Senti que el corazon me daba un salto en el pecho.
– ?Eso dijo? ?Bosques o montes?
– Si.
– ?Cuales fueron sus palabras exactamente?
– No me acuerdo.
– Intentalo.
– Paul Copeland mintio sobre lo que sucedio en ese bosque. -Despues inclino la cabeza-. Ah, espera.
Espere.
Entonces dijo algo que casi me hace salir de la carretera.
Un nombre:
– Lucy.
– ?Que?
– Ese fue el otro nombre. Dijo: «Paul Copeland mintio sobre lo que sucedio en ese bosque. Y Lucy tambien».
Ahora me tocaba a mi estar en silencio.
– Paul -dijo Raya-, ?quien es Lucy?
El resto del trayecto permanecimos en silencio.
Yo estaba perdido en mis pensamientos sobre Lucy. Intentaba recordar el tacto de sus cabellos tan rubios, el maravilloso olor que desprendian. Pero no podia. Ese era el problema: los recuerdos parecian borrosos. No lograba recordar que parte era real y cual habia fabricado mi imaginacion. Solo recordaba la exaltacion, la sensualidad. Los dos eramos novatos, los dos patosos, los dos inexpertos, pero fue como una cancion de Bob Seger, o tal vez «Bat Out of Hell» de Meat Loaf. Dios mio, la lujuria. ?Como habia empezado? ?Y cuando esa lujuria viro hacia algo parecido al amor?
Los romances de verano se acaban. Eso era parte del trato. Nacen como algunas plantas o insectos, que no son capaces de sobrevivir a mas de una estacion. Yo creia que Luce y yo seriamos diferentes. Lo fuimos, supongo, pero no de la forma que yo creia. Yo creia de verdad que nunca nos separariamos.
Los jovenes son tan tontos.
El edificio de apartamentos AmeriSuites estaba en Ramsey, Nueva Jersey. Raya tenia una llave. Abrio la puerta de una habitacion del tercer piso. Describiria la decoracion, pero la unica palabra con la que podria describirla seria sosa. El mobiliario tenia toda la personalidad que cabia esperar en una casa de apartamentos de una carretera llamada 17 en el norte de Nueva Jersey.
Cuando entramos en la habitacion, Raya solto una exclamacion.
– ?Que? -pregunte.
Estaba repasando la habitacion con la mirada.
– Habia montones de papeles sobre esa mesa -dijo-. Carpetas, revistas, boligrafos y lapices.
– Ahora esta vacia.
Raya abrio un cajon.
– Su ropa ha desaparecido.
Realizamos un registro cuidadoso. Todo habia desaparecido: no habia papeles, ni carpetas, ni articulos de revista, ni cepillo de dientes ni efectos personales, nada. Raya se sento en el sofa.
– Alguien ha venido y ha vaciado el piso.
– ?Cuando estuviste aqui por ultima vez?
– Hace tres dias.
Fui hacia la puerta.
– Vamos.
– ?Adonde vas?
– Voy a hablar con alguien de recepcion.
Pero solo habia un chico trabajando. No nos dijo practicamente nada. El inquilino se habia inscrito como Manolo Santiago. Habia pagado en efectivo y habia dejado un deposito en efectivo. La habitacion estaba pagada hasta final de mes. El chico no recordaba que aspecto tenia el senor Santiago ni sabia nada de el. Ese era el problema de esta clase de apartamentos. No es necesario atravesar la recepcion. Es facil pasar desapercibido.
Raya y yo regresamos a la habitacion de Santiago.
– ?Dijiste que habia papeles?
– Si.
– ?Que decian?
– No me dedicaba a fisgar.
– Raya -dije.
– ?Que?
– Debo ser sincero contigo. No me creo del todo tu papel de transeunte ignorante.
Ella solo me miro con esos malditos ojos.
– ?Que? -le pregunte.
– Quieres que confie en ti.
– Si.
– ?Por que deberia hacerlo?
Lo pense un momento.
– Me mentiste cuando nos conocimos -dijo.
– ?Sobre que?
– Dijiste que solo estabas investigando su asesinato. Como un detective o algo asi. Pero no era cierto, ?verdad?
No dije nada.
– Manolo no confiaba en ti -siguio ella-. Lei esos articulos. Se que sucedio algo en ese bosque hace veinte anos. El creia que tu habias mentido.
Segui sin decir nada.
– Y ahora esperas que yo te lo cuente todo. ?Por que iba a hacerlo? Si estuvieras en mi lugar, ?dirias todo lo que sabes?
Me tome un momento para aclarar mis pensamientos. En parte tenia razon.
– Asi que viste los articulos.
– Si.
– Por lo tanto sabes que yo estuve en el campamento ese verano.
– Si.
– Y tambien sabes que mi hermana desaparecio esa noche.
Asintio con la cabeza.
– Por eso estoy aqui -dije mirandola fijamente.
– ?Estas aqui para vengar a tu hermana?
– No, estoy aqui para encontrarla -respondi.
– Pero yo creia que habia muerto. Que Wayne Steubens la habia matado.
– Eso es lo que yo pensaba tambien.
Raya volvio la cabeza un momento. Despues me miro directamente a los ojos.
– ?Sobre que mentiste entonces?
– Sobre nada.
Aquellos ojos otra vez.
– Puedes confiar en mi -dijo.
– Es lo que hago.
Espero. Yo tambien espere.
– ?Quien es Lucy?
– Es una chica que estaba en el campamento.
– ?Que mas? ?Que relacion tiene ella con esto?
– Su padre era el dueno del campamento -dije, y anadi-: Tambien era mi novia en aquella epoca.
– ?Y en que mentisteis vosotros dos?
– No mentimos.
– ?A que se referia Manolo, pues?
– No tengo ni la mas remota idea. Eso es lo que intento descubrir.
– No lo entiendo. ?Por que estas tan seguro de que tu hermana esta viva?
– No estoy seguro -dije-. Pero creo que existe una posibilidad digna de tenerse en cuenta.
– ?Por que?
– Por Manolo.
– ?Que pasa con el?
La mire a la cara y me pregunte si estaria jugando conmigo.