educado segun los postulados de la Reforma y se dice que el rey esta pensando en volver a pedir la mano de Ana de Cleves. El pueblo la adora y nunca ha podido entender por que el rey aparto de su lado a una princesa de sangre azul y puso en su lugar a una vulgar jovencita como Catheri-ne. Estoy convencido de que Cranmer y sus cohortes no descansaran hasta acabar con la vida de la reina. Incluso como amante seria peligrosa, ya que en cualquier momento podria recuperar su posicion y llevar a cabo su venganza contra aquellos que quisieron destronarla.
– No os preocupeis, abuelo -le tranquilizo Va-rian-. Lady Ana asegura que no tiene intencion de volver a casarse con Enrique Tudor. Ademas, su madre era catolica y la princesa Maria ha conseguido «devolverla al rebano», como ella dice. Ana de Cleves no conviene a los partidarios de la Reforma.
– El Consejo celebrara una reunion secreta manana por la manana -revelo Thomas Howard a su nieto-. Tratare de averiguar algo mas. Hasta entonces, debemos tener mucho cuidado.
Aquella misma noche Francis Dereham, Enrique Manox y otros caballeros que habian servido a lady Agnes durante la estancia de la reina en el castillo de Lambeth fueron detenidos y encerrados en la Torre. Cuando la noticia llego a oidos de Catherine, la reina sufrio un ataque de nervios. Tenia tanto miedo de que confesaran que decidio dar su version de los hechos antes de que ellos la comprometieran. Exigio la presencia del arzobispo y el paciente Thomas Cranmer escucho estupefacto un tercer relato nada parecido a los dos anteriores. Esta vez la reina aseguro que Dereham y ella habian intercambiado algunos regalos. Catherine le habia obsequiado con una camisa de seda pero a el le habia parecido poco y, aprovechando un descuido, le habia robado una pulsera de plata. A cambio, habia recibido flores de tela que Dereham traia de Londres y un retal de seda que la costurera de lady Agnes habia convertido en una cofia simbolo del amor. Segun Ma ria Hall, el dia que Catherine la habia estrenado, Dereham habia exclamado: «?Precioso: nudos de fraile para tu enamorado!» Cuando el arzobispo insinuo que el intercambio de regalos y las palabras pronunciadas por su amante podian ser consideradas un contrato de matrimonio, Catherine nego vehementemente con la cabeza.
– Solo lo haciamos para divertirnos -aseguro antes de explicar que a partir de aquel dia el comportamiento de Dereham habia empezado a inquietarla-. Temia que lady Agnes me enviara de vuelta a Horsham si descubria lo que habia entre nosotros.
– ?Por que no le dijisteis que ese caballero os molestaba y que se tomaba demasiadas libertades con vos? - pregunto Thomas Cranmer.
– Se que habria sido lo mas sensato -admitio la reina-. ?Pero me estaba divirtiendo tanto! Si mi abuela lo hubiera sabido nos habria encerrado y no habria permitido que volvieramos a vernos.
– ?Y no pensasteis que estabais desobedeciendo las leyes de la santa madre Iglesia? ?No os remordia la conciencia, senora?
– ?No sabia lo que hacia! -se defendio Catherine poniendo hociquito-. Yo era joven e inocente.
– Os acostasteis con el, ?verdad? Habladme de esos encuentros.
– ?Dios mio, que verguenza! -sollozo la reina escondiendo el rostro entre las manos.
Nos habriamos ahorrado muchos disgustos si entonces os hubierais mostrado tan arrepentida -penso el arzobispo armandose de paciencia-. Esta nina va a traernos muchos problemas.
– No tengais miedo, hija mia -dijo con voz suave-. Confesad la verdad y quedareis libre de todo pecado.
– Casi siempre llevaba puestos los pantalones pero visitaba cuando la duquesa se habia retirado y solia premiarme con vino, fresas o barquillos si era buena con el y hacia lo que me decia. Una vez me trajo la manzana mas hermosa que he visto en mi vida.
– ?Y que habria ocurrido si la duquesa os hubiera sorprendido con las manos en la masa?
– Una vez entro en el dormitorio cuando estabamos juntos -rio Catherine-. Tuve que esconder al senor Dereham en la galeria.
Catherine Howard mentia. Unas horas antes habia asegurado que Francis Dereham la habia forzado y ahora confesaba ente risas que habia escondido a su amante para evitar que fuera sorprendido en su cama.
– Cuando supe que mi tio me habia conseguido un puesto en palacio, me volvi loca de alegria. Tambien me compro montones de ropa nueva… ?a mi, que a mis dieciseis anos no sabia que era estrenar un vestido!
– ?Y que paso con el senor Dereham? ?No se disgusto cuando se entero de que le abandonabais?
– Si, pero yo estaba demasiado ocupada con los preparativos del viaje a palacio para prestarle atencion. Le dije que si de verdad queria pedir mi mano al duque primero debia emigrar a Irlanda en busca de fama y fortuna. Naturalmente, yo ya no queria casarme con el y esta me parecio una forma excelente de deshacerme de el. El adivino que deseaba romper nuestro compromiso y se puso furioso, asi que le dije que me olvidara y se fuera al infierno. La corte me esperaba y sabia que mi tio me encontraria un buen marido. Entonces Dereham dijo que corria el rumor de que iba a casarme con mi primo, Tom Culpeper. ?Estaba muy celoso! -anadio con una risita.
– ?Y que contestasteis vos?
– Le dije que estaba mejor informado que yo y que nadie me habia hablado de un posible matrimonio con pero entonces el rey empezo a toarse en mi y… bueno, ya conoceis el resto de la historia.
La reina y su primo se conocian desde que eran unos ninos y Tom Culpeper se habia convertido en un personaje importante en muy poco tiempo. Thomas Cranmer palidecio. ?Era el atractivo Tom Culpeper otro de los amantes de la reina? Oportunidades no le habian faltado pero ?las habia aprovechado? El arzobispo se despidio de la reina y ordeno que Tom Culpeper fuera arrestado. Aunque no tenia pruebas para acusarle, deseaba interrogarle.
Culpeper habia llegado a palacio siendo casi un nino y era un tipo ambicioso, atractivo e ingenioso a quien el rey adoraba. Quiza accediera a decir la verdad para salvar la vida pero, ?como iba a distinguir la verdad de la mentira en una corte donde todo el mundo actuaba por interes? ?Habia cometido la reina adulterio con Francis Dereham? ?Lo sabia Tom Culpeper? ?Se lo habia dicho a su prima?
– Tom Culpeper ha sido detenido y llevado a la Torre -anuncio el conde de March en cuanto entro en las habitaciones del duque de Norfolk-. Me lo han dicho mientras jugaba un partido de tenis con lord Melton. Todo Hampton Court lo sabe a estas horas.
– ?De que se le acusa? -pregunto Nyssa, muy palida.
– Todavia no se ha formulado ninguna acusacion contra el pero el arzobispo desea interrogarle.
– Si yo descubri lo que habia entre el y Cat, cualquiera puede haberlo hecho. ?Que Dios ayude a Catherine Howard!
– Quiza no sea lo que imaginas -trato de tranquilizarla Varian estrechandola entre sus brazos-. Sabes que Cranmer removera Roma con Santiago hasta descubrir la verdad. Hasta ahora solo puede acusar a Cat de confiar demasiado en los hombres y de ser demasiado amiga de los placeres de la vida.
– ?No hables asi! -le regano Nyssa-. Este es un asunto muy serio.
– El destino se encargara de resolver lo que nosotros hemos empezado. Ni tu ni yo podemos hacer na4a para cambiar el curso de los acontecimientos y prefiero tomarme la situacion a broma. Si no lo hago asi, caere en una depresion de la que me sera muy dificil salir. El plan de mi abuelo de llevar a la familia Howard a lo mas alto esta a punto de fracasar y ese es motivo mas que suficiente para estar contento. Siento pena por el, pero tenemos que empezar a vivir nuestra vida. ?Desde cuando no pasamos un rato a solas?
– Ultimamente he estado tan preocupada por Cat que no he tenido tiempo de pensar en ello -confeso Nyssa.
– Ya me he dado cuenta pero me temo que, como mi prima, yo tambien soy demasiado amigo de los placeres de la vida -rio Varian antes de besarla en la frente-. ?Tu no?
– Sois muy malo, senor -murmuro Nyssa apretandose contra el y empezando a desabrocharle la camisa. Apoyo las manos en su pecho desnudo y froto la mejilla contra su piel ardiente mientras inhalaba la fragancia que desprendia. Le abrio la camisa y le lamio los pezones hasta que se endurecieron. Se arrodillo y empezo a desabrocharle el pantalon mientras Varian se quitaba la camisa y la arrojaba al suelo.
– Las botas -dijo Nyssa de repente. Varian se sento en una silla e hizo que Nyssa le sujetara un pie entre sus piernas.
– Tira -ordeno mientras la empujaba hacia adelante. Cuando la joven le hubo quitado una bota, repitieron la misma operacion con la otra.
Nyssa se dio la vuelta para mirarle y se desabrocho el corpino y la falda mientras se humedecia los labios con la punta de la lengua. Se quito las enaguas de seda, lana y algodon que vestia debajo y se solto el cabello. Varian la contemplaba desde su sillon.