– ?Y si entra alguien y nos sorprende?

Como toda respuesta, Nyssa se quito la ropa interior y se acaricio los pechos. Atraveso la habitacion vestida solo con las medias de seda y los elegantes zapatos y cerro la puerta con llave. Varian contemplo su espalda recta y sus nalgas redondeadas. Cuando se volvio, la imagen de sus pezones erectos emergiendo de sus pequenos pechos hizo que la sangre le empezara a hervir. Nyssa se arrodillo entre sus piernas, le cubrio el torso de besos y le introdujo la lengua en el ombligo. La joven apoyo una mano entre sus piernas y apreto la protuberancia, que habia ido aumentando con el paso de los minutos.

– Te deseo -murmuro tendiendose en el suelo y separando las piernas.

Varian abrio unos ojos como platos cuando Nyssa se introdujo los dedos en su sexo y empezo a acariciarse sin dejar de mirar a su marido. Varian de Winter se puso en pie, se despojo de su ropa y se tendio junto a ella. La atrajo hacia si y comprobo que su piel ardia.

La beso lentamente disfrutando de la suavidad de aquellos labios que se deshacian bajo los suyos y de su apasionada respuesta. Cuando empezo a dolerle la boca, la beso en los parpados, las mejillas y el lobulo de la oreja.

– ;?Por favor! -gimio Nyssa arqueando la espalda y alargando una mano para acariciar su miembro erecto.

– Todavia no -replico Varian obligandola a tenderse sobre el estomago. Le recorrio la espalda con los labios y sus besos se hicieron mas profundos al llegar a las nalgas y los muslos. Volvio a tenderla sobre la espalda y se aplico a besarle los pechos sintiendo los latidos de su corazon bajo sus labios.

Varian sabia que Nyssa deseaba dar rienda suelta a su pasion tanto como el pero estaba dispuesto a torturarla con sus caricias y a hacerla esperar hasta que no pudiera soportarlo mas.

– ?Ahora! -suplico la joven mordiendole en un hombro.

– No seas tan impaciente -gruno el dandole una palmada y rodeandole un pezon con los labios mientras introducia su mano entre sus mulos.

Nyssa gimio. ?Aquello no era suficiente! Ella queria tenerle dentro llenandola de pasion.

– ?A que esperas, maldita sea? -exclamo, impaciente, golpeandole la espalda con los punos cerrados.

Varian la solto y la obligo a tenderse de espaldas. Cuando Nyssa separo las piernas, la sujeto por los tobillos y hundio el rostro entre sus muslos. Nyssa contuvo la respiracion y se estremecio.

– ?Basta, Varian, por favor! -gimio-. ?Me estas matando!

Haciendo caso omiso de sus suplicas, Varian siguio torturandola hasta que Nyssa creyo que estaba a punto de perder el sentido. Entonces se tendio sobre ella y la penetro lentamente.

– Ahora, Nyssa -le susurro al oido-. Vamos, pequena.

Nyssa estaba exhausta, pero la excitacion volvio a surgir cuando sintio a Varian en su interior. Sentia que su cuerpo se deshacia y que su espiritu se elevaba hacia el cielo. Rodeo el torso de Varian con las piernas y cerro los ojos cuando el se vacio en su interior. Ambos se estremecieron y se abrazaron con fuerza hasta que la intensidad de la pasion compartida empezo a disminuir. Nyssa estallo en sollozos.

– ?Oh, Dios mio! -hipo apoyando la cabeza en el hombro de Varian-. Nunca habia sido tan maravilloso como esta vez. Siempre nos hemos llevado bien en la cama, pero esto…

– A mi me ha ocurrido lo mismo -confeso el acariciandole el cabello-. Te quiero mas que nunca.

– Creo que deberiamos vestirnos -propuso Nyssa tras una breve pausa-. Si alguien trata de entrar en el salon y lo encuentra cerrado con llave tendremos que dar explicaciones. Apuesto a que no se ha visto nunca un escandalo asi en las habitaciones de tu abuelo.

– Seguro que no -rio Varian-. Vistete, Nyssa, y vamos a nuestra habitacion.

– ?Para que? -pregunto ella, todavia con los ojos llenos de lagrimas.

– Aun no he terminado contigo, pequena. Ademas, no se me ocurre nada mejor que hacer mientras el rey esta cazando, la reina esta encerrada y el resto de la corte corre de aqui para alla tratando de averiguar que demonios ocurre. Tenemos una habitacion muy acogedora y una cama enorme… ?que mas necesitamos? Propongo que nos metamos en ella y no salgamos de alli en toda la tarde. Ya que no podemos regresar a casa, prefiero pasar el tiempo jugando contigo en lugar de discutir los problemas de la corte con los demas.

– Ademas, todo el mundo nos evita por ser familiares directos de Thomas Howard -anadio Nyssa esbozando una sonrisa traviesa-. No creo que nadie nos eche de menos. ?Venis, senor? -pregunto cubriendo su desnudez con una enagua y sonriendo seductoramente.

Los miembros del Consejo que simpatizaban con Thomas Howard ayudaron a la reina a redactar una carta en la que pedia perdon al rey. Catherine no era demasiado inteligente, pero sabia que su vida estaba en manos de su marido y que el amor que le habia declarado en numerosas ocasiones era su tabla de salvacion. Tenia que lograr que Enrique Tudor se compadeciera de ella y ordenara al arzobispo que detuviera la investigacion. Su tio le habia explicado cuan grave era la situacion y Catherine habia decidido empezar a actuar con sensatez. Si se mostraba asustada no conseguiria salvar a su familia. Para colmo, Dereham se habia tomado muy en serio su papel de amante despechado y estaba celoso de Tom Culpeper. Estaba segura de que intuia lo que habia habido entre Tom y ella, por lo que decidio concentrar todos sus esfuerzos en sacar de la carcel a Dereham y a Tom antes de que fueran torturados y confesaran la verdad. La carta que escribio rezaba asi:

«Yo, vuestra subdita mas afligida, que no merece la consideracion de su majestad, deseo confesar mis pecados. Y, aunque no soy merecedora de vuestro perdon, me arrodillo ante vos para pediros que tengais conmigo la compasion que habeis mostrado para con otros en parecidas circunstancias. A pesar de que no encuentro palabras para expresar mi arrepentimiento, apelo a vuestra bondad y os suplico que trateis de comprender que mis errores han sido fruto de mi juventud, mi inexperiencia y la fragilidad de mi caracter.

»Empezare diciendo que cuando era solo una nina sufri el acoso del senor Manox, quien acaricio aquellas partes de mi cuerpo que una mujer decente no permite que nadie toque ni un hombre de bien osa acariciar.

»En cuanto a Francis Dereham, logro persuadirme para que le permitiera tenderse sobre la cama junto a mi. Despues insistio en meterse en la cama conmigo y termino tratandome como un marido a su esposa. Aquello duro unos tres meses, hasta un ano antes del matrimonio de su majestad y lady Ana de Cleves.

«Humildemente suplico a su majestad que tenga en cuenta que esos caballeros consiguieron sus propositos aprovechandose de la ignorancia y fragilidad de caracter de una muchacha joven e inexperta. Cuando me propusisteis matrimonio, tenia tantos deseos de agradar a su majestad y el deseo de poseer poder y riqueza me cegaba de tal manera que no me detuve a pensar que cometia un grave error al ocultaros estos hechos. Me case con vos con el firme proposito de seros fiel hasta que la muerte nos separe y doy gracias a Dios por haberme dado con un marido cuya bondad aumenta con el paso del tiempo en lugar de disminuir. Por esta razon pongo mi vida en vuestras generosas manos para que hagais lo que creais justo. Se que merezco un severo castigo pero confio en vuestra infinita bondad y vuestra compasion y os pido perdon una vez mas.»

Enrique Tudor suspiro aliviado cuando leyo la carta. ?Ahora lo comprendia todo! Aquellos satiros sin escrupulos se habian cruzado en el camino de su pobre-cita Catherine y se habian aprovechado de su juventud e inexperiencia. Desde luego, no podia continuar casa do con una mujer que habia dado palabra de matrimonio y entregado su virginidad a otro hombre, pero por lo menos no iba a tener que decapitarla como a su prima Ana. Sonrio al pensar que Catherine no podia seguir siendo su esposa, pero si su amante. Despues de todo, era una excelente companera de cama. Un criado que le anuncio la llegada del arzobispo Cranmer interrumpio sus pensamientos.

– ?Que hay, Tom? -saludo.

– No hay duda, majestad -contesto Thomas Cranmer-: Catherine Howard dio palabra de matrimonio a Francis Dereham antes de venir a palacio. Vuestro matrimonio debera ser anulado.

– Lo se -replico el rey tendiendole la carta de la reina-. Aqui lo confiesa todo. Me da lastima deshacerme de ella -se lamento-. Es una muchacha encantadora… la mas alegre y bonita de todas las esposas que he tenido. Pero teneis razon: hay que anular este matrimonio inmediatamente.

– Me temo que todavia hay mas, majestad.

– ?Basta, Tom! -le interrumpio Enrique-. No deseo saber nada mas. He querido mucho a esta mujer, mas que a ninguna otra, pero nuestra historia de amor debe terminar. Estoy satisfecho con los resultados, asi que se acabo la investigacion.

El rey regreso a Hampton Court y celebro un gran banquete en el que se hizo acompanar por veintiseis de las damas mas hermosas de la corte. No quiso ver a su mujer y se mostro tan alegre y galante con las mujeres como

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