Emily sonrio de oreja a oreja. Penso en el aspecto que tenia su madre aquella manana, mientras miraba a Ben como si realmente no supiera como habia llegado a su cama.
Estaban camino del
Y tambien sufria imaginando que Asada resucitaba, aunque Ben la tranquilizaba diciendole que, incluso en el caso de que Asada no hubiera muerto, jamas iba a encontrarlos en el desierto. La policia parecia pensar que era una buena idea que se mantuvieran lejos. Pero aun asi, Rachel continuaba teniendo la sensacion de que lo de Asada no habia terminado. Se estremecio y miro a Emily, que sonreia de oreja a oreja mientras oia a uno de sus grupos favoritos a traves de los cascos.
Rachel miro despues a Ben, que desvio a su vez los ojos de la carretera para dirigirle una sonrisa.
– ?Como te encuentras?
Rachel todavia tenia algunos dolores, y seguia cansandose con facilidad, pero estaba mejorando a pasos agigantados. Le devolvio a Ben la sonrisa.
– La verdad es que bien.
Ben sonrio de oreja a oreja.
– Esto va a ser magnifico.
Por lo menos ellos dos estaban emocionados, penso Rachel, que todavia no acababa de entender como habian conseguido meterla en aquel coche. Lo unico que sabia era que estaba oyendo a Emily y a Ben planificando aquella excursion para ellos solos y, de pronto, se habia visto tambien ella incluida, como si fueran una autentica familia.
Pero no lo eran.
?Y que ocurriria aquella noche, cuando estuvieran solos en medio de la oscuridad? ?Cuando sus hormonas comenzaran otra vez a funcionar? Bueno, contaban con Emily como carabina, de modo que no podian ocurrir demasiadas cosas, aunque, si algo le sobraba a Ben, era inventiva. ?Querria acostarse con ella otra vez? La intuicion le decia que si, independientemente de que ya se hubieran despedido.
Rachel observo el cambio que se operaba en el paisaje y se descubrio dejando de lado su ansiedad. De pronto, necesitaba la libreta y los colores para atrapar aquel vasto espacio, las formaciones rocosas, todo. La primavera de aquel ano habia sido extraordinariamente humeda y crecian sobre el desierto toda suerte de flores silvestres. Era un paisaje tan distinto y al mismo tiempo tan hermoso… Los arboles Joshua, que daban nombre a ese paraje plantaban sus raices en aquel suelo desertico y algunos llegaban a medir hasta siete metros de altura. En la distancia, tenian un aspecto fantasmagorico.
– Es como estar en otro planeta -comento Rachel admirada, mientras se adentraban en la zona de acampada.
El lugar estaba practicamente desierto. Solo habia otro grupo, que se habia adentrado unos kilometros mas por la carretera, permitiendoles sentirse como si estuvieran completamente solos.
– Todavia no estamos en temporada alta -Ben saco el equipo que habian alquilado: una tienda, una cocina y una linterna. El llevaba unos vaqueros que no podian ser mas viejos y una camisa de franela abierta sobre una camiseta que parecia tener los mismos anos que los vaqueros. Era la viva imagen de un amante de la vida al aire libre-. La primavera todavia puede traer un tiempo muy inestable -comento mirando hacia el cielo.
Rachel desvio la mirada de su cuerpo y miro hacia el cielo. ?Que era eso? ?Nubes de tormenta?
– Y hemos venido hasta aqui porque… ?Por que?
Emily sonrio y comenzo a bailar. Rachel se emocionaba al verla tan contenta.
– ?Esto va a ser divertidisimo! ?Podemos asar ahora algo al fuego o esperamos a dar antes un paseo, papa? Tambien podriamos hacer unas fotografias, ?que te parece?
– ?Y que tal si montamos la tienda? -Ben le tiro de la coleta, sonriendo al verla tan feliz.
Rachel tuvo que tragar saliva, intentando dominar los sentimientos agridulces que le causaba verlos juntos.
El ultimo sol de la tarde se reflejaba sobre la tierra, arrancando de aquellas formaciones rocosas todos los colores imaginables, desde el rojo al violeta, pasando por todas las posibles gamas de amarillo. Rachel no podia dejar de mirarlo todo ni dominar la urgencia de plasmarlo en el papel.
Montaron el campamento. Mejor dicho, Ben monto el campamento mientras Rachel, un poco dolorida por el repentino frio de la ultima hora de la tarde, se obligaba a sentarse en una silla y a esperar.
El viento que de pronto se habia levantado azotaba la camisa de Ben y hacia volar su pelo en todas direcciones.
Ben rio por algo que Emily dijo y volvio a reir cuando los palos de la tienda que Emily estaba colocando se cayeron al suelo. A Rachel la frustraba no poder levantarse a ayudarlos y tener que limitarse a observar sus avances. Su hija, hija tambien de Ben, se recordo, estaba en la gloria.
?Alguna vez habia reido su propio padre con ella de esa manera? ?Alguna vez le habia sonreido con tanto amor en la mirada? Tenia que admitir que Ben habia terminado convirtiendose en un padre maravilloso y que Emily se merecia todos y cada uno de los segundos que pasaba a su lado.
Consiguieron montar la tienda. Segun la etiqueta, en ella cabian cuatro personas, pero al verla tan pequena, Rachel se pregunto por el tamano que supuestamente deberian tener esas personas. Alli dentro iban a estar como sardinas en lata.
Por lo menos iba a estar Emily con ellos. Porque estar tan cerca de Ben con la unica separacion de un saco de dormir le resultaba… excesivamente tentador.
– Mama, vamos a ir a dar un paseo hasta ese pico -anuncio Emily senalando una formacion rocosa-. ?Quieres venir con nosotros?
– Eh… -en cuanto dejo de pensar en Ben y en el saco de dormir y miro hacia la montana que querian coronar, todas y cada una de sus heridas, tanto las que habian sanado como las otras, parecieron hacerse de pronto conscientes del frio-, creo que no.
La sonrisa de Emily desaparecio.
– ?Te encuentras bien?
– Estoy bien, Emily, solo un poco dolorida.
– Yo creia que estabas casi recuperada.
Y eso era culpa suya, se dijo Rachel. Su propio orgullo le habia hecho esconder los problemas que tenia desde el accidente.
– Casi.
Ben comenzo a preparar una hoguera. Despues aparecio al lado de Rachel con su libreta de dibujo y los lapices y se los dejo en el regazo.
– Para ayudarte a pasar el rato.
Rachel bajo la mirada hacia sus cosas y a ella misma la sorprendio verlas nublarse a traves de sus lagrimas.
– Hazlo solo para divertirte -le recomendo Ben, confundiendo su emocion con la tristeza-, no lo veas como un trabajo, piensa en ello como si…
Rachel le tomo las manos y se las apreto con carino.
– Es perfecto, gracias.
Ben la miro a los ojos y se inclino para darle un beso.
– No nos pierdas de vista, te saludaremos desde alli.
– Ben… -Rachel le agarro la mano cuando comenzo a alejarse.
Ben le acaricio la cara.
– Aqui estas a salvo, Rachel.