Habria que deshacerse de Gayo y su familia, pero ?como hacerlo? Nadie debia sospechar de el. No. El seria quien mas lloraria en los funerales de Gayo Druso Corinio y su familia… y el unico que quedaria para heredar las propiedades de su primo. Quinto sonrio para si. Al final poseeria mucha mas riqueza que cualquiera de sus hermanos en Roma. Penso en como se habia resistido a la idea de venir a Britania; sin embargo, de haber venido habria perdido la mayor oportunidad su vida.

– Pareces muy contento, amor mio -dijo Antonia, sonriendole mientras yacian en la cama.

– Como no iba a estarlo, carino -respondio Quinto Druso a su esposa. -Te tengo a ti y mucho mas. -Le puso una mano sobre el abultado vientre Es el primero de una gran casa, Antonia.

– ?Oh, si! -exclamo ella, cogiendole la mano y besandola.

«Los hijos de Antonia…», penso mientras acariciaba con ternura a su adorada esposa. Eran jovenes muy fragiles. El mas leve asomo de enfermedad se los llevaria. Realmente parecia una verguenza que los hijos de Sexto Escipion hubieran de tener, algun dia, al suyo. Pero, por supuesto, Antonia no permitiria que fueran desheredados. Aunque no era la mejor de madres, adoraba a sus hijos. Aun asi, podria suceder alguna desgracia, penso Quinto Druso. Cualquier cosa.

El hijo de Quinto Druso nacio en las Calendas de marzo, exactamente nueve meses despues de que sus padres se hubieran casado. El nino era robusto y estaba sano. Sin embargo, la alegria de Antonia duro poco pues a la manana siguiente los dos hijos habidos de matrimonio con Sexto Escipion fueron hallados ahogados en el estanque con peces del atrio. Las dos esclavas asignadas a vigilar a los ninos fueron encontradas en circunstancias de lo mas comprometedoras: desnudas, entrelazadas en un lascivo abrazo y ebrias. No hubo defensa para su crimen. Ambas fueron estranguladas y enterradas antes de que acabara aquel fatidico dia. El dolor provoco el desquicio de Antonia.

– Le llamare Postumo en honor a sus hermanos -declaro con aire dramatico y grandes lagrimas resbalandole por las mejillas mientras contemplaba al recien nacido. -Que tragico resulta que jamas pueda conocerles.

– Se llamara Quinto Druso el joven -le dijo su esposo, colocandole dos gruesos brazaletes de oro en el brazo mientras le daba un breve beso. -No debes afligirte, carino. La leche no te subira si lo haces. No permitire que mi hijo chupe las tetas de una esclava. Ellas no estan tan sanas como la propia madre. Livia, mi madre, siempre lo decia. Ella nos crio a mi hermano, a mi hermana y a mi hasta que tuvimos mas de cuatro anos. -Alargo el brazo y coloco una mano debajo de un pecho de Antonia diciendo con un deje de advertencia en la voz: -No prives a mi hijo, Antonia, de lo que le corresponde. Los hijos de Sexto Escipion eran inocentes, y como tales ahora estan con los dioses. No puedes hacer nada por ellos, carino. Deja de pensar en ellos y ocupate del hijo vivo que los dioses se han complacido en darnos.

Se inclino sobre ella y la beso en los labios otra vez.

La ninera cogio al bebe de brazos de Antonia. Dejo al nino a los pies de su padre. Quinto Druso tomo el bulto en sus brazos, reconociendo asi que el hijo era suyo. Este formal reconocimiento simbolico significaba que el recien nacido era admitido en aquella familia romana con todos sus derechos y privilegios. Nueve dias despues de nacer, Quinto Druso el joven recibiria su nombre oficialmente en una gran celebracion familiar.

– Recordaras lo que te he dicho, ?verdad? -dijo Quinto Druso a su esposa mientras devolvia el bebe a la ninera y se ponia en pie. -Nuestro hijo debe ser lo primero.

Antonia asintio, los ojos azules abiertos de par en par por la sorpresa. Esa era una faceta de su marido que habia visto y, de pronto, sintio miedo. Quinto habia sido siempre muy indulgente con ella. Ahora parecia que colocaba a su hijo por delante de ella. El la miro y sonrio.

– Estoy satisfecho contigo, Antonia. Han sido unos momentos terribles para ti, pero has de ser valiente. Eres la madre adecuada para mis hijos.

Salio del dormitorio y se encamino a la biblioteca. La casa se hallaba en silencio, ahora que sus hijastros no correteaban de un lado a otro. En cierto modo era triste, pero al cabo de unos anos en la villa volverian a oirse risas y gritos infantiles. Los de sus propios hijos. Una lampara ardia sobre la mesa cuando entro en su santuario particular; una vez dentro, cerro la puerta con firmeza. Solo la emergencia mas grave haria que alguien le molestara cuando aquella puerta estaba cerrada. Despues de casarse con Antonia habia inculcado a los criados, que aquella habitacion era su sancta sanctorum. Nadie debia entrar en ella sin su consentimiento expreso.

– Lo habeis hecho muy bien -dijo a los dos hombres que ahora salieron de las sombras de la habitacion.

– Ha sido facil, amo -dijo el de mayor estatura. -Esas dos nineras no nos han dado ningun problema. Un poco de vino con narcotico, joder un poco, otro poco de vino, un poco mas de…

– ?Si, claro! -interrumpio Quinto Druso impaciente. -El cuadro que me pintas es bastante explicito. Hablame de los ninos. ?Os han dado algun problema? ?No han gritado? No quiero que mas adelante aparezca algun testigo.

– Les estrangulamos en la cama, mientras dormian, amo. Despues colocamos los cuerpos en el estanque del atrio. Nadie nos vio, os lo garantizo. Era plena noche y todos dormian. Antes de acabar con los ninos preparamos la escena. Tenian un aspecto horrible, esas chicas -prosiguio el hombre alto y rio con aire obsceno.

– Nos prometisteis la libertad -dijo el otro hombre a Quinto Druso. -?Cuando nos la dareis? Hemos hecho lo que pedisteis.

– Os dije que debias realizar dos tareas para mi-fue la respuesta de Quinto Druso. -Esta no es mas que la primera.

– ?Cual es la segunda? ?Queremos nuestra libertad! -repuso el hombre alto.

– Eres impaciente, Cato -dijo Quinto Druso, observando su expresion de disgusto. Le divertia dar a sus esclavos nombres dignos, de sonido elegante. -Dentro de nueve dias mi hijo recibira su nombre formalmente y se celebrara una ceremonia de purificacion. Es un acontecimiento familiar que se celebra dentro de casa. Vendra mi suegro de Corinio y mi primo Gayo y su familia de su villa cercana. Quiero que estudieis bien a mi primo y a su familia.

»En mayo hay un festival celtico. Esa noche, desde que se pone el sol hasta que amanece, Gayo Druso concede libertad a sus esclavos. Tengo intencion de seguir la misma costumbre. Esa noche eliminareis a mi primo y a su familia. Como incentivo extra, podeis robar el oro de mi primo de un escondrijo que yo os revelare oportunamente. Con el alboroto que se formara tardare varios dias en descubrir que aquellos dos nuevos esclavos de Galia que compre hace poco han desaparecido. ?Comprendeis?

Miro friamente a los dos hombres, preguntandose si habria alguna manera de eliminarles a ellos tambien y ahorrarse la posibilidad de ser descubierto algun dia. No. Tendria que confiar en ellos. Si sabia juzgar bien a los hombres, huirian como alma que llevan los demonios para regresar a Galia.

– Beltane -dijo Cato.

– ?Beltane? -repitio Quinto Druso perplejo. -Es el festival celtico que habeis mencionado. Se celebra el primer dia de mayo, amo. No hay ningun otro festival importante de primavera.

– Muy apropiado -dijo Quinto Druso con un; breve sonrisa. -Me case con mi esposa en las Calenda de junio y nuestro hijo nacio en las de marzo. Ahora en las de mayo iniciare el camino de mi destino. Cree que el uno es mi numero de la suerte. -Miro a los dos galos. -Apagare la luz un momento. Salid por el jardin y comportaos. ?Los dos! Debeis tener facil acceso a la casa cuando mi primo y su familia esten aqui. Si causais dificultades, el mayordomo os enviara a los campos, y alli no me servis de nada.

Por la manana, Quinto Druso envio mensajeros; su suegro en Corinio y a su primo Gayo, invitandole: a ir a su casa, el dia de la imposicion del nombre y la purificacion del nuevo Druso.

Hasta que llegaron para la celebracion Gayo Druso Corinio y su familia no se enteraron de la muerte de los dos hijos mayores de Antonia.

– Oh, querida -exclamo Kyna, besando a la joven en ambas mejillas. -Lo siento terriblemente. ?Por que no enviaste a buscarme? Mi madre y yo habriamos venido. Y Cailin tambien. No es bueno que una mujer este sola en momentos de tanto dolor.

– No era necesario -dijo Antonia con suavidad. -Mis pequenos estan a salvo con los dioses. Quinto me lo ha asegurado. No puedo hacer nada por ellos. Debo pensar en el bebe. Quinto no quiere que una esclava lo crie. No puedo disgustarme o dejare de tener leche. Eso enfadaria mucho a Quinto, y se porta tan bien conmigo que no quiero que eso suceda.

– La tiene hipnotizada -observo Cailin con desagrado.

– Esta enamorada de el -respondio Kyna.

– Creo que ha sido muy oportuna la muerte de los dos hijos de Sexto Escipion -comento Cailin con voz

Вы читаете En Manos del Destino
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×