mucho egoismo al negarse a acompanar a la senorita Irvine. Esa cierto que se entendia con los ancianos y que ahora le faltaba un trabajo, como lo senalo Georgia. Tampoco se nego de modo abierto ante Stallard Beauchamp a aceptar el empleo, recordo ahora Farran.
Farran supo a la manana siguiente que sus preferencias personales no tenian cabida en el asunto. Amaba a su padre y a su hermana, y fue ese amor, no un sentimiento del deber, lo que no le dejo otra alternativa.
Quiso mucho a su hermanastra cuando esta comento de modo espontaneo, al ver el rostro demacrado de Farran:
– Linda, no pudiste dormir bien, ?verdad?
– ?Se nota? -Farran logro sonreir y se dio cuenta de que no queria que su hermanastra sufriera todo el dia por su indecision-. He decidido llamar a Stallard Beauchamp esta noche -y al ver la sonrisa de Georgia, Farran supo que estaba comprometida.
– No te arrepentiras -afirmo Georgia con alegria.
Farran trato de pensar en eso durante todo el dia. ?Como podria lamentar ser el elemento esencial para ofrecerle a su padrastro la pieza del equipo que le hacia falta? ?Como podria lamentar ayudar de la misma manera a su hermanastra?
Cuando no pensaba en sus familiares ni en su amor por ellos, Farran trato de ser positiva. Le hacia falta trabajar y sabia que pronto deberia empezar a ganar dinero. Era cierto que habria buscado un puesto de secretaria, pero… bueno, el trabajo era el trabajo, ?verdad? Sabia que no enganaba a nadie mas que a si misma y deseo dar por terminado el asunto. No sentia deseos de llamar a Stallard, sobre todo al haberle dado la impresion de que nunca lo haria.
Como no sabia si Stallard Beauchamp trabajaba hasta tarde o terminaba su trabajo temprano, puesto que era viernes, decidio esperar a que dieran las ocho de la noche para llamarlo. Penso que Georgia se quedaria en casa para apoyarla esa noche. Pero, cuando esta llego a casa, se dispuso a salir a algun sitio; al parecer, estaba segura de que nada podria salir mal.
– Es mi turno de salir a cenar esta noche -saludo a Farran con alegria.
Pudiste haber tomado mi turno anoche, penso Farran con tristeza, aunque le dio gusto verla contenta.
– ?Se trata de alguien a quien conozco? -inquirio, pues conocia a, varios de los amigos de Georgia.
– Acabo de conocerlo esta semana -sonrio Georgia con emocion-. Se llama Idris Vaughan. Es el arquitecto con quien discuti acerca de las alteraciones que deseo hacer.
Despues de que Georgia se marcho, Farran volvio a ser torturada por los mismos pensamientos que la molestaron durante todo el dia.
Al cuarto para las ocho, decidio que no tenia caso esperar otros quince minutos. Tomo la tarjeta que le entrego Stallard Beauchamp y llamo al telefono, con los dientes apretados.
Para su desdicha, parecio que Stallard Beauchamp estuvo muy seguro de que llamaria por telefono. No parecia nada sorprendido al oir su voz.
Farran contuvo su ira y decidio que quiza no habria llamado aun a la senorita Irvine, para avisarle que tendria que soportarla durante un tiempo, como el mismo lo dijo. Asi que le pregunto:
– ?Acaso ya le has comunicado a la senorita Irvine que tendra una nueva, pero temporaria, dama de compania?
– Ya lo sabe -se burlo Stallard Beauchamp y Farran se tenso por la furia al sentir la confianza colosal que tenia en si mismo.
– ?No le parece que una chica de veinticuatro anos es demasiado joven para el puesto? -inquirio Farran. Se percato de que buscaba escapar del compromiso y tuvo que retractarse cuando el le pregunto, a bocajarro:
– ?Quieres el trabajo o no?
?Cerdo!, maldijo en su interior.
– ?Que significa eso de 'temporal'? -quiso saber la chica.
– Tres meses -le dijo sin dudarlo.
?Tanto tiempo! Su corazon se hundio. Estaba a punto de senalarle que no le tomaria tanto tiempo hallar a una dama de compania, pero recordo a la senorita Irvine. Se dio cuenta de que era muy afortunada, pues podrian ser necesarios seis meses para hallar a alguien adecuado para esa mujer amargada.
– ?Y estas de acuerdo en que al termino de ese plazo de tres meses, tu, a cambio, destruiras el testamento que te favorece?
– Tienes mi palabra de honor -replico Stallard Beauchamp.
– ?No crees que deberia tener algo por escrito? -presiono Farran y sintio deseos de matar al hombre odioso a golpes cuando oyo su comentario sarcastico.
– No se con que clase de personas se mezcle, senorita Henderson, pero en los circulos en los que me muevo, mi palabra siempre ha sido suficiente.
Farran lo odio mas por sentirse reganada. Ahogo su ira.
– ?En donde vive la senorita Irvine? -inquirio con frialdad-. ?Acaso tambien vive en High Monkton?
– La senorita Irvine vive en Low Monkton -explico con brevedad y menciono un pueblo que estaba a tres kilometros de casa de la senorita Newbold, como sabia Farran.
Despues de eso, no parecio tener otra pregunta mas que el saber cuando empezaria a trabajar. Farran pensaba que cuanto mas pronto empezara el maraton de tres meses, mas pronto terminaria, puesto que ya estaba comprometida.
– Si todo sale bien, creo que el lunes podre tomar un tren hasta Dorchester -le dijo con la esperanza de que entendiera que estaba lista para empezar su trabajo.
De nuevo la enfurecio cuando le dijo, con mas arrogancia que nunca, y con la implicacion de que ella no tenia ni voz ni voto en el asunto:
– Te llamare a las diez de la manana, manana. Ten las maletas listas -y coloco.
?Cerdo arrogante! ?Y que, si ella tenia otros asuntos pendientes manana? Suspiro, tal como suspiro al marcar el numero de telefono. Antes penso que no habia nada peor que descubrir que el hombre a quien amo resultara ser un hombre falso… pero ahora empezaba a pensar que no era asi.
Capitulo 4
Farran yacia despierta cuando, despues de medianoche, oyo que Georgia regresaba de su cita con Idris Vaughan. Se alegro cuando, sin pensar en la hora, Georgia entro en su cuarto para saber como estuvo la llamada telefonica. Al ver las maletas al pie de la cama, supo que Farran no se arrepintio.
– ?Cuando?
– Manana, a las diez -respondio Farran y por la expresion de Georgia se percato de que esta tampoco penso que empezaria a trabajar tan pronto.
– Bueno, no tienes una cita con el verdugo linda, asi que alegrate -Georgia se sento al pie de la cama-. ?Que fue lo que te dijo?
Henry Presten tomo el desayuno con Farran y Georgia la manana siguiente. Farran, de acuerdo con Georgia, decidio que no tenia caso contarle los pormenores del asunto. De todas formas, cuando Farran le explico a grandes rasgos sus planes, no parecio muy contento de tener que dejarla ir tan pronto, lo cual contento a la chica.
– Pero si acabas de llegar a casa -protesto el.
– Esta vez solo me ire durante tres meses -sonrio y espero que su sonrisa ocultara la falta de entusiasmo que sentia al pensar en esos tres meses.
Cinco minutos despues, Henry salio de la habitacion, molesto porque casi no habia visto a su hijastra desde su regreso. Georgia, quien era la unica optimista esa manana, se rio.
– Claro, todo es tu culpa -se dirigio a Farran-. Por lo que dice, tal parece que no pasa nada de tiempo en su taller -Farran sonrio de nuevo, pero su sonrisa desaparecio al oir que su hermanastra proseguia-: Farran, lo he estado pensando y no me parece nada satisfactorio, desde nuestro punto de vista, que solo tengamos la palabra de honor de Stallard Beauchamp de que rompera el ultimo testamento de la tia Hetty cuando terminen tus tres meses.