Pero yo estaba pensando.

– Fuisteis a Rusia a investigar a mis padres.

– Yo no.

– No, me refiero a un investigador de MVD. Y vosotros sabiais lo de aquellos asesinatos, que el sheriff me interrogo. Asi que…

Ahora lo veia.

– Asi que interrogasteis a todos los que estuvieron relacionados con el caso. Se que mandasteis a alguien a visitar a Wayne Steubens. Y eso significa que tambien fuisteis a ver a la familia Perez, ?no?

– No lo se, pero tiene logica.

– Y asi es como se entero Gil. Fuisteis a ver a los Perez. Su madre o su padre o alguien os llamo. El vio la manera de obtener algun dinero. Se presenta. No os dice quien es en realidad. Pero tiene suficiente informacion para despertar vuestra curiosidad. Y te mandan a ti para… ?seducirle?

– Para acercarme a el. No seducirle.

– Tu dilo como quieras. ?Y que? ?Mordio el anzuelo?

– Los hombres casi siempre pican.

Pense en lo que habia dicho Cingle. No era un camino que tuviera ganas de recorrer otra vez.

– ?Y que te dijo?

– Casi nada. Bueno, nos dijo que aquella noche estabas con una chica. Una tal Lucy. Solo sabia eso, lo que te dije. El dia despues de que nos conocieramos, llame a Manolo al movil. Se puso el detective York. El resto ya lo sabes.

– ?O sea que Gil intentaba conseguir pruebas? ?Para cobrar esa importante recompensa?

– Si.

Reflexione. Habia visitado a Ira Silverstein. ?Por que? ?Que podia decirle Ira?

– ?Gil dijo algo sobre mi hermana?

– No.

– ?Dijo algo sobre… bueno, sobre Gil Perez? ?O sobre cualquiera de las victimas?

– Nada. Era desconfiado, ya te lo he dicho. Pero estaba claro que tenia algo gordo.

– Y entonces acaba muerto.

Sonrio.

– Imaginate lo que pensamos.

Vino el camarero a tomar nota. Yo pedi la ensalada especial. Raya pidio una hamburguesa con queso, poco hecha.

– Te escucho -dije.

– Un hombre dice que tiene trapos sucios sobre ti. Esta dispuesto a darnos pruebas a cambio de dinero. Y antes de que pueda contarnos lo que sabe, acaba muerto. -Raya corto un pedacito de pan y lo unto con aceite de oliva-. ?Que habrias pensado tu?

Me salte la respuesta obvia.

– Por lo tanto, cuando Gil aparecio muerto, tu mision cambio.

– Si.

– A partir de entonces tenias que acercarte a mi.

– Si. Pense que mi historia triste de Calcuta serviria contigo. Dabas el tipo.

– ?Que tipo?

Se encogio de hombros.

– Un tipo y ya esta. Yo que se. Pero no me llamaste. Asi que te llame yo.

– Esa habitacion de Ramsey en la que me dijiste que vivia Gil…

– La alquilamos. Intentaba hacer que admitieras algo.

– Y lo que hice fue contarte cosas.

– Si. Pero no estabamos seguros de que contaras la verdad o de que la contaras toda. Nadie creyo realmente que Manolo Santiago fuera Gil Perez. Pensamos que probablemente era un pariente.

– ?Y tu?

– Yo te crei, francamente.

– Tambien te dije que Lucy era mi novia.

– Eso ya lo sabiamos. De hecho, ya la habiamos localizado.

– ?Como?

– Somos una agencia de detectives. Pero segun Santiago, ella tambien mentia sobre algo que sucedio aquella noche. Por eso pensamos que un interrogatorio directo no serviria.

– Y en lugar de eso le mandasteis el diario.

– Si.

– ?De donde sacasteis la informacion?

– Eso no lo se.

– Y entonces le toco a Lonnie Berger espiarla.

No se molesto en contestar.

– ?Algo mas? -pregunte.

– No -dijo-. La verdad es que es un alivio que me hayas descubierto. No me importaba cuando creia que eras un asesino. Ahora me siento sordida.

Me levante.

– Puede que te pida que testifiques.

– No lo hare.

– Ya, me lo dicen siempre -dije.

Capitulo 32

Loren Muse estaba investigando a la familia Perez.

Enseguida le llamo la atencion algo curioso. Los Perez eran los propietarios del bar en el que se habia producido el encuentro de Jorge Perez con Cope. A Muse le parecio un dato interesante. Eran una familia inmigrante pobre, y ahora tenian propiedades por valor de cuatro millones de dolares. Por supuesto, si empiezas con casi un millon, en veinte anos, aunque solamente los inviertas razonablemente bien, la cifra tiene logica.

Se pregunto que significaria, si es que significaba algo, cuando llego la llamada. Descolgo y sujeto el telefono entre el hombro y la oreja.

– Muse al habla.

– Hola, encanto, soy Andrew.

Andrew Barrett era su contacto en John Jay College, el tecnico de laboratorio. Aquella manana tenia que ir al viejo campamento y empezar a buscar el cadaver con su nueva maquina de radar.

– ?Encanto?

– Solo trabajo con maquinas -dijo-. No me aclaro con las personas.

– Ya. ?Tienes algun problema?

– Bueno, en realidad no.

Canturreaba de una forma curiosa.

– ?Ya estas en el sitio? -pregunto Muse.

– ?Estas de cona? Por supuesto que si. En cuanto me diste el visto bueno, fui pitando para alli. Hemos conducido toda la noche, hemos dormido en un motel 6, y hemos empezado a trabajar al alba.

– ?Y que pasa?

– Estamos en el bosque, ?vale? Y empezamos a buscar. La XRJ, que es como se llama la maquina, la XRJ hacia cosas raras, pero la hemos acelerado y ya esta. Oh, me he traido un par de estudiantes. ?Te parece bien?

– Me da igual.

– Pense que no te importaria. No les conoces. ?Como ibas a conocerles? Son buenos chicos, ?sabes?, ilusionados por hacer trabajo de campo. Supongo que lo recuerdas. Un caso de verdad. Se han pasado la noche informandose del caso en Google, leyendolo todo sobre el campamento.

– ?Andrew?

– Vale, perdona. Ya te lo he dicho, lo mio son las maquinas, no las personas. Claro que no enseno a maquinas, eso no. Quiero decir que los estudiantes son personas, de carne y hueso, pero de todos modos… -Se aclaro la garganta-. Bien, ?te acuerdas de que te dije que esta nueva maquina de radar, la XRJ, es una trabajadora estupenda?

– Si.

– Bueno, pues tenia razon.

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