Muse se cambio el telefono de lado.
– ?Me estas diciendo…?
– Te estoy diciendo que deberias venir enseguida. El forense ya esta en camino, pero estoy seguro de que querras verlo por ti misma.
El telefono del detective York sono y el descolgo.
– York.
– Eh, soy Max, del laboratorio.
Max Reynolds era su contacto en el laboratorio para este caso. Esto era algo nuevo en el laboratorio. Contactos de laboratorio. Cada vez que tenias un caso de asesinato, te adjudicaban uno nuevo. A York le caia bien este chico. Era listo y se limitaba a darle la informacion. Algunos tecnicos de laboratorio veian demasiadas series de television y creian que era esencial hacer un monologo explicativo.
– ?Que pasa, Max?
– Tengo el resultado de la prueba de fibras de la alfombra. La que habia en el cuerpo de Manolo Santiago.
– Vale.
Normalmente el contacto se limitaba a enviar un informe.
– ?Algo raro?
– Si.
– ?Que?
– Las fibras son antiguas.
– No se si te entiendo.
– Esta prueba suele ser muy facil. Los fabricantes de coches utilizan todos la misma clase de alfombras. Asi que puedes tener un GM y tal vez tendras un margen de cinco anos. A veces tienes mas suerte. Quizas el color solo se utilizo en un modelo y solo durante un ano, esa clase de cosas. Asi que el informe dira algo asi como coche fabricado por Ford, interior gris, de 1999 a 2004. Algo asi.
– Si.
– Esta fibra de alfombra es antigua.
– Puede que no sea de coche. Puede que alguien la envolviera en una alfombra vieja.
– Es lo primero que pensamos. Pero hemos investigado un poco mas. Es de coche. Pero el coche en cuestion debe de tener mas de treinta anos.
– Uau.
– Esta alfombra concreta se utilizo entre 1968 y 1974.
– ?Algo mas?
– El fabricante -dijo Reynolds- era aleman.
– ?Un Mercedes-Benz?
– No, no es de una gama tan alta -dijo-. Si tuviera que adivinar diria que el fabricante era Volkswagen.
Lucy decidio volver a intentar hablar con su padre.
Ira estaba pintando cuando llego Lucy, y la enfermera Rebecca estaba con el. La enfermera le echo una mirada de desagrado cuando la vio entrar. Su padre le daba la espalda.
– ?Ira?
Cuando el se volvio, Lucy casi retrocedio del susto. Estaba horrible. No tenia ningun color en la cara. Iba mal afeitado y tenia capas de pelos en las mejillas y el cuello. Siempre habia llevado los cabellos con un estilo despeinado que le favorecia. Pero ahora no. Ahora parecia que hubiera vivido muchos anos en la calle.
– ?Como te encuentras? -pregunto Lucy.
La enfermera Rebecca le lanzo una mirada de reproche.
– No muy bien -dijo el.
– ?En que estas trabajando? -pregunto Lucy.
Se acerco a la tela y se paro cuando vio lo que era.
Bosque.
La dejo de piedra. Sin duda, era su bosque. El viejo campamento. Lucy sabia exactamente que parte de el representaba. Ira habia pintado con precision todos los detalles. Asombroso. Lucy sabia que ya no conservaba fotografias, y la verdad es que nadie sacaria una fotografia desde ese angulo. Ira se acordaba. Se le habia quedado grabado en el cerebro.
La pintura era una vision nocturna. La luna iluminaba las copas de los arboles.
Lucy miro a su padre. Su padre la miro a ella.
– Nos gustaria estar solos -dijo Lucy a la enfermera.
– No me parece buena idea.
La enfermera Rebecca creia que la conversacion lo haria empeorar. La verdad era precisamente lo contrario. En la cabeza de Ira habia algo que se le habia quedado grabado. Despues de tantos anos, por fin tenian que enfrentarse a ello.
– ?Rebecca? -dijo Ira.
– ?Si, Ira?
– Vete.
Asi, sin mas. El tono no era frio, pero tampoco especialmente calido. Rebecca se demoro alisandose la falda, suspirando y poniendose de pie.
– Si me necesitas me llamas, ?vale, Ira? -dijo.
Ira no dijo nada. Rebecca se marcho, pero no cerro la puerta.
No tenia musica puesta y eso sorprendio a Lucy.
– ?Quieres que ponga algo de musica? ?Te apetece Hendrix?
Ira nego con la cabeza.
– No, ahora no.
Cerro los ojos. Lucy se sento a su lado y le cogio las manos.
– Te quiero -dijo.
– Yo tambien te quiero, Luce. Mas que a nada. Siempre. Para siempre.
Lucy espero. El mantuvo los ojos cerrados.
– Estas pensando en aquel verano -dijo.
Ira siguio con los ojos cerrados.
– Cuando vino Manolo Santiago a verte…
El apreto con fuerza los ojos.
– ?Ira?
– ?Como lo has sabido?
– ?Saber que?
– Que vino a verme.
– Estaba en el diario de visitas.
– Pero… -Por fin abrio los ojos-. Hay algo mas, ?no?
– ?A que te refieres?
– ?A ti tambien te visito?
– No.
Eso parecio desconcertarlo. Entonces Lucy decidio tomar otro camino.
– ?Te acuerdas de Paul Copeland? -pregunto.
Ira volvio a cerrar los ojos, como si le dolieran.
– Claro.
– Le he visto -dijo Lucy.
El abrio los ojos.
– ?Que?
– Ha venido a verme.
Se quedo boquiabierto.
– Algo esta pasando, Ira. Algo hace que revivamos todo aquello despues de tantos anos. Tengo que saber por que.
– No, no tienes por que.
– Si. Ayudame por favor.
– ?Por que…? -Se le quebro la voz-. ?Para que ha ido a visitarte Paul Copeland?
– Porque quiere averiguar que paso aquella noche en realidad. -Inclino la cabeza-. ?Que le dijiste a Manolo Santiago?
– ?Nada! -grito-. ?Absolutamente nada!
– Esta bien, Ira. Pero yo necesito saber.
– No necesitas saber nada.
– ?Saber que? ?Que le dijiste, Ira?