– ?Te molan los negratas o que? -anadio en un marcado dialecto que solo utilizaria un cerdo racista.
– Callate, tio -dijo Ethan, lanzandole un punetazo mas fuerte que el de antes.
Paul se rio, pero el golpe le hizo recular hacia un grupo de gente que caminaba hacia el bosque, y se puso a soltar consignas racistas hasta que estuvo lo bastante lejos para que la musica ahogara sus palabras.
Ethan seguia con los punos apretados, y los musculos de los hombros se le marcaban bajo la camiseta.
– Capullo de mierda -escupio.
– ?Por que no te calmas? -pregunto Lena, pero el corazon se le acelero cuando Ethan se volvio hacia ella.
Su colera la atraveso como un laser, y Lena se llevo la mano al bolsillo de atras, tocando el cuchillo como si fuera un talisman.
– No le hagas caso, ?entendido? Es un idiota -dijo Ethan.
– Si -contesto Lena, intentando relajar la situacion-, lo es.
Ethan le lanzo una mirada compungida, como si le pareciera muy importante que ella lo creyera antes de que entraran en la residencia.
La puerta principal estaba abierta, y habia un par de estudiantes. Lena no supo de que sexo eran, pero se imagino que si quedaba por ahi unos segundos mas, lo veria por si misma. Paso junto a ellos, evitando su mirada, intentando identificar el peculiar olor que flotaba en el ambiente. Despues de siete meses trabajando en la universidad, conocia muy bien el olor de la marihuana, pero no era eso.
En la entrada, un largo vestibulo central con una escalera conectaba los tres pisos, y dos pasillos mas, perpendiculares, daban acceso a las habitaciones y los dormitorios. La residencia tenia la misma distribucion que las otras del campus. La unidad en donde vivia Lena era muy parecida, excepto por el hecho de que todas las habitaciones de la residencia de la facultad poseian una suite con su propio cuarto de bano y una salita que tambien hacia las veces de cocina americana. Aqui habia dos estudiantes por habitacion, y cuartos de bano comunitarios al final de cada pasillo.
Cuanto mas se acercaban Ethan y Lena al final del pasillo, mas claramente identificaba dos de los olores que habia en el aire: a orines y vomitos.
– Tengo que pararme aqui un momento -dijo Ethan, deteniendose frente a una puerta en la que habia una pegatina que rezaba «RESIDUOS PELIGROSOS»-. ?Te importa?
– Te esperare fuera -contesto Lena, apoyandose contra la pared.
Ethan se encogio de hombros, metio la llave en la cerradura y sacudio la puerta hasta que se abrio. Lena no entendio por que se molestaba en cerrarla. Casi todos los residentes del campus sabian que bastaba con sacudir los pomos con la fuerza suficiente para que las puertas se abrieran solas. La mitad de los robos denunciados no mostraban indicios de que se hubiera forzado la puerta.
– Vuelvo enseguida -dijo Ethan antes de entrar y cerrar la puerta.
Lena observo el tablon para recados que habia pegado en la puerta mientras esperaba. La mitad era un tablero de corcho, y la otra una pizarra para escribir con rotulador. En el corcho habia varias notas pegadas con chinchetas que Lena no tuvo curiosidad de desdoblar y leer. En la pizarra blanca, alguien habia escrito: «Ethan la chupa muy bien», y al lado habia un dibujo de lo que parecia un mono deforme con un bate de beisbol o un pene erecto en su mano de tres dedos.
Lena suspiro, preguntandose que cono estaba haciendo alli. Tal vez lo mejor era que al dia siguiente fuera a comisaria a hablar con Jeffrey. Tenia que haber una manera de convencerle de que no estaba implicada en el caso. Deberia volver a casa ahora mismo, servirse una copa e intentar dormir, y asi, a la manana siguiente, tendria la cabeza despejada para trazar un plan de actuacion. Pero tambien podia quedarse y charlar con el amigo de Andy, con lo que al fin podria tener algo para Jeffrey que le demostrara que actuaba de buena fe.
– Lo siento -dijo Ethan al volver, con la misma pinta que cuando entrara en el cuarto.
Se pregunto que habria estado haciendo, pero le falto curiosidad para preguntar. Probablemente habia supuesto que ella entraria con el, y que podria seducirla con sus encantos juveniles. Lena se dijo que ojala no pareciera tan tonta como el la consideraba.
– ?Oh, mierda! -exclamo Ethan, borrando el mensaje de la pizarra con la manga-. Hay que ver que cosas ponen.
– No pasa nada -dijo ella, aburrida.
– De verdad -insistio el-. Deje de hacer estas cosas en el instituto.
Lena le creyo por un instante, pero se permitio una sonrisa al darse cuenta de que Ethan bromeaba.
Recorrieron el pasillo, y el le pregunto casi gritando:
– ?Te gusta esta cancion?
– Desde luego que no -le dijo Lena, pensando de nuevo si no seria mejor dejarlo.
Podia conseguir el nombre del amigo de Andy y que se encargara Jeffrey manana.
– ?Que clase de musica te gusta? -pregunto Ethan.
– La que no te da dolor de cabeza -contesto Lena-. ?Vamos a hablar con ese amigo tuyo o no?
– Por aqui.
Ethan le senalo las escaleras de delante.
Un trozo de enlucido se cayo del techo delante de Lena cuando entraron en el pasillo principal, y aunque Lena solo podia oir la musica, supo que el suelo crujia sobre su cabeza.
Arriba habia una gran sala comunitaria junto a las escaleras, con una tele y mesas para estudiar, aunque no parecia que en ese momento nadie estuviera estudiando. Tambien habia una cocina comunitaria, pero, a juzgar por las otras residencias que Lena habia visto, probablemente todo lo que contenia era una vetusta nevera, un microondas con la puerta atascada y maquinas expendedoras. En la segunda planta habia menos habitaciones y, aunque estas eran mas pequenas, era la planta mas codiciada. Tras haber catado el olor de los cuartos de bano mas utilizados del piso inferior, Lena intuyo por que.
– Por aqui -le chillo Ethan.
Lena le siguio, y se abrieron paso entre la gente sentada en las escaleras. Nadie parecia tener mas de quince anos, pero todos bebian un brebaje color rosa que contenia tanto alcohol que a Lena le llego el olor al pasar. Reconocio el tercer aroma del ambiente: licor fuerte.
El pasillo de arriba estaba mas concurrido que las escaleras, y Ethan le cogio suavemente la mano para que no se perdiera. Lena trago saliva ante aquel contacto repentino, y dirigio la mirada hacia la mano que acababa de cogerla. Los dedos eran largos y delicados, casi de chica. La muneca tambien era fina, y los huesos le asomaban justo debajo de la manga de la camiseta. La habitacion estaba tan atestada y hacia tanto calor que no entendia como Ethan no estaba sudando. Tanto daba lo que ocultara bajo las mangas, no valia la pena sudar como un cerdo en una sala en la que habia al menos un centenar de personas, todos saltando al ritmo de lo que solo con muy buena voluntad se podia denominar musica.
De pronto la musica se detuvo. La sala se quejo al unisono, y siguio una carcajada cuando las luces se apagaron.
A Lena se le encogio el corazon cuando unos desconocidos chocaron con ella. A su lado un hombre susurro algo, y una chica solto una carcajada. Tras ella, otro individuo apreto el cuerpo contra el de ella, y esta vez el contacto no fue involuntario.
– ?Eh, volved a poner la musica! -exclamo alguien.
– ?Un momento! -respondio alguien, y una linterna ilumino el rincon mientras el pinchadiscos intentaba reunir su material. Los ojos de Lena por fin se acostumbraron a la penumbra, y distinguio las formas de la gente que tenia alrededor. Avanzo un poco, y el tipo que tenia detras la siguio como una sombra. Le puso las manos en la cintura y le susurro: «Hola» al oido.
Lena se quedo helada.
– Vamos a alguna parte -dijo, frotandose contra ella.
Lena intento decirle: «Basta», pero la palabra se le quedo en la garganta. Se lanzo hacia Ethan, y le rodeo el brazo con las manos antes de darse cuenta de lo que hacia.
– ?Que? -pregunto Ethan.
Incluso en la oscuridad, ella se dio cuenta de que Ethan miraba a su espalda y comprendia lo que pasaba. Tenso los musculos y lanzo un punetazo contra el pecho del tipo mientras susurraba:
– Gilipollas.
El tipo reculo, levantando las manos como si fuera un simple malentendido.