barato.

– Es un trato -acepto el con rapidez, haciendola perder la compostura.

Estuvieron frente a la puerta de la senorita Irvine antes de que ninguno de los dos pronunciara palabra de nuevo.

– ?Tiene la senorita Irvine problemas de salud de los que yo deba estar enterada? -no tuvo otro remedio que hacerle la pregunta.

– Tiene un poco de artritis en un hombro, pero, por lo general, goza de buena salud -informo Stallard.

Farran tomo su ultima bocanada de libertad mientras Stallard llamaba a la puerta de la casa grande y esperaban a que la senorita Irvine abriera.

– ?Stallard! -saludo con aparente alegria al verlo.

– Hola, Nona -replico el aludido con voz mucho mas calida de la que usaba para hablar con Farran-. Te he traido a Farran para que se quede contigo un tiempo -le anuncio. Al entrar en el vestibulo, la anciana miro a la chica con severidad mientras Stallard las presentaba.

– Stallard me dijo por telefono que tenias una relacion de parentesco con Hetty Newbold -comento Nona Irvine al conducirlos a la sala de estar-. Creo que recuerdo haberte visto en el funeral -anadio al sentarse en una silla e invitar a los otros a imitarla-. Estoy segura de que a ambos les sentara bien una taza de cafe despues del viaje hasta aqui -prosiguio con elegancia-. Ahora lo preparo.

– Yo lo hare -Stallard le quito a Farran las palabras de la boca-. Las dejare a solas para que se conozcan - murmuro y a Farran le parecio que era mucho mas imponente que diplomatico.

Nona Irvine dejo su aspecto agradable tan pronto como Stallard salio de la habitacion y adopto su expresion amargada, tal como la recordaba Farran.

– ?Alguna vez antes has actuado como dama de compania? -pregunto con dureza.

Farran no sabia cuanto le habria contado Stallard a la senorita Irvine y si, como esta era amiga de su familia, ella conoceria el contenido del testamento de la tia Hetty.

– Soy secretaria profesional -explico con cortesia, y sostuvo la mirada de la anciana-. Pense que me gustaria tomar un descanso de mi trabajo acostumbrado.

– ?Crees que el ser una compania para mi sera un descanso? -inquirio la senorita Irvine con brusquedad.

– Estoy segura de que no lo sera -replico Farran sin pensarlo.

En ese momento se percato de dos cosas: la primera, que la anciana no sabia nada del testamento de la tia Hetty, o la habria reganado por buscar un cambio de trabajo. La segunda, al ver que la senorita Irvine sonreia, ?que la anciana si tenia sentido de humor!

– ?Tienes idea de cuales seran tus deberes? -prosiguio Nona Irvine al adoptar de nuevo su expresion dura.

– Esperaba que usted me los dijera.

– Supongo que juegas al bridge.

– Me temo que no -tuvo que confesar y recibio una mirada de pocos amigos.

– Espero que sepas conducir -prosiguio la senorita Irvine.

– Si… pero no tengo auto.

– Hay uno en la cochera. Stallard me lo compro cuando esa mujer Titmarsh, tu antecesora -rezongo-, dijo que debiamos tener uno.

Farran penso que Stallard fue muy amable en comprarle a esa anciana nada amable un auto. Acto seguido, por los comentarios de la senorita Irvine, Farran se formo la idea de que esta parecia creer que una persona estaba mal de la cabeza si no disfrutaba de un buen juego de cartas. En ese momento, Stallard llego con el cafe.

Farran pronto descubrio que la senorita Irvine se ponia de excelente humor frente a Stallard, siempre que este estaba presente.

– ?Como te fue en la semana? -le pregunto el mientras los tres bebian cafe.

– Muy bien, gracias, Stallard -replico la senorita.

– ?Tuviste algun problema? -inquirio Stallard y Farran tuvo la impresion que, de ser asi, el lo habria resuelto, como si estuviera decidido a que los ultimos anos de la senorita Irvine resultaran tan placenteros como fuera posible.

– Ningun problema -sonrio de nuevo-. Bueno, ningun problema que no pudiera resolverse, si alguien le ensenara a Joan Jessop las reglas basicas del bridge.

– ?Joan Jessop es tu nueva companera de bridge? -pregunto Stallard y la senorita Irvine asintio.

Farran pudo deducir que la tia Hetty debio ser la antigua companera de bridge de Nina Irvine y que quiza fue asi como Stallard conocio a la tia Hetty.

Durante la media hora que siguio, la conversacion fue muy amable. Farran participo cada vez que algun comentario la incluia. Pudo darse cuenta de que no solo Stallard parecia tener mucho tiempo para la anciana, sino de que la consideraba mas como una parienta que como la amiga de familia que le dijo a Farran que ella era.

Fue claro que tambien visitaba con frecuencia la casa de Low Monkton y que tenia una invitacion abierta para quedarse a pasar el fin de semana alli cuando quisiera… a pesar de lo cual, hasta ahora, nunca habia hecho uso de la invitacion. Con alivio, Farran se entero de que tampoco se quedaria ese fin de semana.

– Creo que no te quedaras, ?verdad? -dijo la senorita Irvine cuando Stallard se puso de pie para subir las maletas al cuarto de Farran.

– Ya he hecho planes para esta noche -sonrio.

– ?Quien es la mujer afortunada de hoy? -inquirio la anciana con cierto brillo de malicia en los ojos azules, para sorpresa de Farran.

Farran se percato de que Stallard la miraba, asi que alzo los ojos al techo, como para decirle que no le importaba mucho lo afortunada que fuera la susodicha… Casi los bajo por la impresion, ya que pudo jurar que Stallard estaba a punto de sonreir.

Claro, no sonrio, sino que fue al auto y regreso con una maleta en cada mano.

– ?Que cuarto usara Farran? -le pregunto a Nona Irvine.

– El que esta mas cerca de la escalera -contesto-. Si dejas las maletas en el vestibulo, ella las puede subir despues.

– Limitaremos el riesgo de accidentes si yo le enseno su habitacion ahora -replico y Farran se dio cuenta de que era una manera sutil de decirle que asi, la anciana no tendria que tomarse la molestia de subir por la escalera.

Farran se levanto de la silla y Stallard la dejo pasar primero para subir al primer piso. Al llegar arriba, Farran se detuvo frente al primer dormitorio que vio.

– ?Este? -espero a que el asintiera y abrio la puerta. Ambos se detuvieron puesto que, al entrar, el cuarto todavia mostraba senales de ser habitado por su antigua ocupante. Farran miro el tocador que estaba manchado de maquillaje y polvo.

– ?Lo siento! -exclamo Stallard-. La senorita Titmarsh, la anterior dama de compania de Nona, se fue el miercoles pasado. Me equivoque al pensar que la senora de limpieza de Nona venia los lunes, miercoles y viernes -hizo una breve pausa-. Te hallaremos otro cuarto -declaro con prontitud.

Pero Farran no tenia la intencion de empezar mal con la senora de la casa. La querida anciana quiso que tuviera este cuarto y no le agradaria cambiar sus planes, cuando apenas hacia una hora que la chica empezo a trabajar en su nuevo puesto.

– Contrario a tu obvia creencia de que nunca en mi vida he tomado un plumero -Farran lo detuvo antes de que el llevara su equipaje a otro lado-, y a riesgo de arruinar la opinion que tienes de mi, te prometo que no me tomara mucho tiempo ordenar este cuarto.

Se percato de que su sarcasmo no le agrado a Stallard, pero logro el efecto deseado pues, despues de mirarla con enojo, dejo sus maletas en el suelo. Farran le sonrio con dulzura.

Pero no sonrio mucho tiempo, pues vio que Stallard sacaba un cheque de su bolsillo y se lo entregaba. Despues dedujo que debio escribirlo mientras esperaba a que el cafe estuviera listo.

– Este es el salario del primer mes -informo con los dientes apretados-. Espero que te hagan ganarte cada centavo -anadio con una sonrisa falsa, y la dejo sola, con la boca abierta.

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