haber visto la cara de mi madre!

?Ah! Y lo mejor del fin de semana: he recibido un e-mail de Van, ese chico de la clase de historia del que te hable. ?Dice que quiere que estemos en contacto durante el verano!

En cualquier caso, recibi tu carta. Me encantaria que quedaramos esta semana. Mi madre me dejara ir en autobus a Los Angeles, ya te avisare que dia.

Emily.

De: Alicia Jones.

Para: Emily Wellers.

Querida Emily, parece que tu acampada fue muy divertida. Quiza la proxima vez tus padres te dejen llevar a una amiga, ?como yo, por ejemplo!

Lo de Van esta genial, pero no te olvides de mi, ?de acuerdo?

Pidele a tu madre que te deje venir en autobus, estoy deseando verte.

Alicia.

Capitulo 18

Melanie tomo la autopista, disfrutando al sentir el viento y el sol en la cara, cortesia de los ciento cuarenta kilometros por hora que alcanzaba aquel lujoso coche que ya no se podria permitir, puesto que habia perdido su trabajo esa misma manana.

Pero una mujer tenia que hacer lo que debia. Y lo que debia hacer era ignorar que no tenia trabajo, ni un marido rico, y que estaba a punto de cumplir treinta y cuatro anos.

?Como habia llegado a hacerse tan vieja? Inclino la cabeza para mirarse por el espejo retrovisor. Tenia un pelo magnifico y el maquillaje realzaba sus todavia fabulosos ojos y su boca. La ropa que llevaba parecia disenada para provocar las suplicas de cualquier hombre. La verdad era que estaba despampanante.

Y no se habria movido de su ciudad para demostrarlo si hubiera tenido algun lugar adonde ir, pero la triste verdad era que la mayor parte de sus amigos habian sentado cabeza hacia mucho tiempo.

– Oh, Dios mio -musito, aferrandose al volante-, ?soy vieja!

Tomo la primera salida hacia South Village y se sumo al trafico de la ciudad. Tuvo que rodear dos veces el edificio de Rachel antes de encontrar aparcamiento, de modo que cuando salio del coche estaba lista para la pelea.

A medio camino de la casa, alguien la llamo. Y no solo alguien, sino un hombre alto y atractivo cuya voz la habia perseguido en suenos desde la vispera del Ano Nuevo. Garret.

Recordaba sus ultimas palabras cada vez que cerraba los ojos: «una sola noche no es suficiente para mi, Melanie, contigo no. Si quieres algo mas, ya sabes donde vivo».

Melanie se volvio hacia el e intento esbozar algo parecido a una sonrisa.

– Si pensabas preguntarmelo, de momento no quiero nada mas.

Garret estaba rastrillando su jardin, vestido con unos vaqueros y una camiseta que enfatizaban la fortaleza de sus musculos.

– No iba a preguntartelo.

– ?Por que no? -pregunto Rachel sin poder contenerse.

– No iba a preguntartelo -contesto Garret-, porque es algo que tienes que decidir por ti misma.

– ?Decidir que?

Garret dejo caer el rastrillo para acercarse a Melanie.

– Decidir cuando ha llegado el momento de terminar el juego -contesto quedamente-, para que podamos hablar en serio de nosotros.

– ?De nosotros?

– Si, de nosotros -le aparto un mechon de pelo de la cara y basto aquel roce en su mejilla para que Melanie se estremeciera-, podriamos ser una pareja perfecta.

Confundida y humillantemente cerca de las lagrimas, Melanie se quito las gafas de sol y alzo la mirada hacia el.

– No te burles de mi, Garret. Hoy no, he tenido un dia horroroso.

– No me estoy burlando de ti.

– Pero… pero si ni siquiera me conoces.

– No me digas que crees en la atraccion a primera vista, pero no en el amor.

– Amor -Rachel casi se atraganto al pronunciar aquella palabra. No tenia ninguna experiencia en el amor. Absolutamente ninguna-. Estas loco, ?sabes?

Con otra tierna y delicada caricia que estuvo a punto de hacerle llorar, Garret le alzo la barbilla.

– Dime que no lo sientes, Melanie. Dime que no lo has sentido desde aquella noche.

– Aquella noche los dos estuvimos de acuerdo en que lo que habia ocurrido habia sido una estupidez.

– Yo jamas he pensado nada parecido, jamas -repitio con firmeza-. Simplemente quise que esperaramos hasta que estuvieras preparada para enfrentarte a lo que sucedio realmente aquella noche.

– ?Que crees que sucedio realmente aquella noche?

– Una conexion emocional. Mirame a los ojos, dime que no es cierto y te creere.

– Yo… -la mirada de Garret era tan profunda… y sincera. Oh, Dios, estaba hablando en serio.

– Dilo, di una sola palabra y te dejare en paz.

– No puedo -susurro Melanie sorprendida.

Garret la recompenso con un beso que no implico el inmediato despertar de la pasion. No hubo roce de lenguas, ni de dientes. Solo unos labios calidos y firmes que la besaban con tanto sentimiento que Melanie tuvo que aferrarse a el.

Y entonces Garret la aparto.

– Solo quiero pedirte una cosa, y si no puedes cumplirla, no podremos llegar a nada -le dijo Garret con la voz ligeramente enronquecida-. Yo confio en ti, Melanie, pero a cambio, tendras que confiar en mi.

– ?Que tiene que ver la confianza con todo esto?

– Todo. Mira, por ejemplo, todo lo que has hecho para evitar que Rachel y Ben volvieran a estar juntos.

– Espera un momento, yo no…

– ?No? Vamos, Melanie. Sabes perfectamente que deberian estar juntos, pero no soportas la idea de que Rachel sea feliz antes que tu.

– No, yo…

– Y has saboteado intencionadamente su felicidad porque tu no eres feliz.

Dios santo, aquello era una locura. Ella no le haria a su hermana algo asi, ella… Le habia hecho exactamente eso a su hermana.

Tambaleandose, se sento en uno de los escalones de la entrada, olvidandose de la lujosa seda de su vestido.

– Dios mio, soy una bruja.

– No -Ben se sento en cuclillas delante de ella y le tomo la mano-, eres una mujer apasionada, testaruda y libre de espiritu. Y yo confio en que continues siendolo. La cuestion es si tu seras capaz de confiar en mi a cambio. De confiar en que no voy a dejar de estar a tu lado.

En el diccionario de Melanie, «confianza» era una palabra peor que «amor». Recurriendo de nuevo a su orgullo, libero su mano.

– Tienes razon, no podemos llegar a nada -se levanto.

Su corazon se desgarraba ante la perspectiva de alejarse de alli, pero era eso precisamente lo que estaba haciendo. Ya habia alcanzado la puerta de Rachel cuando Garret le dijo con la voz cargada de arrepentimiento:

– Adios, Melanie.

Melanie abrio la boca para decir adios, pero no fue capaz. Se limito a entrar en casa y a apoyarse en la puerta con un largo y tremulo suspiro. Una pequena parte de ella temia haber arruinado lo mejor que le habia ocurrido en toda su vida. Y la mayor parte de ella se estaba dedicando a maldecir a aquel canalla.

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