cuando la Guardia Real las interrumpio. El capitan dio un paso al frente y se inclino cortesmente.

– Senora, tengo orden de llevaros a vuestras habitaciones y no dejaros salir de alli hasta que el rey asi lo disponga. Solo lady Rochford tiene permiso para permanecer a vuestro lado.

– ?Como os atreveis a entrar sin llamar y a interrumpir nuestro ensayo? -exclamo la arrogante joven-. Quiero mostrar al rey este baile el dia de Navidad.

– Lo siento, pero se acabo el baile -replico el capitan mientras obligaba a las damas a abandonar la habitacion. Estas no se hicieron de rogar y, recogiendose las faldas, corrieron a contar a todo el mundo que algo terrible sucedia.

– ?Nyssa, quedate conmigo! -suplico Catherine Howard-. ?Tengo mucho miedo!

– Yo tambien -contesto Nyssa-. No digas nada hasta que averigues de que se te acusa -anadio bajando la voz antes de despedirse de ella con una reverencia y abandonar la habitacion.

– ^?Por que se me encierra? -pregunto la reina-. Exijo ver al rey.

– No se si sera posible.

– Yo ire a hablar con su majestad -se ofrecio lady Rochford haciendo ademan de dirigirse a la puerta.

– Lo siento, lady Rochford -dijo el capitan interponiendose en su camino-. El rey ha ordenado que tambien vos seais retenida junto con la reina. No debeis preocuparos; os traeremos comida y no os faltara de nada.

– ?Quiero ver a mi confesor! -exigio la reina-. Si no puedo entrar y salir y tampoco puedo ver a mi marido, supongo que por lo menos podre confesarme. ?O tampoco tengo derecho a hablar con un sacerdote?

– Se lo preguntare a su majestad -respondio el capitan, quien hizo una reverencia y salio cerrando la puerta con llave.

Catherine y lady Rochford corrieron hacia las otras salidas, pero todas estaban cerradas, incluso el pasadizo secreto que conducia directamente al dormitorio del rey. Lady Rochford se asomo a la ventana y lo que vio le hizo contener la respiracion: grupos de hombres armados y uniformados custodiaban el jardin.

– ?Lo sabe! -siseo Catherine-. ?Por que otra razon iba a encerrarme?

– No digais nada hasta que no sepais de que se os acusa -repuso lady Rochford-. Todavia no sabemos si alguien os ha delatado.

Lady Jane Rochford se sintio transportada al pasado. Su cunada Ana Bolena tambien habia sido acusada y encerrada. Aunque sabia que lady Ana era inocente, Jane Rochford habia testificado contra ella para salvar a George Bolena, su marido. Habia asegurado que la reina y su hermano habian pasado una tarde encerrados en una habitacion y que George Bolena habia disuadido a su hermana de llevar a cabo la conspiracion contra el rey que planeaba. «Habladnos de donde y cuando se celebro aquella entrevista», habia ordenado el tribunal.

Jane Rochford habia obedecido sus ordenes pero Cromwell y sus compinches habian tergiversado su declaracion de tal manera que Ana Bolena fue acusada de cometer incesto con su hermano George.

– ?Mentira, eso es mentira! -habia gritado mientras los guardias la arrastraban fuera de la sala. No habia vuelto a ver a su marido. Tampoco habia podido decirle que ella no habia dicho tal cosa, que la habian enganado y que le amaba. El rey le habia ordenado alejarse de palacio y Habia prometido recompensarla algun dia. Al nombrarla dama de lady Ana de Cleves habia cumplido su promesa y, cuando habia pasado a servir a lady Catherine, aquella cabeza de chorlito a quien el rey adoraba, habia sabido que se acercaba la hora de la venganza.

Durante su exilio Jane Rochford habia planeado su venganza cuidadosamente. Enrique Tudor se iba a enterar de lo que era ser traicionado por las personas en quien uno confia ciegamente y que se sentia al perder a un ser amado bajo el hacha del verdugo. Si tenia que pagar con su propia vida, estaba dispuesta a hacerlo. Habia perdido a su marido y a sus hijos y vivia para vengar la muerte de George.

Por esta razon habia empujado a Catherine Ho-ward a cometer adulterio con Tom Culpeper. La verdad es que le habia resultado muy facil. La reina era una muchacha frivola e irresponsable con la cabeza llena de palabras vacias como romanticismo y amor y con menos seso que un mosquito. Jane Rochford habia lo grado convencerla de que el rey no sospecharia nada si le mantenia satisfecho. En cuanto a Culpeper, no era mas que un joven orgulloso y pagado de si mismo que habia cometido el error de enamorarse de Catherine Howard. No habria sabido decir quien era el mas tonto de los dos. ?Como era posible que no se hubieran dado cuenta de que su aventura estaba destinada a terminar como el rosario de la aurora?

Se preguntaba quien habia delatado a la reina. Ella hubiera preferido esperar hasta que la reina quedara embarazada. Lady Catherine le habia confesado que ultimamente el rey no era el de siempre en la cama y Enrique Tudor no habria tardado en sospechar que el no era el padre del hijo que su esposa esperaba. Entonces tendria que delatarla o reconocer a un hijo bastardo, lo que le causaria un terrible sufrimiento. Pero alguien se le habia adelantado y habia dado al traste con sus planes. ?Quien lo habia hecho y por que? ?Que sabia? Le asustaba pensar que quien conocia el secreto de la reina podia acusarla de complice.

– Macedme caso, senora -dijo tomando una mano helada de la reina entre las suyas-: negad todo. Recordad que no sabemos quien os ha delatado y que informacion posee. Es su palabra contra la vuestra pero el rey os adora y os creera a pie juntillas. Lo importante es conservar la calma.

– Recuerdo los ultimos dias de mi prima Ana -susurro Catherine estremeciendose-. ?No quiero morir, lady Rochford!

– Entonces guardad silencio y negad todas las acusaciones que se formulen contra vos -aconsejo la dama-'. Si jugais vuestras cartas con habilidad, saldreis bien parada. No existen pruebas contra vos. -Aunque no tardaran en inventarlas, anadio para sus-adentros. Asi lo habia hecho Enrique Tudor cuando habia decidido deshacerse de Ana Bolena, pero el rey estaba ena morado de Catherine Howard. Tendria que sobornar a uno de los carceleros para averiguar el nombre del delator de la reina.

Nyssa abandono la habitacion de la reina y corrio a buscar a su marido, a quien encontro en compania del duque de Norfolk.

– ?El rey ha ordenado encerrar a Cat y a lady Rochford en sus habitaciones! -dijo casi sin respiracion-. El arzobispo Cranmer ha sido encargado de investigar algunos detalles del pasado de Catherine.

– ?Que Dios nos ayude! -exclamo Thomas Howard-. ?No sabeis de que se acusa a mi sobrina? El rey la adora y me consta que no hay otra mujer.

– ?Estais preocupado por Catherine o por salvar el pellejo? -espeto Nyssa, furiosa.

– El dia que tu esposa se muerda la lengua morira envenenada -dijo el duque a su nieto.

– ?Os he hecho una pregunta! -grito la indignada joven-. ?Dejad de actuar como si fuera invisible! Varian y yo estamos en palacio porque asi nos lo ha pedido vuestra sobrina pero dariamos cualquier cosa por regresar a Winterhaven con nuestros hijos. Si la reina que vos aupasteis al trono ha caido en desgracia, ?quien nos asegura que no nos arrastrara a todos en su caida?

– Tienes toda la razon, Nyssa -admitio Thomas Howard clavando la mirada en los ojos de la joven.

Al ver el rostro serio e inquieto del duque, Nyssa se compadecio de el.

– Tengo motivos para pensar que la reina va a ser acusada de adulterio, senor -dijo bajando la voz-. Lo que no comprendo es como se ha enterado el arzobispo.

– ?Que…?

Varian rodeo los hombros de Nyssa con un brazo mientras ella relataba al duque de Norfolk lo ocurrido durante el viaje.

– ?Por que no he sido informado antes? -pregunto Thomas Howard cuando Nyssa hubo concluido.

– Porque no habriais dudado en delatarla para salvaros -respondio Nyssa-. Le adverti que tarde o temprano la descubririan pero no quiso escucharme. Esperaba que el dia que eso sucediera, Varian y yo nos encontrariamos muy lejos de palacio y escapariamos de la ira del rey.

Thomas Howard sonrio y asintio. Como el, Nyssa Wyndham habia aprendido a desarrollar el instinto de supervivencia y era capaz de hacer cualquier cosa por proteger a su familia.

– Me temo que si abandonais palacio ahora el rey creera que huis porque teneis algo que ver en este asunto. No os queda mas remedio que aguantar el chaparron aqui, como el resto de los cortesanos.

– Lo se -dijo Nyssa-. Pero nunca os perdonare si a Varian o a mis hijos les ocurre algo por culpa de los ambiciosos Howard.

– Me lo imagino -suspiro Thomas Howard-. Eres una de esas mujeres que perdonan pero no olvidan. Te aconsejo que no hables de este asunto con nadie; puede que el rey haya ordenado encerrar a Cathe-rine por otro motivo. Hablare con el arzobispo Cranmer y tratare de sonsacarle -anadio poniendose en pie.

– ?Y nos direis de que se trata o utilizareis esa informacion para salvar vuestro pellejo? -quiso saber

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