nordicas. Creo que ella nunca querra ir al palacio.

Philippa parecia escandalizada.

– ?Bessie prefiere actuar como un hombre de negocios? ??Como se lo permites?! No somos vulgares comerciantes. Si alguien se entera de que mi hermana se comporta de una manera tan indigna, caere en la ruina total. Me asombra que apruebes sus inclinaciones, mama. No pertenecemos a la nobleza, pero hemos logrado un lugar en la corte desde que tu naciste.

– Tu hermanita carece de tierras, pero Tom le proporcionara una generosa dote, asi que no tendra que conformarse con ser la esposa de un granjero. Podria ser un excelente partido para el heredero de un comerciante exitoso. Ademas, es muy inteligente y por nada del mundo aceptaria convertirse en la munequita de un hombre.

– ?Debes impedir que mi hermana caiga tan bajo!

– ?No seas necia, Philippa! ?De donde crees que proviene tu fortuna, cabeza hueca?

– El tio Tom es muy rico -respondio con ingenuidad. Rosamund se echo a reir.

– ?Y como crees que amaso esa fortuna? El bisabuelo de Tom y el mio eran primos hermanos. Martin Bolton fue enviado a Londres para desposar a la hija de un mercader de quien habia sido aprendiz. Se casaron y tuvieron un hijo. La muchacha era muy bonita, y fue seducida por el rey Eduardo IV. La pobre termino suicidandose de la verguenza. Eduardo se sintio culpable de la desgracia, sobre todo porque Martin Bolton y su consuegro eran acerrimos defensores del rey y lo habian ayudado financieramente en varias oportunidades. Para resarcirse, otorgo a Martin un titulo de nobleza, que nosotras hemos heredado, Philippa. Pero, de una u otra manera, lo que mantuvo prospera a esta familia fue siempre el comercio. Lamento que consideres bochornoso ganarse el propio pan. Has perdido el respeto por los valores morales durante tu estadia en la corte, Philippa; y no permitire que regreses hasta que hayas recobrado el sentido. No frunzas el ceno, hija. La decision esta tomada.

– ?No me entiendes, mama, porque nunca fuiste joven!

– Es cierto. No me permitieron ser joven. Desde los tres anos, soporte sobre mis hombros la pesada carga de Friarsgate. No tuve tiempo para gozar de la juventud, tal como tu la entiendes. Crees que tienes derecho a ser una consentida y una egoista, ?pero estas muy equivocada! Ahora ve a tu alcoba. Me has defraudado, hija mia.

– ?Regresare al palacio en Navidad o incluso antes! -rugio Philippa-. ?Aunque tenga que arrastrarme sola hasta Greenwkh! No me quedare aqui. Odio Friarsgate y estoy empezando a odiarte a ti tambien, mama, porque lo unico que te importa es esta maldita tierra. ?Nunca me has comprendido!

Philippa salio corriendo del salon y subio las escaleras.

Rosamund respiro hondo, y leyo por tercera vez la misiva de la reina. Desde el primer dia que su hija piso el palacio, supo que la perderia. Por esa razon, se habia rehusado a mandarla a la corte antes de que cumpliera los doce anos. Ciertamente, alli habia estudiado frances y griego, dominaba el arte del bordado y habia aprendido a bailar todas las danzas, a cantar y a tocar majestosamente el laud. Se banaba mas a menudo que sus hermanas y cuidaba su apariencia como si fuera la flor mas rara y delicada. Todas las mananas y todas las noches, Lucy daba cien cepilladas a su cabellera color caoba. En suma, Philippa se preparo con tenacidad para la vida de la corte y para ser dama de honor de Catalina. A los quince anos esperaba comprometerse y casarse con el segundo hijo de un conde. Su vida habia sido exactamente tal como ella habia deseado. Hasta ahora.

– Veo que has resistido el temporal -bromeo Maybel mientras se sentaba junto a Rosamund.

– Mas o menos. Esta muy enojada porque le he prohibido volver a la corte hasta que no modifique su conducta. Pero insiste en que regresara aunque tenga que arrastrarse. No recuerdo haber sido tan testaruda, Maybel.

– Eras tan cabeza dura como esa nina, pero volcabas toda tu pasion en Friarsgate y en las personas que dependian de ti. Philippa se ha convertido en una persona egoista. Tal vez siempre lo fue y no nos dimos cuenta. Me preocupa el futuro de Friarsgate.

– Es preciso que hable con Tom.

– ?Y por que no con tu marido? -pregunto Maybel, sorprendida. Rosamund sacudio la cabeza.

– No. Logan es mi esposo, pero jamas entendio mi relacion con Friarsgate. Ese es su unico defecto. Tom es mas comprensivo y sabra que hacer con Philippa. Si fuera por Logan, la casaria con el primer candidato aceptable que encontrara. No toleraria ni un segundo los berrinches de mi hija. No, Maybel, Tom debe acudir en nuestra ayuda lo antes posible; si me quedo demasiado tiempo aqui, Logan vendra a buscarme y no vacilara en darle una buena tunda a Philippa si sigue con ese comportamiento arrogante, y debo admitir que se lo merece.

– ?No andara aporreando a sus hijos? -dijo Maybel, horrorizada.

– No es un hombre cruel, querida amiga, pero es algo primitivo y un par de veces les ha pegado a Alexander y al pequeno Jamie. Es que son muy revoltosos. En cambio, su hijo John es dulce y encantador. No, es mejor recurrir a Tom.

– Edmund ya lo mando llamar. Estara aqui hoy a ultima hora o manana, vendra con Banon. Philippa se morira de envidia cuando vea a la mas guapa de tus hijas. Cuando era chica pensaba que se pareceria mas a ti que a su padre, Dios lo tenga en la gloria. Pero ahora es una mezcla de los dos. Con esos preciosos ojos azules, uno diria que es la hija de Logan Hepburn.

– Mis tios tambien tienen ojos azules-senalo Rosamund-. Si es tan hermosa a los trece, imagina como sera dentro de dos o tres anos.

– ?Uf! Tambien habra que conseguirle marido.

– De eso se ocupara Tom. Es su heredera. Dejemos que el elija al hombre que despose a Banon y se convierta en el amo de Otterly. No es de mi incumbencia.

La cena fue tensa. Philippa solo abrio la boca para criticar a su hermana. Elizabeth Meredith no era una nina que se quedaba sentada de brazos cruzados y aceptaba con mansedumbre los insultos de su hermana. Al principio, Rosamund trato de apaciguar a sus hijas, pero finalmente desistio.

– ?Vayanse a la cama, las dos! No quiero mas escandalos. Si no pueden comportarse como personas civilizadas, retirense de la mesa.

Las dos jovenes salieron del salon discutiendo entre ellas.

Rosamund se apoyo contra el respaldo de la silla y cerro los ojos por unos instantes. Todo estaba en calma antes de la llegada de Philippa. Comenzo a sentir una fuerte antipatia por el segundo hijo del conde de Renfrew. El tenia la culpa del descalabro. Asi como el sueno de su hija se habia desvanecido en el aire, la llegada de Philippa habia trastocado la vida de Rosamund. La muchacha habia adoptado una actitud claramente beligerante.

– Ire a la cama -anuncio en voz alta, aunque no habia nadie que la escuchara. Se levanto de la mesa y abandono el salon.

A media manana se oyo el sonido de un cuerno procedente de las colinas. Sir Thomas Bolton y Banon Meredith cabalgaban por el camino, precedidos por un jovencito que tocaba la trompeta, mientras unos galgos y un mastin correteaban junto a los jinetes. Lord Cambridge y su heredera iban acompanados por seis guardias armados. Llegaron a la puerta de la casa, donde Rosamund los esperaba ansiosa.

Tom se deslizo de la montura y ayudo a Banon a bajar de su caballo.

Banon Mary Katherine Meredith era una nina preciosa a punto de convertirse en una mujercita. Llevaba un vestido de montar de seda azul que combinaba con sus ojos; de la capucha colgaba un pequeno velo de hilo que dejaba ver su cabello color caoba.

– ?Mama! -exclamo, soltandose de los brazos de su tio. Beso a su madre con ternura-. ?Donde esta Philippa? ?Estoy ansiosa por verla!

La sonrisa de su hija le hizo acordar a su madre, de quien tenia un vaguisimo recuerdo.

– Espera, mi angel -aconsejo Rosamund-. Philippa no es la misma de hace dos anos. Esta triste y enojada.

– ?Es mala y egoista! -acoto Bessie Meredith, que habia escuchado a su madre, mientras corria al encuentro de su hermana-. ?Bannie, estas bellisima! -Luego se dirigio a Tom Bolton y se arrojo en sus brazos-. ?Tio Thomas! ?Que me has traido?

– ?Bessie! -la reto dulcemente Rosamund, pero Tom se echo a reir.

El tio metio la mano en su elegante jubon de terciopelo y saco un gatito color naranja, medio somnoliento.

– ?Le gusta, senora?

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