?O acaso su padre sabia desde el primer momento que no habria boda? ?Le habia enganado Manio Druso para que abandonara Roma porque Gayo estaba dispuesto a ofrecerle tierras? ?Manio Druso habia engatusado a su hijo menor con una buena boda porque sabia que de otro modo no se marcharia? Era la unica explicacion que Quinto Druso podia encontrar. Su primo Gayo parecia un hombre honrado en todos los aspectos. No como aquel viejo zorro romano, su padre.
Quinto Druso estuvo a punto de gemir de frustracion y se paso una mano por el pelo. Se hallaba aislado en el fin del mundo, en Britania, y tenia que hacerse granjero. Sintio un escalofrio al ver ante si una larga y aburrida vida llena de cabras y gallinas. No volveria a contemplar gloriosos duelos de gladiadores en el Coliseo, ni carreras de carros en la via Apia. Se acabaron los veranos en Capri, con sus calidas aguas azules y un sol interminable, o las visitas a algunos de los mejores burdeles del mundo, con sus magnificas mujeres que satisfacian todos los gustos.
Tal vez si intentase que aquella pequena zorra de Cailin se enamorara de el… No. Para ello se necesitaria un milagro, y el no creia en milagros. Los milagros eran para los fanaticos religiosos como los cristianos. Cailin Druso habia manifestado su desagrado desde el momento en que habia puesto los ojos en el. Cuando se encontraban en presencia de los mayores se comportaba de un modo meramente civilizado, y cuando se hallaban solos no le hacia caso. El sin duda no queria una esposa sin pelos en la lengua y desenfrenada como aquella chica. Las mujeres de sangre celta al parecer eran asi. La esposa y la suegra de su primo tambien eran francas e independientes.
Quinto Druso hizo un esfuerzo por tragarse su decepcion. Se hallaba solo en tierra extrana, a centenares de leguas de Roma. La buena voluntad y la influencia de Gayo Druso y su familia le resultaban necesarias. No tenia nada, ni siquiera medios para regresar a casa. Bien, si no podia conseguir a Cailin y la buena dote que su padre le asignaria algun dia, habria otras muchachas con buenas dotes. Ahora necesitaba de la amistad de Cailin y su madre Kyna si queria encontrar una esposa rica.
Los jovenes primos de Quinto, Flavio y Tito, celebrarian su decimosexto aniversario el 20 de marzo. Las Liberalias se celebraban el 17. La ceremonia de entrada en la edad viril siempre se festejaba en las fiestas mas proximas al cumpleanos del muchacho, aunque decidir que cumpleanos quedaba a la discrecion de los padres.
Aquel dia especial, el muchacho dejaba la toga de borde rojo de su infancia y recibia en su lugar la toga blanca de la edad adulta. En Britania se trataba de un asunto meramente simbolico, pues los hombres no solian llevar toga. El clima era demasiado riguroso para ello, como Quinto habia descubierto. Enseguida habia adoptado la calida y ligera tunica de lana y los braceos de los britano-romanos.
Aun asi, se conservaban las viejas costumbres de la familia romana, aunque solo fuera porque eran excusas magnificas para reunirse con los vecinos. En estas reuniones se formaban las parejas, asi como acuerdos para cruzar piezas de ganado. Ofrecian a los amigos la oportunidad de volver a verse, pues viajar de manera regular cuando no era necesario ya no era posible. Todos los grupos que partian hacia la villa de Gayo Druso Corinio hacian ofrecimientos y oraban a los dioses para llegar a salvo y regresar sin contratiempos.
La manana de las Liberalias, Quinto Druso dijo a Kyna en presencia de Cailin:
– Hoy tendreis que presentarme a todas las mujeres solteras, senora. Ahora que mi primo Gayo me ha convertido, tan generosamente, en un hombre con propiedades, buscare esposa que comparta mi buena fortuna conmigo. Confio en vuestra sabiduria en este asunto, tal como confiaria en mi dulce madre Livia.
– Estoy segura -le dijo Kyna- de que a un hombre joven tan guapo como tu no le costara encontrar esposa. - Se volvio hacia su hija. -?Que opinas tu, Cailin? ?Quien le gustaria mas a nuestro primo? Hay muchas chicas bonitas entre nuestros conocidos dispuestas a casarse.
Cailin miro a su primo.
– Supongo que querras una esposa con una buena dote, ?no, Quinto? ?O te conformaras con una que sea virtuosa? -dijo con malicia. -No, no creo que te conformes con la virtud.
El rio forzadamente.
– Eres demasiado lista, primita. Con una lengua tan afilada, me extranara que encuentres marido. Los hombres prefieren la dulzura en el hablar.
– Habra dulzura en abundancia para el hombre adecuado -replico Cailin sonriendo con falsa ternura.
Aquella misma manana, mas temprano, Tito y Flavio se habian quitado los bullae dorados que habian llevado al cuello desde su nacimiento. Los bullae, amuletos para protegerse del mal, fueron colocados en el altar de los dioses de la familia tras la ofrenda de un sacrificio. Los bullae nunca mas tenian que ser lucidos a menos que sus propietarios se encontraran en peligro de la envidia de sus companeros o de los dioses.
Luego los mellizos se pusieron sendas tunicas blancas, que, segun la costumbre, su padre les ajusto con cuidado. Como descendian de la clase noble, las tunicas vestidas por Tito y Flavio Druso tenian dos anchas franjas rojas. Por fin, sobre la tunica les fue colocada la toga virilis blanca como la nieve, la prenda que llevaban los hombres adultos.
De haber vivido en Roma, una comitiva compuesta por la familia, amigos, libertos y esclavos habria desfilado festivamente hasta el Foro, donde los nombres de los dos hijos de Gayo Druso se habrian anadido a la lista de ciudadanos. Segun una costumbre que se remontaba a los tiempos del emperador Aureliano, todos los nacimientos se registraban en un plazo de treinta dias en Roma, o ante las autoridades provinciales oficiales; pero solo cuando un muchacho se hacia formalmente hombre su nombre era inscrito como ciudadano. Era un momento de orgullo. Los nombres de Tito y Flavio Druso Corinio entrarian en la lista conservada en la ciudad de Corinio, y con esa ocasion se efectuaria una ofrenda al dios Liber.
Cuando sus vecinos y amigos empezaron a llegar para la celebracion familiar, Cailin llevo aparte a sus hermanos.
– Al primo Quinto le gustaria que le presentaramos a posibles esposas -dijo con un destello en los ojos. -Creo que deberiamos ayudarle. Pronto se ira. Me desagrada su presencia.
– ?Por que te desagrada tanto? -le pregunto Flavio. -No te ha hecho nada. Una vez padre dijo que como no habria boda entre vosotros, te sentirias mas comoda. Sin embargo aprovechas cualquier oportunidad para pincharle. No lo entiendo.
– A mi me parece un buen tipo -coincidio Tito con su gemelo. -Sus modales con impecables, y monta bien a caballo. Creo que padre tenia razon cuando dijo a Quinto que eras demasiado joven para casarte.
– No seria demasiado joven para casarme si apareciera el hombre debido -respondio Cailin. -En cuanto a Quinto Druso, intuyo que hay algo en el, pero no se que es. Simplemente creo que representa un peligro para todos nosotros. Cuanto antes se vaya a la villa del rio y se instale con una esposa, mejor. Bueno, ?que chicas le irian bien? ?Pensad! Vosotros conoceis a todas las doncellas casaderas respetables y no tan respetables en varios kilometros a la redonda.
Rieron al unisono, poniendo los ojos en blanco, pues si habia algo que gustara a los hermanos de Cailin era las mujeres; tanto, que Gayo Druso declaraba a sus hijos hombres para encontrarles esposa y casarles antes de que provocaran un escandalo dejando encinta a la hija de alguien o, peor, siendo pillados seduciendo a la esposa de otro hombre.
– Esta Barbara Julio -dijo Flavio pensativo. -Es guapa y tiene buenos pechos. Eso va bien para los bebes.
– Y Elisia Octavio, o Nona Claudio -sugirio Tito.
Cailin asintio.
– Si, todas esas serian adecuadas. Ninguna de ellas me gusta tanto como para pedirles que se aparten de nuestro primo Quinto.
Las familias de las propiedades vecinas empezaban a llegar. Los gemelos presentaron sus sugerencias a su madre, y Kyna efectuo las debidas presentaciones. Quinto Druso era apuesto, ademas de poseer tierras, lo que le hacia algo mas que casadero.
– Necesita tres brazos -dijo Cailin secamente a su abuela, -pues Barbara, Nona y Elisia seguro que acabaran peleando como gatos para cazarle. ?Tendre yo que sonreir como una boba como hacen ellas para que un hombre se fije en mi? ?Que repugnante!
Brenna sofoco una risita.
– Lo unico que hacen es coquetear con Quinto -dijo. -Una de ellas debe ganar ascendencia sobre las otras si han de conquistar el corazon de tu primo. Los hombres y las mujeres han coqueteado desde siempre. Algun dia habra un hombre que te atraiga tanto que quieras coquetear con el, mi Cailin. Creeme.
Tal vez, penso Cailin, pero ella seguia pensando que las tres muchachas que revoloteaban ante Quinto eran