nino.
Rachel se aparto del caballete y solto una bocanada de aire. El papel continuaba en blanco. Pateticamente en blanco. Era ironico, teniendo en cuenta que aquel dia se encontraba suficientemente bien como para prescindir de los analgesicos.
Y eso significaba que estaba en un verdadero proceso de recuperacion.
Estupendo.
Pero aparentemente, habia perdido su capacidad para plasmar una historieta de Gracie que la ayudara a olvidar la tristeza de su propia vida.
Era una pena.
Y no era solo el trabajo, tenia que admitir. Aquel dia habia sido muy duro desde esa misma manana, cuando Emily no habia querido levantarse de la cama. Rachel sabia que se habia quedado despierta hasta muy tarde con aquel estupido ordenador, pero al senalarlo lo unico que habia conseguido habia sido iniciar una pelea.
Ben habia entrado en aquel momento en el dormitorio y habia conseguido que su hija se levantara de la cama con la promesa de pasar por un
Naturalmente, Emily se habia lanzado a la defensa de su padre, chillando por encima de los ladridos de la perra, que tambien demandaba su atencion y Ben permanecia extremadamente callado. Rachel habia terminado con dolor de cabeza.
Y estaba comenzando a cansarse de preguntarse cuando emprenderia Ben un nuevo viaje. Lo habia visto