– Quieres decir que…
– Exactamente. Quiero que repitamos la jugada.
– ?De verdad quieres que vuelva a salir?
– Si, de verdad.
Emily miro a su madre, que a su vez la miro como si la idea la entusiasmara.
– Ya has oido a tu padre.
Emily protesto, pero se levanto. Cuando estaba a medio camino, se volvio.
– ?Sabeis? Tener a los dos padres en la misma casa es un rollo.
– Llama -respondieron los dos al unisono.
Emily salio dando un portazo y Rachel miro a Ben arqueando una ceja. Rachel estaba muy guapa por la manana, advirtio Ben, con el pelo revuelto, las mejillas sonrosadas… y aquella bata que con tanto entusiasmo le habia quitado la noche anterior.
Emily llamo a la puerta y Ben se arrepintio de no haberla enviado un poco mas lejos. A la ciudad, por ejemplo.
– ?No vas a decirle que entre? -le pregunto Rachel.
– Todavia no he encontrado ninguna buena razon por la que pueda explicarle que estoy en tu cama.
– En ese caso, quiza deberias levantarte.
– Si -como si no lo supiera. A reganadientes, Ben se envolvio entre las sabanas y se levanto.
?Donde habia dejado su ropa? La vio en ese momento, tirada en el suelo.
Otra llamada.
– ?Papa? ?Mama?
Rachel estaba mirando fijamente su cuerpo desnudo, con la boca abierta, como si no tuviera aire suficiente en los pulmones.
– Aguanta, Em.
Levanto los vaqueros del suelo y se los puso. La camisa estaba en el otro extremo de la habitacion, encima de la comoda.
Otra llamada, en aquella ocasion mas fuerte.
– ?Papa?
– Em, necesitamos otro minuto.
No apartaba la mirada de lo que habia encontrado debajo de la camisa. Una libreta de dibujo en la que aparecia una preciosa y colorida imagen de la noche de South Village. Las luces, la gente, el cine, las tiendas… todo estaba alli y reproducido con tanto detalle que parecia una fotografia. Absolutamente cautivado, volvio la pagina y el siguiente dibujo hizo que se le encogiera el corazon.
En el aparecian Emily, Parches y el mismo, todos ellos sentados en el pedazo de hierba que habia enfrente de la casa, riendo, acariciandose. Era una imagen tan realista que casi podia oir los ladridos de la perrita.
– Dios mio, Rachel.
– Esos son dibujos personales.
– Son increibles.
Rachel le quito la libreta de entre los dedos.
– Yo pensaba que no podias trabajar.
– ?A ti te parece que esos dibujos tienen algo que ver con Gracie?
– Aunque no tengan nada que ver con tu tira comica son increibles.
– No se puede vivir de este tipo de cosas, Ben.
– Tu puedes hacer lo que quieras, y lo sabes condenadamente bien.
– No es tan facil.
– Por supuesto que lo es.
– Mira, desde el accidente, necesito que mi trabajo sea… importante. Y no lo es.
– Claro que lo es. La gente espera tu tira todas las semanas para que les cuentes que demonios esta ocurriendo en el pais.
– Ben, yo, te veo a ti y veo tu trabajo, y despues me vuelvo hacia mi caballete y me parece… -su semblante se ensombrecio-, insignificante. Estupido.
?Que estaba diciendo? ?Que queria hacer lo mismo que el? ?Que de pronto le habian entrado ganas de viajar a su lado? No, esas solo eran las fantasias de Ben.
– Escucha -la agarro por los hombros y la miro-, mi trabajo no es para personas formales, ?sabes? Viajo continuamente, no tengo casa, no tengo nada que pueda considerar mio salvo mi equipo. Voy a paises de los que la gente nunca ha oido hablar y veo cosas que uno no se atreveria a imaginar ni en sus peores pesadillas.
– Exactamente. Tu quieres reflejar el mundo, Ben, y no tienes miedo de lo que encuentras en el.
– Tu tambien lo haces, aunque de una forma diferente, eso es todo -suavizo la voz y le acaricio delicadamente el pelo-. No dudes de ti misma por mi culpa. Creo que no podria soportarlo. Tu eres quien eres, una mujer fuerte, inteligente y hermosa, capaz de mantener los pies bien plantados en un solo lugar. A mi, sin embargo, me falta completamente ese gen. Lo que yo hago… es lo unico que se hacer.
Rachel alzo la mirada hacia la suya y debio adivinar parte de sus pensamientos porque la resignacion ensombrecio su mirada.
– Lo de anoche… ?fue una despedida?
Emily volvio a llamar a la puerta.
– Eh, ?puedo entrar o que?
Ben no podia apartar los ojos de Rachel, de aquella mujer a la que habia buscado en los rostros de todas las mujeres con las que habia estado durante aquellos anos. La mujer que le habia dado a Emily. La unica mujer con la que, si estuviera suficientemente loco como para considerar la posibilidad de establecerse, querria vivir para siempre.
– Si, fue despedida.
Rachel lo miro a los ojos y Ben sintio que el corazon se le desgarraba.
– Tiene que ser asi -susurro Ben, Rachel asintio y se metio en el bano.
Unas cuantas horas despues, el agente Brewer llamo a Ben.
– Tenemos noticias nuevas.
Ben se sento y se aferro con fuerza al telefono.
– Digame que lo tienen bajo su custodia.
– No, no lo tenemos nosotros, pero la policia de Sudamerica ha llamado para decir que lo han encontrado muerto en su propia fortaleza.
– ?Estan seguros?
– Eso creen.
– ?Y usted que cree?
– Me gustaria haber podido identificar el cadaver antes de que lo quemaran.
Mierda. Ben se froto los ojos.
– ?Ningun miembro del FBI lo identifico?
– Fue identificado por un punado de gente que lo conocia y lo odiaba desde hacia anos.
– Asi que todo ha terminado.
– Todo ha terminado.
Ben colgo el telefono y espero la correspondiente oleada de alivio. Pero, curiosamente, no llego.
Emily dejo de teclear y se reclino en la silla. ?Que mas podia decir? Se sentia muy mal porque habia dejado a Alicia sola durante las semanas anteriores, en las que ella habia estado particularmente ocupada.
Pero la verdad era que de repente habia dejado de sentir la necesidad de revisar el correo electronico todos los dias.