Roger hizo todo lo posible para protegernos a los dos. El senor Bonforte sabia que estabamos usando un doble en su lugar, y despues de un acceso de indignacion habia comprendido la necesidad de hacerlo y lo habia aprobado. Roger llevaba la campana, consultandole solo en cuestiones de alta politica y luego pasandome las soluciones a mi para publicarlas cuando era necesario.
Pero la proteccion que se me concedia era grande; era tan dificil verme como a un importante agente teatral. Mi oficina estaba situada dentro de la montana, detras de los departamentos del jefe de la oposicion (no nos habiamos trasladado a las habitaciones mas lujosas del Ministro Supremo; aunque era legal el hacerlo, no era lo acostumbrado durante un Gobierno regente), y podia llegar alli directamente desde mis salones inferiores, pero para que un hombre pudiera verme tenia que pasar por lo menos por cinco puntos de control… excepto los visitantes distinguidos que eran conducidos directamente por un tunel especial hasta el despacho de Penny y desde alli al mio.
Aquella organizacion significaba que tenia tiempo de estudiar la ficha Farley de cualquiera que viniese a verme antes de que llegase a mi presencia. Inclusive podia tenerla a la vista mientras le recibia, gracias a que mi mesa de despacho tenia una pantalla oculta que el visitante no podia ver y que podia ser eliminada en el acto si resultaba ser uno de aquellos a los que les gustaba caminar mientras hablaba. La pantalla tenia otros usos practicos; Roger podia conceder al visitante el tratamiento distinguido, conduciendole directamente a mi despacho y luego dejandonos solos… pero pasando por la oficina de Penny para transmitirme una nota por la pantalla; observaciones o comentarios tales como: “Dele un beso y no le prometa nada” o “Todo lo que quiere es que su esposa sea presentada en la Corte” o hasta “Tenga cuidado con este. Representa un distrito “dificil” y es mas listo de lo que parece. Pasemelo a mi y yo me arreglare con el”.
Nunca llegue a saber quien dirigia el Gobierno. Probablemente los subsecretarios de carrera. Todas las mananas encontraba una pila de papeles en mi mesa; yo los firmaba con la gruesa escritura de Bonforte y luego Penny se los llevaba. Nunca tuve tiempo para leerlos. El inmenso volumen de la maquinaria imperial me asombraba. Una vez, tuvimos que asistir a una reunion fuera de nuestras oficinas, y Penny me llevo por un atajo a traves de los Archivos; kilometros y kilometros de interminables estanterias, cada una de ellas abarrotada de cajas de microfilms y todas provistas de cintas transportadoras que se deslizaban delante de las estanterias de modo que el empleado no tuviera que pasar todo el dia para ir a buscar una carpeta.
Sin embargo, Penny me dijo que solo me habia mostrado una seccion de los Archivos. Solo el indice, me explico, ocupaba una caverna del tamano de la Asamblea Interplanetaria. Me hizo sentirme satisfecho que la Administracion Civil no fuera mi profesion sino un pasatiempo pasajero, como si dijeramos.
El recibir a los visitantes importantes era una tarea inevitable y en general inutil, ya que Roger, o Bonforte a traves de Roger, eran quienes tomaban las decisiones. Mi funcion mas importante era la de pronunciar discursos. Se habia extendido un discreto rumor de que mi medico personal temia que la infeccion hubiese afectado temporalmente a mi corazon y que me habia aconsejado que me quedase en la baja gravedad de la Luna durante toda la campana electoral. No me atrevia a llevar mi caracterizacion por una gira por las principales ciudades de la Tierra y mucho menos hacer el viaje a Venus; el archivo Farley seria inutil si intentaba entrar en contacto con grandes multitudes, sin mencionar los riesgos desconocidos que entranaban los posibles ataques de las bandas de Activistas… lo que yo podia decir con una dosis minima de neodexocaina en los lobulos frontales ninguno de nosotros queria ni imaginarlo.
Quiroga hacia propaganda en todos los continentes de la Tierra, haciendo que las emisiones de estereovision le presentasen siempre en mitines frente a grandes multitudes. Pero aquello no parecia preocupar a Roger Clifton. Se encogio de hombros cuando lo supo y contesto: “Dejenle que haga lo que quiera. No se pueden conseguir mas votos por acudir personalmente a los mitines del partido. Todo lo que se logra es agotar al orador. A esos mitines solo van los incondicionales”.
Espere que supiera de lo que estaba hablando. La campana era muy breve, solo seis semanas desde la dimision de Quiroga hasta el dia de las elecciones que el mismo habia senalado antes de dimitir, y yo tenia que hablar casi cada dia, bien en una gran emision radiada en cadena con todas las emisoras en las que compartia el tiempo con equidad con el Partido de la Humanidad, o bien en discursos que luego eran enviados por avion especial y proyectados en reuniones politicas. Habiamos organizado un sistema de trabajo; se me enviaba el borrador del discurso, quiza preparado por Bill, aunque ahora no le veia nunca y yo lo adaptaba al estilo de Bonforte. Roger se llevaba el borrador corregido y generalmente lo devolvia aprobado, y de vez en cuando habia correcciones con la letra de Bonforte, ahora tan temblorosa que casi era ilegible.
Nunca me permiti modificar las frases que el habia corregido, aunque a menudo lo hice con el resto… Cuando uno se lanza en el calor de un discurso, con frecuencia se encuentra una forma mejor y mas energica de expresar las ideas. Empece a darme cuenta de la naturaleza de sus correcciones; casi siempre eran supresiones de circunloquios… mas duro, ?que lo tomen o lo dejen!
Despues de cierto tiempo las correcciones fueron menos. Yo me estaba compenetrando con su pensamiento.
Seguia sin haberle visto. Comprendia que no podria encarnar con eficacia su personalidad si le miraba en su lecho de enfermo. Pero yo no era el unico de sus intimos que no le visitaba; Capek se lo habia prohibido a Penny… por el bien de ella. Yo no me entere hasta mucho despues. Me daba cuenta de que Penny se volvia irritable, distraida y temperamental despues que llegamos a New Batavia. Tenia unas ojeras enormes… de todo lo cual yo me daba cuenta, pero lo atribuia a la tension de la campana, combinada con la preocupacion sobre la salud de Bonforte.
Solo tenia razon en parte. Capek comprendio la verdad y se decidio a actuar. La coloco bajo una ligera hipnosis y le hizo varias preguntas… y luego le prohibio por completo que volviera a ver a Bonforte hasta que yo hubiera terminado mi trabajo y desaparecido de la escena por entero.
La pobre muchacha se estaba volviendo loca al visitar diariamente a un enfermo del que estaba enamorada sin esperanza y luego pasando a trabajar junto a un hombre que parecia, hablaba y actuaba exactamente igual que el otro, pero que estaba sano. Probablemente empezaba a odiarme.
El buen doctor Capek llego hasta el fondo de sus dificultades y le dio unas cuantas sugestiones poshipnoticas que la ayudaron y calmaron por completo, y desde luego, despues de aquello no volvio a la habitacion del enfermo. A mi no me dijeron nada; no era algo que pudiera importarme. Pero Penny se recobro completamente y de nuevo se mostro con su verdadero caracter adorable y con una asombrosa eficiencia en el trabajo.
Aquello significaba mucho para mi. Seamos sinceros; si no hubiera sido por Penny, por lo menos en dos ocasiones me habria marchado lleno de disgusto por aquella lucha de ratas callejeras.
Una de las reuniones del partido era imposible evitarla: se trataba de la Comision Organizadora de la Campana Electoral. Dado que el Partido Expansionista era minoritario, ya que solo era la fraccion mayor de una coalicion de distintos partidos unidos unicamente por la personalidad y direccion de John Joseph Bonforte, yo no tenia otro remedio que colocarme en su lugar y verter aceite sobre las aguas agitadas por aquellas
Unas dos semanas antes del dia de las elecciones teniamos que celebrar una reunion en la cual se repartirian los distritos “incondicionales”. Nuestra organizacion politica siempre disponia de treinta a cuarenta distritos que podian utilizarse para hacer a alguien elegible para un cargo de Gobierno, o para conseguir el nombramiento de Representante para un secretario politico indispensable; por ejemplo, una persona con el cargo de Penny era mucho mas util si tenia categoria oficial, con derecho a moverse o a hablar en la Asamblea, o de asistir a las reuniones mas importantes del partido, o bien por otras razones politicas. El mismo Bonforte era elegido en uno de esos distritos “incondicionales”, ahorrandole asi la necesidad de hacer su propia campana electoral. Clifton tenia otro. Dak tambien lo habria tenido si no fuese por el hecho de que contaba con el apoyo unanime del Gremio de Pilotos. Roger hasta llego a decirme en una ocasion que si alguna vez queria dedicarme a la politica, solo tenia que decir una palabra y mi nombre iria en la proxima lista.
Algunos de estos puestos siempre se reservaban para gente adicta al Partido, dispuesta a dimitir cuando fuese necesario, y dar estado oficial de Representante a otra persona, o por cualquier otra razon.
Pero todo aquello creaba intereses personales y, siendo lo que era la coalicion, resultaba necesario que Bonforte en persona decidiera la parte que le correspondia a cada uno y que presentase la lista final a la Comision Organizadora. Era un trabajo de ultima hora, que se hacia casi en el mismo instante en que se preparaban las