SABADO 26 DE DICIEMBRE DE 1999, 10:15 UT

—De ninguna manera —estaba diciendo Jill Myers—. No vas a la Tierra , ni el jueves ni ningun otro dia. ?Es medicamente imposible!

Estaban en la oficina de Kinsman: Jill, Leonov, Harriman, Ellen y el mismo Kinsman.

—Vamos, Jill —dijo Kinsman—. No es el momento adecuado para sermones.

La muchacha estaba de pie y arrugaba intensamente la frente mientras se dirigia a Kinsman.

—Chet; no estoy dando sermones. Te estoy diciendo simplemente cual es la realidad. Tu no puedes vivir en la Tierra.

Ellen se mostro sorprendida.

—?Nunca mas?

—Tal vez despues de seis meses de preparacion especial y ejercicios —dijo Jill—; pero aun asi, el corazon…

—Jill, no comencemos a creernos nuestra propia propaganda —interrumpio Kinsman—. Sabes muy bien que fabricamos este asunto de mi malestar cardiaco para poder evadir los reglamentos y evitar que me trasladaran. ?O no?

Jill se puso firmemente delante de el: era una muneca de nariz arremangada con una voluntad de acero.

—Tu problema cardiaco es real —dijo lentamente, marcando sus palabras para que fueran claras y comprensibles—. Era una tontera hace cinco anos, y con adecuado equilibrio de descanso y ejercicio podria haber sido corregida. Pero durante estos cinco anos has estado viviendo a un sexto de la gravedad de la Tierra. Tu corazon se ha acostumbrado a hacer una sexta parte del ejercicio que tendria que hacer en el planeta. La tonicidad muscular, la capacidad de esfuerzo, todo eso ha desaparecido. Simplemente, no puedes sobrevivir en la gravedad terrestre. Seria como suicidarte.

Durante un largo momento la oficina quedo en absoluto silencio. Ninguno de ellos se movio ni hablo.

Kinsman se sorprendio a si mismo observando la pantalla mural frente al sofa: ahi estaba la Tierra , cercana y adorable, una joya del cosmos. Lo suficientemente cerca como para tocarla, para llegar a ella en un dia o dos…

—Jill —dijo por fin—, no te pido que nos digas lo que no podemos hacer. Tienes que ayudarnos a hacer lo que es necesario hacer. Tengo que ir a la Tierra. ?Comprendes eso?

Leonov se aclaro la garganta.

—Dejame ir a mi en tu lugar. Estoy en buenas condiciones fisicas… Un orgullo ruso de fuerza viril que se opone a la debilidad del occidente en decadencia.

—Te agradezco el ofrecimiento, Pete —respondio Kinsman. Y tambien la intencion de hacernos sonreir, querido amigo—. Pero el simple hecho es que la invitacion es para mi. Los americanos se van a poner muy nerviosos si tu apareces en mi lugar. Hasta los rusos comenzaran a preguntarse que es lo que esta ocurriendo.

—?Tiene que ser una visita personal? —pregunto Ellen—. ?No podriamos solucionarlo por telefono?

Harriman sacudio la cabeza.

—No, mi querida y adorable senora. La base de todo esto es la posibilidad de que Chet y Marrett esten cara a cara con los lideres nacionales clave alla en la Tierra. En privado, sin microfonos ni espias. El discurso y las reuniones publicas son nada mas que la fachada. Lo importante, lo vital es que Chet y Marrett ofrezcan a las naciones mas pequenas el doble trato de proteccion ABM y control del clima.

—?Como esta tu salud, Hugh? —le pregunto Kinsman—. ?Estas en condiciones de hacer el viaje?

Harriman puso un puno sobre su frente y flexiono el biceps. No pudo advertirse ningun movimiento dentro de la manga de su chaqueta.

—Me he estado ejercitando por lo menos seis horas a la semana en la centrifuga desde que llegue aqui. Siempre espere volver a casa ?recuerdas?

—Ya controle sus ultimos examenes medicos —dijo Jill—. Esta en perfectas condiciones.

—?Fuerte como un caballo! —contribuyo Harriman.

—Muy bien —dijo Kinsman—. Entonces el unico problema es mi debil corazon. Pero solo estare en la Tierra unos pocos dias…

Jill le lanzo una furiosa mirada y apreto los labios.

—?Como te sentiste cuando estabas a bordo de la estacion espacial, hace diez dias?

—?Eh? ?Bien! Ningun problema.

Siempre y cuando estuviera en las secciones de poca gravedad. ?Pero eso no fue mi corazon! Solo me senti cansado, pesado, con algunos problemas para respirar…

—?No sentias un peso en el pecho? —indago Jill—. ?No sentiste ningun dolor, ninguna punzada en alguna parte del cuerpo?

—Nada importante.

—?Cuanto tiempo pasaste en el Nivel Uno, donde la gravedad es igual a la de la Tierra ?

—Mmmm. Bueno, en realidad no llegue hasta alli. Pero pase mucho tiempo en el Nivel Tres… ahi hay la mitad de la gravedad de la Tierra , mucho mas que en la Luna.

—?Y como te sentiste?

—Un poco cansado, dolorido. Pero mi corazon estaba perfectamente bien.

Jill sacudio la cabeza.

—Cuando volviste aqui, tu electrocardiograma parecia una marca de sismografo en el punto ocho de la escala de Richter. ?Tienes alguna idea de cuanto se han deteriorado las funciones de tu corazon comparados con las de un corazon normal en la Tierra ? ?Y tu tonicidad muscular general? ?No podrias ni siquiera estar de pie unos minutos en la gravedad normal de la Tierra ! No podrias…

—?Basta! —la interrumpio. Jill tenia chispas en los ojos, pero quedo en silencio—. Ahora escuchame —dijo en un tono mas suave—. Vivimos en una era de milagros medicos y alta tecnologia. No hay ninguna razon por la que no pueda usar un traje automatico en la Tierra. El esqueleto exterior me mantendra erguido, y los motores de servicio moveran mis brazos y piernas, ya que mis musculos debilitados no pueden cumplir sus funciones.

—Pero el corazon…

—?Pues haz algo para eso! Existen los punos para presion arterial, y bombas activadoras, y mil cosas mas. Llename de adrenalina, o de lo que sea necesario.

Harriman sacudio la cabeza furiosamente.

—?Nada de drogas, maldicion! No podemos permitir que estes sobreexcitado o dopado en esas reuniones, por el amor de Dios.

Kinsman comenzo a sentirse cansado. Se paso una mano por los ojos.

—Si, tienes razon. —Se volvio hacia Jill—. Muy bien. Me tendras que armar con todos los elementos mecanicos que tengas a tu disposicion. Supongo que en ese caso necesitare que me acompane un medico.

—Pero… yo no puedo volver —dijo Jill, casi disculpandose.

—Lo se —respondio Kinsman estirando una mano para tocarle el brazo—. No te pido que…

?Que arriesgues tu vida, como estoy arriesgando la mia?

—Alex ira contigo —dijo Jill—. No hay ninguna razon medica para que este obligado a permanecer aqui.

—Esta participando en la carrera de escarabajos —dijo Kinsman.

—Entonces llamalo —replico Jill.

—Pero…

Leonov levanto solemnemente la mano.

—Jill tiene razon. La carrera no es tan importante como tu seguridad medica.

—Y sera buena politica tener a un ruso en nuestra pequena comitiva —senalo Harriman.

—Muy bien —dijo Kinsman—. Entonces iremos Alex, tu —senalo a Harriman— y yo. Un ruso, un brasileno- judio-irlandes y un americano. Les ganaremos.

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