– Rachel.
Era solo su nombre, pero lo pronunciaba con una voz tan torturada como la propia Rachel se sentia.
– Olvidalo -dijo, inhalando profundamente-. Sencillamente, olvidalo.
– En aquel momento sabia que tenia que marcharme. Me habian ofrecido el trabajo de mi vida. Lo sabes. Pero jamas pense que tendria que irme sin ti, jamas se me ocurrio pensarlo. Y tampoco que me pedirias que te dejara.
Rachel sabia que en sus ojos brillaban las lagrimas. Y, consciente de que estaba poniendo todo su corazon en su voz, contesto:
– Y jamas se te ocurrio pensar que yo tenia que quedarme con la misma fuerza con la que tu tenias que marcharte.
– Rach -susurro Ben otra vez, dio un paso hacia ella y deslizo la mano por su barbilla-. Lo siento, siento mucho haberte hecho dano.
– Yo tambien -respondio ella suavemente. Y era cierto.
– ?Entonces?
– ?Entonces? -repitio ella con una pequena sonrisa.
La sonrisa con la que le contesto Ben le quito la respiracion.
– ?Crees que podremos llevarnos bien?
– Podemos por lo menos intentarlo.
– Estupendo -Ben deslizo el brazo por su cintura y continuaron avanzando hacia la mesa.
– ?Que has preparado para cenar? -le pregunto Rachel, intentando no pensar en la fuerza y el calor que emanaban del cuerpo de Ben.
– Bueno -Ben inclino la cabeza y curvo los labios en una sonrisa-, yo iba a preguntarte lo mismo.
Ben la ayudo a sentarse y se dirigio al otro extremo de la mesa.
– ?Tienes hambre? -antes de que pudiera contestar, Rachel quito la tapa de una de las humeantes fuentes. Hamburguesas con queso.
No era que Rachel no agradeciera que la cocinaran, pero conociendo las habilidades culinarias de Ben, la sorprendia la sencillez del menu.
– Tiene un aspecto magnifico -dijo Ben, dirigiendole una de sus mortales sonrisas.
A pesar de si misma, Rachel se echo a reir.
– ?Es que no tenian un aspecto magnifico cuando las has cocinado?
A Ben comenzo a helarsele la sonrisa en los labios.
– Pero si no las he hecho yo…
– Pero… yo tampoco.
– Claro que las has hecho tu. He recibido esta nota -saco la nota del bolsillo de la camisa.
Aquel pedazo de papel se parecia sospechosamente al de Rachel. Tras mirarlo con expresion estupefacta, Rachel saco su propia nota y se la tendio.
Ben la leyo, echo la cabeza hacia atras y solto una sonora carcajada. Rachel, que no encontraba la gracia por ningun lado, se reclino en el asiento. Su hija habia vuelto a enganarla.
Ben continuaba riendo.
– Tienes que admitir que ha conseguido enganarnos.
– Oh, claro que si. Y yo voy a encargarme de ella.
– ?Como es posible que esto no te haga gracia?
Era muy sencillo. Toda su vida parecia haber escapado a su control, y le dolia. Imagino estremecida lo que podria haber pasado aquella noche si no hubiera descubierto la verdad, si hubiera continuado creyendo que habia sido Ben el que le habia enviado aquella nota.
Al verla estremecerse, Ben tomo la camisa que habia dejado sobre el respaldo de la silla y se la echo por los hombros.
Rachel cerro los ojos al sentir las manos sobre sus hombros, intentando aliviar la tension de sus musculos.
– Rachel…
Tenia la boca de Ben tan cerca de la oreja que podia sentir el calor de su aliento contra la piel. Y si no hubiera sabido la verdad, probablemente se habria derretido contra el, se habria dejado envolver en aquello que en silencio Ben le estaba ofreciendo, se habria permitido perderse como no habia vuelto a permitirse hacerlo desde… desde la ultima vez que habia estado con el.
Maldita fuera. Se enderezo de nuevo y agarro el tenedor.
– Muy bien -Ben se aparto de ella riendo-, creo que he entendido la indirecta.
– Si hubiera sido una indirecta, habria agarrado el cuchillo.
Ben sonrio y levanto una copa de cristal.
– Por nuestra ingeniosa hija.
– ?No seria mejor brindar por sus payasadas?
– Si -murmuro Ben con mirada intensa-. Y tambien por algo mas, Rach. Por nosotros.
– Mientras estes tu aqui.
– Mientras este yo aqui.
Rachel ignoro la punzada de dolor que atraveso su corazon y asintio ligeramente.
– De acuerdo, en ese caso, brindemos para que no terminemos asesinandonos mientras estemos juntos.
Ben sonrio.
Repentinamente hambrienta, Rachel se inclino sobre la mesa para comer. Sintio en el bolsillo de la camisa de Ben un papel arrugado. Pensando que era otra de las artimanas de su hija, desdoblo el papel, lo abrio y leyo lo que en el habian escrito.
Ben se levanto de la silla en cuanto vio lo que Rachel acababa de hacer, pero ya era demasiado tarde. Rachel alzo la cabeza y lo taladro con una mirada cargada de terror.
– ?Esto que es?
Maldecirse a si mismo no serviria de nada. Mentir, todavia menos. Aun asi, Ben considero ambas posibilidades.
Pero sabia que estaba obligado a decirle la verdad. Probablemente deberia haberlo hecho hacia mucho tiempo. Con mucho cuidado, le quito la nota de Asada, la doblo y se la metio en el bolsillo del pantalon.
– Ben -le temblaba la voz-, ?tienes problemas?
Ben se rasco la barbilla mientras parecia estar considerando su respuesta.
– ?No los tenemos todos normalmente?
– Ben…
– Eh, si, solo estoy pensando como empezar.
– Por el principio -sugirio Rachel con un hilo de voz-. ?Quien te ha escrito esta carta? ?Estas en peligro?
Ben la miro fijamente, estupefacto al darse cuenta de que estaba temblando, de que estaba palida y parecia aterrorizada… por el. Pensaba que era el el que corria peligro…
Agarrandose al baston, Rachel intento levantarse, pero Ben se lo impidio y se puso en cuclillas para que sus rostros pudieran estar al mismo nivel.
– Dimelo -le suplico Rachel-, dime lo que esta pasando.
– Si, de acuerdo.
Ben poso la mano en el brazo escayolado de Rachel, imaginandose a si mismo siendo atropellado por el coche que la habia atropellado a ella. Imaginando el dolor, el miedo, la pesadilla de la estancia en el hospital. Imagino todo lo que Rachel habia pasado e intento imaginar como iba a decirle que todo era culpa suya.
– Hace unos seis meses -comenzo a decir-, yo andaba buscando una nueva historia.
Rachel asintio urgiendolo a continuar. Era evidente que todavia estaba muy preocupada por el.
– Descubri en un rincon remoto del pais que un supuesto sacerdote estaba ganando dinero a traves de sus llamadas misiones de esperanza.
– Si, lei ese articulo. En vez de construir viviendas se embolsaba todo ese dinero, ?verdad?
Lo habia leido. Eso significaba que seguia su trabajo. Probablemente no era aquel el mejor momento para