—Bueno, si insiste en decir que no habra lucha de ninguna clase aqui, el unico modo de lograrlo es darle todo a los rusos sin un solo disparo, ?no crees?
—?Bah! Eso es una locura…
—Es posible, pero ?lo has visto acaso haciendo algun plan para apoderarse de Lunagrad?
—Existen planes de emergencia…
—?Cuando fue la ultima vez que los miro? —pregunto Waterman.
Kelly dudo y luego dijo:
—?No! Chet no haria una cosa semejante. Sera un bonachon, pero no es un traidor.
—Es posible que el no lo considere traicion. —El ingeniero hizo un gesto que abarco a toda la gente que estaba ahi conversando—. Quiza piense que una lucha aqui mataria a todo el mundo, de modo que decide no pelear, pase lo que pase.
—?Como esos locos pacifistas de cuando eramos ninos?
—Aja.
—Jesucristo —murmuro Kelly—. Por Dios, espero que no sea eso lo que tiene en mente.
Waterman daba la impresion de que estaba a punto de llorar.
—Podria ser. Podria estar dispuesto a entregarnos con tal de evitar la lucha.
—?Demonios! ?Sabes lo que eso significa? —Kelly estaba autenticamente angustiado ahora.
—?Que?
—Que hablare con Frank Colt, y hare que el revise todos nuestros planes de emergencia… sin que Chet lo sepa.
—Si eso es lo que hay que hacer…
Kelly hizo una mueca.
—Detesto tener que hacerlo a escondidas. Chet es un buen tipo, y todo eso… —su frente se arrugo aun mas—. Y detesto tener que trabajar con Colt.
—Si es tu deber, debes hacerlo —dijo Waterman.
Kelly asintio tristemente con la cabeza.
—Si. Debo hacerlo.
Seguia llegando mas gente a la fiesta. Otros la abandonaban. Durante un largo rato Kinsman no pudo ver ni a Jill ni a Landau en las revueltas y apretujadas habitaciones. Descubrio a Kelly y Waterman hablando solemnemente, aislados en un rincon y poniendose mas tristes con cada palabra. Entonces Jill y el ruso reaparecieron. El lugar comenzaba a estar menos lleno. La gente partia hacia sus propias habitaciones.
Kinsman se dirigio cuidadosamente a traves de la sala hacia el dormitorio. Estaba maravillado ante lo bien y equilibradamente que caminaba. Colt estaba ahora echado en la cama, con una bien formada pelirroja sentada junto a el, apoyada sobre un par de almohadas. Llevaba un vestido de fiesta color borravino, gran escote y falda corta. Kinsman advirtio que era una de las temporarias.
Jill y Landau entraron al dormitorio. El ruso se detuvo protector junto a ella. Colt los miro largamente.
—Ustedes saben que no les sera nada facil… —comenzo.
Su vaso se apoyaba inestable sobre su estomago y tenia las manos detras de la cabeza. Solo alguien que lo conociera tan bien como lo conocia Kinsman se hubiera dado cuenta de lo ebrio que estaba.
—Yo estuve casado con una muchacha de piel bastante clara —continuo—. No era blanca, pero vaya uno a hacerselo entender a aquellos pelirrojos borrachos de la Florida.
La voz de Colt era absolutamente neutra, no se podia detectar ninguna emocion. Como hubiera hablado un patologo al dar los detalles de una autopsia.
—Somos gente inteligente aqui —dijo Landau—. Jill y yo podemos vivir en Lunagrad sin ninguna dificultad.
—?Quiere decir que los agentes de seguridad lo van a permitir? ?Sin preocuparse de que ella pueda ser una espia? Simplemente no lo creo.
—Podemos vivir aqui —dijo Jill.
—Entonces, yo tendria que descubrir si el es un espia —replico Colt inmediatamente.
—Vamos, Frank —dijo Kinsman, consciente de que su lengua no articulaba del todo bien—. No trates de orinar sobre la torta de bodas.
Colt miro hacia donde estaba Kinsman.
—?Ah, hombre! ?Todavia dando vueltas por aqui?
—Bueno, es mucho mas facil si me apoyo en una pared, o algo por el estilo.
—Un momento, esto es importante —dijo Landau—. Supongamos que mi gobierno impide que Jill viva en Lunagrad. ?Podria yo venir a vivir a Moonbase?
—Yo no tendria ningun problema —dijo Kinsman—. Pero no creo que tu gente te dejara venir. Leonov tuvo que romper unas seiscientas normas para permitir que Baliagorev viniera y pudiera salvar su vida.
—Pero…
—No hay peros —dijo Colt—. Esto es muy grave. Ustedes han podido seguir siendo amigos hasta ahora, pero las cosas han cambiado mucho.
—Frank, mi viejo amigo —dijo Kinsman, manteniendose derecho con esfuerzo—, no hago valer mi grado muy a menudo, pero no quiero que se sigan hablando estas estupideces. —Se volvio hacia Landau—. Alex, futuro marido de la mujer que es practicamente mi hermana, si quieres venir a vivir aqui, seras bienvenido. No voy a permitir que estos mierdas de la Tierra vengan a estropearlo todo. De ninguna manera. Ni ahora, ni nunca. No por lo menos mientras yo sea el comandante de esta base.
Colt chasqueo la lengua perezosamente.
—Ese es el mejor camino para convertirme a mi en comandante de Moonbase, colega.
Kinsman se encontro vacilando a lo largo del corredor que llevaba a sus habitaciones, sin la menor idea de la hora que era y sin saber como la sinuosa pelirroja habia llegado a estar colgada de su brazo.
En un esfuerzo de concentracion que le hizo doler la cabeza pudo recordar la conversacion con Colt, Jill y Landau. El tenso silencio en que habia concluido. El, dirigiendose al bar de la sala para servirse mas whisky. La pelirroja de pronto junto a el…
Con dificultad aclaro su vision. Fijo su mirada en ella. Se veia esplendida, aun con las poco favorecedoras luces del frio corredor. Joven, delicada, de grandes ojos y labios gruesos. Grandes pechos. El bretel de uno de sus hombros se le habia caido y tenia el pelo desarreglado. Olia a memorias perdidas y prohibidas: jardines con flores y amables noches de verano.
—Te has puesto muy silencioso —sonrio ella.
—Soy lo suficientemente viejo como para ser tu padre —aseguro, sintiendose estupido.
—No seas tonto —dijo—. Eres muy mono.
?Mono? Mierda. ?Mono! La miro con mala cara pero ella sonrio todavia mas. Ellen no aparece por la fiesta, y yo arrastro adolescentes a mi cama.
—Mono —murmuro dirigiendose a ella.
El sabia por que. No le gustaba, pero lo sabia. Jamas debe uno ponerse en una situacion en la que la supervivencia dependa de un individuo. No debes permitir que Ellen te hiera, que nadie lo haga. Armadura metalica, muchacho aereo. Protegete. De otro modo sera asquerosamente facil derribarte. Demasiado facil derribarte. Protegete, Chet.
—Mono —volvio a grunir.
La muchacha rio, paso el brazo por la cintura de Kinsman y se acerco mas a el mientras seguian caminando.
JUEVES 7 DE DICIEMBRE DE 1999, 10:25 HORA DE GREENWICH
—?Buenos dias, alegres exploradores! ?Como esta nuestro sin par jefe?
A traves de la bruma de un palpitante dolor de cabeza, Kinsman miro de soslayo a Hugh Harriman. El