vibraba de placer. Y en el calor del cuerpo de Ben, que continuaba caldeando su cama. Maldita fuera, habia sabido en todo momento que aquello era algo temporal y se negaba a sufrir por ello o a esperar algo mas.
Pero unos segundos despues, Ben regreso, caminando hacia ella en toda su desnuda gloria y se detuvo al lado de la cama.
– ?Quieres que me vaya? -le pregunto.
Si, gritaba la mente de Rachel, queria que se marchara.
Pero era su cuerpo el que habia tomado las riendas de la situacion, no su cerebro, y, precisamente por eso, Rachel se incorporo y levanto las sabanas.
Ben regreso inmediatamente a sus brazos.
Con un suspiro, Rachel lo estrecho entre ellos y enredo sus piernas con las suyas. Presiono la cara contra su cuello, que olia tan maravillosamente a Ben, y dejo escapar otro suspiro.
– ?Estas bien? -le pregunto Ben, deslizando la mano por su espalda.
– Por ahora si.
– El ahora es lo unico que importa -susurro Ben, y la estrecho con fuerza.
Y si esa respuesta no era una sintesis de sus diferencias, Rachel no sabia que podia llegar a serlo, pero no le importaba.
Viviria el momento, intentaria disfrutarlo como fuera.
Y sus preocupaciones sobre el futuro las dejaria… para el futuro.
Capitulo 17
Ben se desperto con el sol en los ojos y los brazos vacios. No era nada sorprendente, siempre se habia despertado solo. En diferentes camas, por supuesto, en diferentes continentes y en diferentes paises, pero siempre con aquella vaga sensacion de estar echando algo de menos.
Y por fin sabia lo que era:
– Rachel.
La noche anterior habia sido una especie de temblor de tierra. La forma de entregarse de Rachel, su propia manera de responder… Ben esperaba que Rachel no lo odiara por lo ocurrido, porque temia que acababa de enamorarse de ella otra vez.
Pero eso no cambiaba nada. Porque continuaba sin estar preparado para aquella clase de vida. Continuaba sin querer tener una direccion fija y sin querer disfrutar de las mismas vistas cada manana. Y a la luz de aquellos sentimientos, era evidente que habia llegado el momento de abandonar aquella cama de esponjosas almohadas. Dio media vuelta en la cama para tumbarse de espaldas, y el corazon estuvo a punto de salirsele del pecho. Su hija estaba sentada en la cama, sonriendole.
Ben se froto la cara con las manos, se sento en la cama y tuvo todavia la suficiente lucidez como para alegrarse de que la sabana le llegara a la cintura, puesto que estaba completamente desnudo.
– Eh, hola…
Emily continuaba sonriendo.
– ?Que es lo que te parece tan divertido?
– Estas en la cama de mama.
Era cierto. Y no tenia la menor idea de como explicarselo. El no estaba acostumbrado a dormir con una mujer durante toda la noche, entre otras cosas, porque por la manana se despertaba con una terrible sensacion de claustrofobia. Claustrofobia como la que en aquel momento comenzaba a atraparlo.
– Acerca de eso…
– Mama esta abajo, tomandose un cafe y fingiendo que no estas aqui, por si quieres saberlo.
– ?Y como has adivinado que yo estaba aqui?
– Bueno, he subido a buscar una sudadera de mama, y te he encontrado a ti -se levanto de la cama y dio media vuelta-. Creo que voy a decirle a mama que te he encontrado en su dormitorio. Y que estas despierto.
– ?No! -Ben se obligo a forzar una sonrisa para suavizar su tono-. Eh, ?no crees que deberiamos dejar que continuara fingiendo? Ya sabes, que finja que no estoy aqui…
Rachel inclino la cabeza con expresion pensativa.
– Si eso puede ayudar a tu causa.
Ah, asi que el tenia una causa.
– Em…
Emily se acerco a su padre y le dio un enorme abrazo. Al sentirla tan pequena y tan condenadamente dulce, Ben deseo poder retenerla para siempre entre sus brazos.
– Estaba empezando a pensar que no iba a funcionar -suspiro contra su cuello.
Ben poso las manos en su brazo y la separo lo suficiente como para mirarla a la cara.
– Emily, ya se que habias planeado este encuentro, pero tengo que decirte que…
– No me he comportado como debia -admitio-, he sido una manipuladora, lo se. Pero en el fondo, he hecho lo correcto, papa, ahora me doy cuenta. Mama esta radiante, y ella nunca esta radiante, ?ni siquiera cuando se maquilla!
Ben dejo escapar un largo suspiro.
– A lo mejor esta radiante porque tiene frio.
– Papa.
– O porque se esta constipando. Ya sabes, probablemente eso sea todo, esta esforzandose mucho con la rehabilitacion, y esas medicinas que toma le bajan las defensas, y…
– Eres tu, papa. Esta resplandeciente porque estas aqui y lo sabes.
Ben fijo la mirada en su preciosa hija sin saber que decir. Durante la mayor parte de su vida, Emily habia estado fuera de su alcance y, durante el resto, probablemente ocurriria lo mismo. Pero en aquel instante, en aquel preciso instante de tiempo, podia disfrutar de ella. Podia ser algo mas que un padre eventual. De repente, deseo estrechar su relacion con ella, hacer que se convirtiera en algo que mereciera la pena conservar durante los anos que tenian por delante.
Pero no tenia la menor idea de como hacerlo.
Entonces, entro Rachel en el dormitorio. Al ver a Emily sentada en su cama con Ben, estuvo a punto de tropezar.
– Mira lo que me he encontrado, mama, aqui mismo, en tu cama, ?te lo puedes creer?
Ben cerro los ojos y se pregunto como seria Emily cuando tuviera dieciocho anos. El diablo sobre ruedas, penso debilmente.
– Eh…
Rachel parecia haberse quedado sin habla, asi que Ben volvio a abrir los ojos y descubrio a Rachel con expresion de autentico panico.
– ?Si te digo que he venido sonambulo hasta aqui te lo creerias? -le pregunto a Emily.
– No -contesto Emily entre risas.
Rachel elevo los ojos al cielo.
– Emily, nosotros, yo… -se interrumpio con un sonido de desesperacion-. Es verdad, ha venido sonambulo hasta la cama.
Riendose, Emily se recosto contra el cabecero de la cama, al lado de Ben. Este cruzo las piernas y le paso el brazo por los hombros, al tiempo que contemplaba con atencion a su madre.
– De acuerdo, ha venido sonambulo hasta aqui, y, aunque tu normalmente duermes con un ojo abierto, ha conseguido meterse en tu cama sin que te dieras cuenta, ?eso es lo que ha pasado?
– Bueno… -Rachel fulmino a Ben con la mirada. ?Ayudame!, parecia estar gritandole.
– Acerca de esto, Em, -comenzo a decir Ben-, en realidad no es asunto tuyo saber por que estoy aqui. Nosotros somos adultos, tu eres una nina y, a partir de ahora, tendras que llamar antes de entrar en nuestro dormitorio.
Em abrio la boca, y volvio a cerrarla.
– Algo que deberias haber hecho hace cinco minutos.