Cuando entro en la alcoba de su ama, se encontro con el conde, que observaba a su esposa dormida. '?Bendito sea! -penso la doncella-, ?Que mirada mas tierna!'. Dejo la bandeja sobre la mesa y le golpeo suavemente el hombro de Philippa.

– Milady, la cena esta servida. Se sentira mucho mejor despues de comer, ya lo vera. Su atento esposo esta a su lado esperando que se despierte.

– Mmmh -murmuro Philippa y abrio los ojos-. ?Crispin! El conde la miro y le sonrio.

– Tiene razon, pequena. Come algo antes de volver a dormir. Lucy, trae la bandeja. La senora comera en la cama. -El conde la ayudo a sentarse y coloco las almohadas en su espalda.

La doncella coloco la bandeja en el regazo de la joven esposa y se alejo a un rincon. Con ojos somnolientos, Philippa miro la comida y nego con la cabeza. El olor era delicioso, pero no tenia fuerzas para comer.

Crispin levanto la cuchara y comenzo a alimentarla. Abrio la boca, obediente, y trago. El conde repitio los mismos movimientos hasta que el plato quedo vacio.

– Tengo un cansancio increible.

– Tus tareas en la corte son agotadoras. Espero que cuando tengamos hijos ya no te resulte tan placentera esa forma de vida.

– No puedo abandonar mis obligaciones. Le debo lealtad a [a reina.

– Lucy, llevate la bandeja. Te llamare cuando te necesite. -Una vez que la doncella se hubo retirado, continuo-: Has sido dama de honor durante cuatro anos. Ahora eres una mujer casada y muy pronto otra muchacha ocupara tu lugar junto a la reina.

– Tenemos que acompanar a los reyes a Francia -le recordo Philippa.

– La reina sabe lo mucho que deseas ir a Francia y nos ha invitado para retribuir tu lealtad. Pero apenas termine el receso estival, deberas asumir tu rol de condesa de Witton. Deseo un heredero y es tu deber darmelo. Catalina conoce mejor que nadie las obligaciones de una esposa. Si le preguntaras, te diria lo mismo que yo.

– Prometiste que me dejarias permanecer en la corte.

– No. Dije que visitariamos la corte. Si no estas encinta, iremos alli en Navidad y en mayo del ano que viene. No me case contigo porque fueras una dama de honor, pequena.

– ?No, claro que no! ?Te casaste conmigo por las tierras de Melville!

– Es cierto, no voy a negar que la dote fue un factor importante. -Philippa lo fulmino con la mirada.

– ?Lograras que te odie!

– Espero que no, pequena, porque me he habituado a tu compania y me sentiria muy solo sin ti. ?Es tan terrible renunciar a la corte?

– Siempre fue mi unica ambicion.

– Era el sueno de una nina, pero ahora eres una mujer, Philippa. ?Acaso no aspirabas a casarte y tener hijos como otras jovencitas?

– Si, queria casarme con Giles FitzHugh, pero me abandono por la Iglesia.

– Entonces, lord Cambridge corrio a buscarte un marido y por uno de esos azares de la vida me encontro a mi. Dices que te gusta hacer el amor y, por cierto, lo has demostrado muy bien.

– ?Acaso esta mal? -se preocupo Philippa.

– No, esta bien, y me alegra que disfrutes de los placeres del lecho conyugal. Pero uno de los propositos del amor es tener hijos, y eso sera imposible si pasas todo el tiempo en la corte y yo me quedo en Brierewode ocupandome de mis tierras, como corresponde.

– ?Estas hablando como mi madre! -rezongo Philippa.

– Y tu estas hablando como una nina malcriada que no acepta asumir sus responsabilidades.

– Si eso es lo que piensas, ?por que no te quedas en casa mientras viajo a Francia con los reyes? Puedes administrar tus preciosas tierras perfectamente solo; no necesitas mi ayuda para eso.

– Ahora eres mi esposa y no iras sin mi.

– ?Me estas prohibiendo ir a Francia?

El conde noto un brillo asesino en sus ojos.

– No, porque se que ese viaje significa mucho para ti. Ademas, el encuentro entre el rey Enrique y el rey Francisco sera un acontecimiento extraordinario que contaremos a nuestros hijos en el futuro. -Volvio a besar su pequena mano-.Vamos, chiquilla, aplaca esa furia y hagamos las paces. Tenemos muchos anos por delante y miles de oportunidades para pelear.

Philippa no pudo evitar reir. Sin duda, su marido era un hombre encantador.

– Te perdono por haberme hecho enojar, Crispin.

El conde solto una carcajada. En ese momento entendio que su esposa siempre iba a querer tener la ultima palabra y que el casi siempre le haria creer que la tenia la mayor parte del tiempo.

– Le dire a Lucy que te prepare para dormir. Ire a comer al salon. Esta noche podras descansar tranquila.

Se puso de pie, se inclino en una galante reverencia y abandono el cuarto.

Philippa no tardo en quedarse dormida. En un momento de la noche, se desperto y sintio el cuerpo de su marido pegado a su espalda. Era una sensacion muy gratificante.

CAPITULO 15

Philippa no tardo en descubrir varias diferencias entre Brierewode y Friarsgate. Comparado con la propiedad de su madre, Brierewode era mucho mas pequeno, aun con la anexion de Melville. Mientras que las praderas y los campos de Friarsgate eran muy extensos y, en gran parte, agrestes, las tierras del conde de Witton estaban divididas en parcelas prolijamente sembradas y cultivadas. El ganado pastaba en un terreno rodeado por setos bajos para evitar que los animales escaparan. Varios terratenientes desconfiaban de ese sistema y otros incluso lo reprobaban abiertamente. Sin embargo, los vecinos de Crispin St. Claire no habian planteado ninguna queja hasta el momento.

Ademas, la region era mucho mas civilizada de lo que Philippa habia temido. Los vecinos vivian bastante cerca y el lugar era ideal para criar a sus futuros hijos.

No obstante, habia un problema. La joven no lograba hacer entender a su esposo que lo mas importante en su vida era servir a la reina Catalina, siguiendo la tradicion familiar de los Meredith, fieles servidores de los Tudor.

Un dia, Philippa recibio una carta de su madre que incluia la receta de un brebaje para evitar el embarazo y un sobre con semillas de zanahorias, el principal ingrediente de la pocion.

– Dudo que el sacerdote apruebe eso -se preocupo Lucy-. Perdone el atrevimiento, milady, pero le recuerdo que su obligacion es darle un hijo al senor conde.

– Mama toma esta pocion.

– Pero ella ya cumplio con sus deberes hacia su padre y hacia lord Hepburn -alego la doncella. Philippa entrecerro los ojos.

– ?Eres infeliz a mi lado, Lucy? ?Acaso deseas volver a Cumbria?- Lucy conocia muy bien a su ama y sabia que la amenaza no iba en serio.

– ?Usted me pediria que pusiera en peligro mi alma inmortal, milady?

– Si mi madre me envio esto, es porque quiere que lo use. ?Vas a cuestionar a la dama de Friarsgate? Annie jamas haria semejante cosa.

– Pero yo no soy mi hermana. De acuerdo, no protestare porque lo tome hasta que volvamos de Francia. Ademas, es una suerte que su esposo aun no la haya prenado. Se ve que es un hombre fogoso.

– ?Como lo sabes? -pregunto Philippa, ruborizada.

– Porque cada manana, cuando tiendo la cama, me encuentro con un revoltijo de sabanas.

– Tienes ojos demasiado curiosos, Lucy.

– Esta bien, le preparare el brebaje. Aunque ahora no lo necesita pues esta en el periodo menstrual. Eso dice la carta.

– ?Por que te habre ensenado a leer! -se lamento-. ?Y no se te ocurra decir una palabra a mi marido ni a nadie! ?Entendido?

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