La narracion era tan banal como prometia el titulo, pero las imagenes le resultaron completamente fascinantes. A sus ojos betanos le parecio un mundo verde, delicioso, iluminado por el sol. La gente caminaba sin filtros antirruido ni respiradores, ni escudos calorificos en verano. El clima y el terreno eran inmensamente variados, y tenia oceanos de verdad, con mareas lunares, en contraste con los planos charcos salinos que se hacian pasar por lagos en casa.

Llamaron a la puerta.

—Pase.

Vorkosigan aparecio en el umbral y la saludo con un gesto de cabeza. Era una hora extrana para que acudiera vestido con uniforme de gala, pero desde luego le sentaba bien. Muy bien. El sargento Bothari lo acompanaba; permanecio firmes ante la puerta entreabierta. Vorkosigan entro en la habitacion como si buscara algo. Finalmente vacio la bandeja del almuerzo de Cordelia y la uso para mantener la puerta abierta una rendija. Cordelia alzo las cejas.

—?Es necesario todo esto?

—Eso creo. Con la de cotilleos que van circulando me temo que pronto me encontrare con algun chiste sobre los privilegios de rango que no podre fingir no oir, y tendre que aplastar al desafortunado, uh, bromista. De todas formas, siento aversion por las puertas cerradas. Nunca se sabe lo que hay al otro lado.

Cordelia solto una carcajada.

—Me recuerda un viejo chiste; ese en que la chica dice: «No lo hagamos, pero digamosle a todo el mundo que lo hemos hecho.»

Vorkosigan sonrio, se sento en la silla atornillada junto a la mesa metalica insertada en la pared y se volvio para mirarla. Se echo hacia atras, con las piernas extendidas hacia delante, y su rostro se volvio serio. Cordelia ladeo la cabeza, medio sonriendo. El empezo con rodeos, haciendo un gesto hacia la pantalla que flotaba sobre la cabeza de ella.

—?Que ha estado viendo?

—Geografia barrayaresa. Es un lugar precioso. ?Ha visto alguna vez los oceanos?

—Cuando era pequeno, mi madre solia llevarme a Bonsanklar todos los veranos. Era una especie de centro de vacaciones para la clase alta, con un monton de bosques virgenes que se extendian hasta las montanas. Mi padre casi siempre estaba fuera, en la capital o con sus soldados. El Dia del Solsticio de Verano era el cumpleanos del viejo emperador, y tenian los fuegos artificiales mas fantasticos sobre el oceano… o al menos a mi me lo parecian en aquella epoca. Toda la ciudad salia a la explanada y nadie iba armado. No se permitian duelos el dia del cumpleanos del emperador y yo podia correr por todo el lugar con total libertad.

Miro al suelo, mas alla de la punta de sus botas.

—Hace anos que no vuelvo por alli. Me gustaria llevarla algun dia, para el festival del Solsticio de Verano, si se presenta la oportunidad.

—Me gustaria mucho. ?Regresara pronto su nave a Barrayar?

—Me temo que muy pronto no. Tiene usted por delante un largo periodo como prisionera. Pero cuando regresemos, dado que su nave escapo, no deberia haber ningun motivo para continuar con su internamiento. Deberian soltarla para que se presente ante la embajada betana y volver a casa. Si lo desea.

—?Si lo deseo! —Ella solto una risita, insegura, y se apoyo en la dura almohada.

El observaba su rostro intensamente. Con su postura fingia bastante bien estar tranquilo, pero daba golpecitos inconscientemente con una bota. La miro, fruncio el ceno, se detuvo.

—?Por que no deberia desearlo?

—Pensaba que quiza, cuando lleguemos a Barrayar, y si la dejan libre, podria considerar quedarse.

—Para visitar… ?como ha dicho, Bonsanklar y todo eso? No se cuanto tiempo de permiso tendre, pero… claro, me gustaria ver lugares nuevos. Me gustaria ver su planeta.

—No me refiero a una visita. Permanentemente. Como… como lady Vorkosigan. —Su cara se ilumino con una sonrisa triste—. Estoy metiendo la pata, Prometo que nunca volvere a considerar que los betanos son unos cobardes. Juro que sus costumbres requieren mas valentia que las competiciones mas suicidas de nuestros muchachos.

Ella dejo que su aliento escapara lentamente a traves de sus labios.

—No se… anda con chiquitas, ?verdad?

Cordelia se pregunto de donde vendria la frase aquella que decia que el corazon daba brincos. Mas bien parecia que el suyo se le habia hundido hasta el estomago. Su consciencia de su propio cuerpo se disparo; ya era abrumadoramente consciente del cuerpo de el.

Vorkosigan sacudio la cabeza.

—No es eso lo que quiero para usted, con usted. Deberia tener lo mejor. Dificilmente lo soy, pero ya debe saberlo. Pero al menos puedo ofrecerle lo mejor que tengo. Querida Co… comandante, ?es demasiado pronto, segun los baremos betanos? Llevo dias esperando la oportunidad adecuada, pero nunca parecia presentarse.

—?Dias! ?Cuanto tiempo lleva pensando en esto?

—Se me ocurrio por primera vez cuando la vi en el barranco.

—?Cuando estaba vomitando en el barro?

El sonrio al recordar.

—Con gran compostura. Para cuando terminamos de enterrar a su oficial, lo supe.

Ella se froto los labios.

—?Alguien le ha dicho alguna vez que esta majareta?

—No en este contexto.

—Yo… me confunde usted.

—?No la he ofendido?

—No, por supuesto que no.

El se relajo un poquito.

—No tiene que decir si o no ahora mismo, por supuesto. Pasaran meses antes de que lleguemos a casa. Pero no queria que pensara… el hecho de que sea usted prisionera entorpece las cosas. No queria que pensase que la estaba insultando.

—En absoluto —dijo ella debilmente.

—Hay algunas otras cosas que deberia decirle —continuo el mientras su atencion volvia a centrarse de nuevo en sus botas—. No seria una vida facil. He estado pensando, desde que la conoci, que una carrera limpiando los fracasos de los politicos, como usted dijo, podria no ser un alto honor despues de todo. Tal vez deberia de intentar impedir esos fracasos en su origen. Seria mas peligroso que ser soldado… oportunidades de traicion, acusaciones falsas, asesinatos, tal vez exilio, pobreza, muerte. El mal se compromete con los hombres malvados para obtener unos pocos resultados, y eso ni siquiera esta garantizado. No sera una buena vida, pero si uno quiere tener hijos… mejor ellos que yo.

—Desde luego, sabe como hacer que una chica se lo pase bien —dijo ella, indefensa, frotandose la barbilla y sonriendo.

Vorkosigan alzo la cabeza, inseguro.

—?Como se dispone uno a emprender una carrera politica en Barrayar? —pregunto ella, tanteando el camino—. Supongo que estara pensando en seguir los pasos de su abuelo el principe Xav, pero sin la ventaja de ser principe imperial. ?Como se obtiene un cargo?

—De tres maneras. Nombramiento imperial, herencia y ascensos en el Ejercito. El Consejo de Ministros consigue a sus mejores hombres a traves de este ultimo metodo. Es su mayor fuerza, pero me esta vedado. El Consejo de Condes, por herencia. Es mi ruta mas segura, pero hay que esperar a la muerte de mi padre. Puede seguir esperando. Es un Consejo moribundo, de todas formas, aquejado del mas estrecho conservadurismo y repleto de viejas reliquias que solo se preocupan de proteger sus privilegios. No estoy seguro de que pueda hacerse nada a la larga con los condes. Quiza deberia dejarse que continuen avanzando temblequeantes hasta el borde de la extincion. No vaya a citar eso —anadio, pensandoselo mejor.

—Es un diseno de gobierno rarisimo.

—No fue disenado. Crecio.

—Tal vez lo que necesitan es una convencion constitucional.

—Habla como una verdadera betana. Bueno, tal vez lo hagamos, aunque en nuestro contexto parece una receta segura para ir a la guerra civil. Eso deja el nombramiento imperial. Es rapido, pero mi caida podria ser tan

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