propuesta no habia sido aceptada. Pero cuando Roger me comunico la noticia me senti realmente enfermo, comprendiendo que mi intransigente actitud nos habia colocado a todos en una situacion peligrosa y asi se lo dije. Clifton denego con la cabeza.

—?Pero el lo sabe todo! Fue idea suya desde el principio. Fijese en la cantidad de basura que puede llevar al campo contrario.

—Olvidese de eso, Jefe. Bill puede estar despechado… yo no puedo perdonar a un hombre que nos abandona en medio de una campana electoral; simplemente es algo que no debe hacerse nunca. Pero no es un traidor. En su profesion no se revelan los secretos del cliente, aunque lleguen a pelearse.

—Espero que no se equivoque.

—Ya lo vera. No se preocupe mas. No piense mas que en el trabajo.

A medida que fueron pasando los dias llegue a la conclusion de que Roger conocia a Bill mejor que yo. No supimos nada de el mientras la campana continuaba su curso, cada vez mas dura, pero sin el menor indicio de que nuestro gigantesco engano estuviera comprometido. Empece a sentirme mas tranquilo y me dedique a la tarea de producir los mejores discursos estilo Bonforte que me era posible… a veces con la ayuda de Roger; otras veces sencillamente con su aprobacion. Bonforte iba mejorando continuamente, pero Capek insistia en que debia mantener reposo absoluto.

Roger tuvo que ir a la Tierra durante la ultima semana; hay ciertas clases de compromisos que no pueden hacerse por correspondencia. Despues de todo, los jefes locales tienen mas importancia que los oradores elocuentes. Pero teniamos que seguir produciendo discursos y asistiendo a las reuniones de prensa; yo segui con el trabajo, ayudado por Dak y Penny… Desde luego ahora yo estaba mucho mejor preparado; la mayor parte de las preguntas podia contestarlas sin detenerme a pensar.

El dia que Roger tenia que regresar, teniamos programada la acostumbrada conferencia de prensa que celebramos dos veces por semana. Yo tenia la esperanza de que Roger llegaria a tiempo para asistir a la reunion, pero no habia ninguna razon para que no pudiera hacerlo yo solo. Penny entro delante de mi, llevando la cartera de documentos; pude oir como ahogaba una exclamacion.

Entonces vi que Bill estaba sentado al otro extremo de la mesa.

Pero lance una mirada alrededor de la sala como de costumbre y dije:

—Buenos dias, caballeros.

—Buenos dias, senor Ministro —contesto la mayoria.

Luego anadi:

—Buenos dias, Bill. No sabia que iba a encontrarle aqui. ?A quien representa?

Todos guardaron silencio para escuchar su respuesta. Cada uno de los demas periodistas sabia que Bill nos habia abandonado o habia sido despedido. Bill sonrio y dijo:

—Buenos dias, senor Bonforte. Trabajo para el Sindicato de Prensa Krein.

Me di cuenta de que ibamos a tener dificultades y trate de no darle la satisfaccion de que el temor se asomase a mis ojos.

—Una buena compania. Espero que le paguen todo lo que usted vale. Y ahora al trabajo… las preguntas escritas primero. ?Las tiene aqui, Penny?

Lei rapidamente las preguntas escritas, dando las contestaciones para las que habia tenido tiempo de prepararme, luego me incline en la silla como de costumbre y dije:

—Nos queda tiempo para charlar un poco, caballeros. ?Alguna otra pregunta?

Hubo varias. Me vi obligado a contestar “Sin comentario” solo una vez… una respuesta que Bonforte preferia hacer en vez de dar una explicacion ambigua. Por fin mire el reloj y dije:

—Creo que eso es todo por hoy, senores.

Y empece a levantarme.

—?Smythe!—grito Bill.

Segui levantandome, sin mirarle.

—?Me refiero a ti, falso Bonforte-Smythe!—continuo furioso, gritando aun mas.

Aquella vez le mire con asombro… creo que con la expresion adecuada a un alto personaje que se ve obligado a enfrentarse con una groseria en circunstancias improbables. Bill me estaba senalando con el dedo y tenia el rostro congestionado.

—?Impostor! ?Actor de segunda clase! ?Fraude!

El corresponsal del Times de Londres que se encontraba a mi derecha me dijo en voz baja:

—?Quiere que llame a los guardias, senor?

—No —conteste—. Creo que es inofensivo.

Bill se echo a reir.

—De manera que soy inofensivo, ?eh? Ya lo veremos.

—Creo que deberia hacerlo, senor —insistio el hombre del Times.

—No —luego anadi severamente—: Ya basta, Bill. Sera mejor que salga de aqui.

—?Eso es lo que quieres tu!

Y a continuacion empezo a relatar rapidamente la historia basica. No hizo ninguna mencion del secuestro y no hablo de la parte que el habia desempenado en el engano, pero sugirio que nos habia dejado antes de tomar parte en semejante estafa. La suplantacion la atribuyo, correctamente, a una enfermedad de Bonforte… pero dejando entender que nosotros le habiamos drogado.

Le escuche con paciencia. La mayor parte de los periodistas primero le escucharon con sorpresa, con la expresion del que se ve expuesto sin desearlo a una desagradable discusion familiar. Luego algunos de ellos empezaron a tomar notas en sus cuadernos o a dictar en los microregistros.

Cuando acabo le pregunte:

—?Has terminado, Bill?

—?Es suficiente, no crees?

—Mas que suficiente. Lo siento, Bill. Eso es todo, senores. Tengo que volver a mi trabajo.

—Un momento, senor Ministro —exclamo alguien—. ?No quiere refutar estas acusaciones?

Otro anadio:

—?No va a perseguirle judicialmente?

Conteste primero a la ultima pregunta:

—No. No le denunciare. No se denuncia a un loco.

—?Loco yo? —grito Bill.

—Tranquilicese, Bill. En cuanto a refutar los cargos, no creo que sea necesario. Sin embargo, veo que alguno de ustedes ha estado tomando notas. Aunque dudo que ninguno de sus editores quiera publicar esta historia, si es que lo hacen, la anecdota que voy a contarles puede anadir un poco de interes. ?Han oido hablar del profesor que paso cuarenta anos de su vida tratando de probar que la Odisea no fue escrita por Homero… sino por otro griego que llevaba el mismo nombre?

Consegui solamente algunas risas de cortesia. Sonrei y empece a dar media vuelta. Bill se me acerco corriendo y me cogio por el brazo.

—?No podras salir de esto con un chiste!

El corresponsal del Times… el senor Ackroyd, creo que se llamaba, le aparto de mi lado.

Dije:

—Gracias, senor —luego anadi dirigiendome a Corpsman—: ?Que es lo que quiere conseguir, Bill? He tratado de evitar que le arresten.

—?Llama a los policias si te atreves, impostor! ?Veremos quien de los dos se queda en la carcel! ?Espera hasta que te tomen las huellas dactilares!

Suspire y trate de quitarle importancia a sus palabras.

—Esto ya pasa de ser una broma, senores. Creo que sera mejor que terminemos de una vez. Penny, querida, ?quiere hacer que alguien nos traiga un equipo para tomar mis huellas?

Sabia que estaba perdido… pero, ?maldita sea!, si uno se encuentra en un naufragio, lo menos que debe hacer es portarse dignamente mientras la nave se hunde. Hasta el villano de la obra tiene derecho a salir a recoger los aplausos.

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