SEGUNDA PARTE
– Eres muy valiente, Nyssa -dijo Ana Basset aquella tarde-. Otra en tu lugar habria preferido esconderse de la gente.
– No os entiendo, lady Ana -repuso Nyssa sin dejar de limpiar una de las magnificas gargantillas de oro y diamantes de la reina.
En realidad, sabia muy bien que habia querido decir su companera con aquellas palabras. Durante todo el dia habia tenido que soportar las miradas, algunas curiosas y otras hostiles, de las damas de la reina. ?Las muy hipocritas! Las que la criticaban con mas dureza eran aquellas cuyos encuentros a medianoche con sus amantes habian dejado de ser «secretos» hacia mucho tiempo. Sabia que no tardarian en encontrar otro chisme que atrajera su atencion y que entonces la dejarian en paz. Sin embargo, no estaba dispuesta a convertirse en objeto de los comentarios sarcasticos de las hermanas Basset. Ya tenia bastante con los insultos que la nuera y la sobrina del rey y las otras damas de alto rango de la corte le habian dirigido.
– Vamos, lady Wyndham, no os hagais la tonta -insistio Ana Basset.
– Lady De Winter -la corrigio Nyssa sin apartar la mirada de su trabajo-. Lady Nyssa de Winter, condesa de March, no lo olvideis.
– Salta a la vista que habeis recibido vuestro merecido -anadio Ana Basset esbozando una sonrisa cruel-. Ni siquiera un caballero con la reputacion de Varian de Winter violaria a una mujer si esta no le hubiera provocado antes repetidamente.
No voy a abofetearla, se repitio Nyssa tratando de no perder los estribos. No voy a rebajarme asi. ?Era Ana Basset una de esas ilusas que creen que cuando una mujer es violada ha provocado antes a su agresor o solo pretendia hacerla rabiar?
– ?De que estais hablando? -inquirio con frialdad-. ?Cuando me habeis visto en compania de ese caballero, lady Ana? ?En cuantas ocasiones he coqueteado con el o con cualquier otro? Mi reputacion esta intacta.
– Me temo que ya no.
– Mi primo Thomas Culpeper violo a la esposa del guardabosques el ano pasado -intervino Cat Howard en defensa de Nyssa-. Yo misma la vi rechazarle en numerosas ocasiones. ?Yo no llamaria a eso provocacion! Tom espero a que el guardabosques saliera una manana de su cabana y, junto con tres de sus amigos, hizo con ella lo que quiso. Los hombres violan a las mujeres simplemente por placer, Ana. Harias mejor en no coquetear tanto, mi buena amiga. Dicen que hasta el rey ha forzado a alguna mujer en alguna ocasion -anadio astutamente.
– ?Como te atreves a comparar a la mujer de un guardabosques con una dama? -replico Ana Basset, muy digna-. Ademas, estoy segura de que no era la primera vez que le levantaban las enaguas y que disfruto como nunca. Apuesto a que provoco a tu primo hasta que consiguio lo que perseguia. Y en cuanto al rey, Cat, ?ten cuidado! Criticar a nuestro soberano es traicion. El es el rey y puede hacer lo que le venga en gana.
– Eres una mujer sin corazon -replico Nyssa-.?Ningun hombre tiene derecho a forzar a una mujer, sea cual sea su clase social!
– ?Bien dicho! -exclamaron las otras a coro dirigiendo una mirada furiosa a Ana Basset. Todas la tenian por una muchacha presuntuosa y pagada de si misma y convenian en que ejercia una mala influencia sobre su hermana Katherine.
– Tomate un par de dias libres, Nyssa -dijo la reina aquella noche-. Incluso una dama al servicio de la reina tiene derecho a disfrutar de su luna de miel.
Las damas de honor se echaron a reir mientras las damas de mas edad intercambiaban miradas de incredulidad.
– ?Sera descarada! -siseo una de ellas, escandalizada. Nyssa todavia tuvo tiempo de oir la respuesta:
– En vez de mostrarse avergonzada lleva la cabeza tan alta como si fuera la mas virtuosa de las damas. ?Perdida!
Nyssa se volvio al escuchar aquellas ofensivas palabras pero las damas guardaron silencio y forzaron una sonrisa. Aunque el comentario habia llegado a sus oidos con toda claridad, no habia conseguido identificar las voces. Se acerco a la reina y le hizo una reverencia.
– Gracias por vuestra generosidad, majestad -murmuro.
– Vete, muchacha, vete -la apremio la reina con una sonrisa.
Nyssa busco a su tio y le encontro en un salon en compania de otros caballeros.
– Llevame a casa, por favor -pidio-. La reina me ha dado dos dias libres y deseo descansar un poco.
– ?Deseas que tu tia te acompane? Creo que esta con Adela Marlowe.
– Prefiero estar sola, gracias -contesto Nyssa negando con la cabeza.
– ?Y tu marido?
– Tillie ha explicado a su criado donde se encuentra nuestra casa. Que venga si le apetece, pero yo me niego a vivir bajo el mismo techo que el duque de Norfolk.
– Es uno de esos hombres a quien es mejor tener como amigo que como enemigo -advirtio el conde de Marwood a su sobrina-. Ten cuidado, Nyssa, tu marido es su nieto favorito.
– Si supieras toda la verdad, tio, entenderias que actuo en interes de Varian de Winter, mientras que su abuelo solo mira por los Howard. Mi esposo no es un Howard. Ademas, el duque trata a las mujeres como simples monedas de cambio: sabe que soy una heredera y que su nieto ha ganado mucho con este matrimonio. Cuando se entere de que me niego a compartir aposentos con el, pensara que se trata una rabieta de nina mimada y me dejara en paz. Se alegrara cuando sepa que vamos a trasladarnos al campo. Sus planes van viento en popa y ya no nos necesita.
– Has heredado el genio de tu tia y el sentido practico de tu madre -rio Owen Fitzhugh-. Esta bien, Nyssa; te acompanare a casa. Es una suerte que decidieramos prolongar el contrato hasta el mes de junio.
La casa de Greenwich era una vivienda espaciosa rodeada por un inmenso jardin que habia sido construida en tiempos del rey Enrique VIL La amplia habitacion de Nyssa tenia su propio vestidor y un pequeno cuarto para Tillie. Habia estado tan atareada durante su estancia en Greenwich que apenas la habia ocupado, pero ahora se alegraba de tener un lugar donde refugiarse del duque de Norfolk.
Grandes paneles de madera de roble cubrian las paredes. Un comodo sillon situado junto al amplio ventanal y la cama con colgaduras de terciopelo se encontraban frente a la chimenea junto a la que habia un banco de madera cubierto de almohadones. Una comoda y una mesilla de noche completaban el mobiliario de la habitacion.
– ?Tillie, preparame el bano! -grito en cuanto llego-. Me muero por un bano de agua caliente perfumada con esencia de lavanda. El olor de las lavandas me recuerda a Riveredge. Gracias a Dios, pronto volveremos a casa.
– Creia que ibamos a vivir en casa de vuestro marido -repuso Tillie.
– Primero iremos a Riveredge -aseguro Nyssa-. Quiero que mis padres conozcan a lord De Winter antes de que nos instalemos en Winterhaven. La noticia de mi matrimonio les causara una gran impresion.
– ?Y quien se lo va a decir? -inquirio la doncella-. Seguro que mi tia Heartha me echa la culpa por lo ocurrido -se lamento.
– ?No digas tonterias! -rio Nyssa-. Tu no tienes ninguna culpa. Pero tienes razon: tengo que encontrar la manera de darles una noticia como esta. Podria escribirles una carta, pero no me parece una buena idea. ?Mi padre se pondria furioso y no tardaria en presentarse aqui exigiendo responsabilidades! Pedire a tio Owen y a tia Bliss que me aconsejen -decidio.
Tillie asintio. Como su senora, no creia que una carta fuera la mejor manera de comunicar a los condes de Langford que su hija mayor se habia casado a medianoche obligada por el rey.
– Ire a buscar la banera.
La enorme tina de madera fue llevada junto a la chimenea que Tillie habia encendido. La joven atizo los carbones y anadio mas madera hasta que las llamas se avivaron mientras los criados entraban y salian de la