—?Tiene que haber algo que podamos hacer!

—?Bah! A mi me reemplazan en diez dias, y tu tienes a tu negro super patriota pisandote los talones.

—Eso quiere decir que cualquier cosa que hagamos, debemos hacerla en el termino de diez dias.

Leonov no dijo nada. Kinsman pudo percibir su desaprobacion.

—Vamos, Pete… —reacciono.

—?Tienes algun plan, acaso? —pregunto suavemente el ruso.

—Ojala lo tuviera.

Kinsman golpeo el suelo con su bota levantando una nube de polvo. Tenia una picazon en las piernas y era imposible rascarse con el incomodo traje puesto.

—De modo que hablas, te preocupas y no duermes por las noches… pero no tienes la menor idea de lo que se puede hacer.

—?Y tu?

Leonov levanto las dos manos por sobre el casco.

—Ahorrame esta interminable autoflagelacion.

—Bueno, no te excites —dijo Kinsman—. Antes de poder trazar ningun plan tenemos que ponernos de acuerdo en algo: hasta donde estamos dispuestos a llevar las cosas.

—?En que direccion?

—Bueno… —Kinsman se dio cuenta de pronto que tenia la certeza de cual era el primer paso que habia que dar—. En primer lugar, supongamos que te rehusaras a volver a la Tierra. Supongamos que solicitaras quedarte en Lunagrad. ?Que pasaria?

Las hombreras del traje de Leonov se movieron vagamente, como si estuviera encogiendose de hombros adentro.

—Me deben unas cuantas semanas de vacaciones. Podria pedir autorizacion para pasarlas aqui en lugar de volver a casa…, pero seria una actitud muy sospechosa.

—?Y si te negaras a entregar el comando de Lunagrad?

—Hum. —La voz del ruso era sombria—. Eso seria una desobediencia directa. Traicion contra el Estado. Muy serio.

—?Que pasaria con tu mujer y los ninos?

—Los ninos estan en el colegio; dudo que la policia de seguridad los moleste. Hace ya mas de veinte anos que esas cosas no se hacen, a pesar de las historias de horror que inventa la prensa occidental. Aunque, francamente, me preocuparia por ellos.

—?Y tu mujer?

Estuvo a punto de reirse.

—Mi querida esposa estaria muy feliz si me fusilaran. Quedaria completamente libre.

—Oh…, no sabia…

—Bueno, no son cosas de las que uno se vanaglorie.

Se produjo un incomodo silencio entre ellos. Finalmente, Leonov pregunto:

—Bien, es obvio que has pensado en algo. ?De que se trata?

Sin permitirse un momento para pensar, Kinsman respondio:

—Declarar la independencia. —Leonov no dijo nada—. Convertir a Selene en una nacion, declarar nuestra independencia tanto de los Estados Unidos como de la Union Sovietica y solicitar la admision en las Naciones Unidas.

Paso un largo rato antes de que Leonov respondiera.

—Era lo que me temia. Sabia que esa seria tu brillante idea.

—Analicemosla punto por punto —lo urgio Kinsman, que comenzaba a sentir cierta excitacion—. Primero, no queremos luchar aqui en la Luna. Si nos unimos, no tendremos que pelear. El unico modo que tenemos de unirnos es que ambos dejemos de aceptar las ordenes que vienen desde la Tierra. Y el unico modo de rechazar las ordenes de la Tierra es declarar la independencia.

—Nos moriremos de hambre en cuestion de semanas.

—No tanto —replico Kinsman—. La reserva de agua de Moonbase es mas que suficiente para cubrir nuestras necesidades. Si combinamos nuestro excedente con el tuyo podemos irrigar mas espacios para cultivo y cria de animales, para ser completamente autosuficientes.

—Si el agua alcanza.

—Alcanzara. Y tendremos aun mas en unos pocos meses, muchisima. Suficiente para todo lo que queremos hacer, y tambien un deposito de emergencia. —Antes de que Leonov pudiera decir algo mas, Kinsman continuo—: La unica manera de hacer nuestra independencia durable, es persuadir a las Naciones Unidas para que nos reconozca. Creo que hay un numero suficiente de pequenas naciones que estan hartas tanto del Este como del Oeste.

—?La sociedad de debates! —Leonov alzo las manos—. Chet, mi hermano lunar, no esperaba esto de ti. Esta idea de independencia no tiene sentido, es una necedad. No puede funcionar. Yo mismo lo he pensado mil veces, pero… ?no puede funcionar!

—Pero si las Naciones Unidas reconocen la independencia de la Luna …

—?Ja! ?Y con eso que? ?En que nos beneficia? Mucho antes de que el asunto de nuestra gloriosa independencia llegue siquiera a ser incluido en la agenda de la sociedad de debates, tanto Lunagrad como Moonbase seran sepultadas vivas por las tropas de la Tierra. Nuestras cortes marciales habran concluido su tarea, y nuestros cuerpos estaran fertilizando tierras de pastoreo antes de que los burocratas de las Naciones Unidas puedan levantar un dedo.

—Pero…

—?Admitelo! —dijo Leonov, casi gritando—. No tenemos fuerza militar. Ni siquiera puedes estar seguro de que tu gente en Moonbase aceptara tu insana idea. Todo lo que lograras sera alimentar una guerra civil en tu propia comunidad.

Kinsman sacudio la cabeza.

—No. De eso si estoy seguro. Olvidas que he estado seleccionando los residentes permanentes de Moonbase durante tres anos. Se quienes son, y que es lo que haran. Los temporarios… bueno, tendremos problemas con algunos de ellos. Pero nada que no podamos solucionar.

—Bueno, yo si se lo que ocurrira en Lunagrad —resoplo Leonov—. La mitad del populacho dispararia contra la otra mitad, y no tengo la menor idea de quienes quedaran vivos cuando se disipe el humo. Posiblemente nadie.

A pesar de si mismo, Kinsman sonrio.

—Crei que habias dicho que Lunagrad estaba llena de exiliados.

—Si… pero son exiliados rusos. No ciudadanos de Selene.

—?Y no son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que una Selene libre seria un beneficio para todos, incluyendo a la Madre Rusia ?

La voz de Leonov paso del tono de enojo al de curiosidad.

—?Que quieres decir?

—Si declaramos nuestra independencia, sorprenderemos tanto a los Estados Unidos como a la Union Sovietica. Si dejamos de proporcionar aire, agua y combustibles a las estaciones espaciales, desbaratariamos sus operaciones orbitales…

—Por un mes o dos, posiblemente. No mas.

—Muy bien —Kinsman miro al desgarbado modulo lunar descansando a la distancia; desde donde estaba no se podia ver la placa—. Pero podemos ocasionar una confusion suficiente como para alterar sus planes. Tendran que demorar los preparativos de la guerra. El incidente de la Antartida sera olvidado. Al obligarlos a fijar su atencion en nosotros evitaremos que se lancen a la guerra.

Leonov suspiro.

—Ojala fuera tan simple, mi amigo. Pero no lo es. Nada los hara desistir de la guerra. Solo se inclinarian ante una fuerza mayor. Y no hay una fuerza superior a ellos ni en la Tierra ni en la Luna. Cuando China era una posible amenaza para ambos, tanto la Union Sovietica como los Estados Unidos se inclinaban por la paz. Pero apenas sucumbio, ambos volvieron a pensar en la guerra. La historia es inexorable, tal como lo dijo Marx.

—No, no tiene por que serlo…

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