subita y espectacular como mi ascenso, si ofendiera al viejo, o si se muere. —Mientras hablaba y planeaba, la luz de la batalla asomo a sus ojos—. Mi unica ventaja con el es que le gusta que le hablen a las claras. No se como adquirio el gusto, porque no lo consigue mucho.

»Sabe, creo que le gustaria a usted la politica, al menos en Barrayar. Tal vez porque es muy parecida a lo que llamamos guerra en todas las demas partes.

»Sin embargo, hay un problema politico mas inmediato, con respecto a su nave, y algunas otras cosas… —Hizo una pausa, perdiendo impulso—. Tal vez… tal vez algo irresoluble. Desde luego puede que sea prematuro por mi parte estar hablando de matrimonio hasta que no sepa que va a pasar. Pero no podia dejar que siguiera pensando… ?que pensaba, por cierto?

Ella sacudio la cabeza.

—Creo que no quiero decirlo ahora mismo. Se lo dire algun dia. No es nada que no vaya a gustarle, creo.

El acepto esto con un pequeno gesto esperanzado y continuo.

—Su nave…

Ella fruncio el ceno, incomoda.

—No tendra ningun problema porque mi nave logro escapar, ?verdad?

—Esa era justamente la situacion que habiamos venido a impedir. El hecho de que yo estuviera inconsciente en ese momento podria ser un factor atenuante. En contra estan los puntos de vista que exprese ante el consejo del emperador. Habra recelos de que la deje escapar a proposito, para sabotear una aventura que desapruebo profundamente.

—?Otra degradacion?

El se echo a reir.

—Fui el almirante mas joven de la historia de nuestra flota… Podria acabar siendo el alferez mas viejo tambien. Pero no. —Se puso serio—. Sin duda presentaran contra mi cargos por traicion. Los partidarios de la guerra, en los ministerios. Hasta que eso se resuelva, de un modo u otro —la miro a los ojos—, puede que sea dificil zanjar tambien cualquier asunto personal.

—?La traicion es un crimen capital en Barrayar? —pregunto ella, morbosamente curiosa.

—Oh, si. Escarnio publico y muerte de inanicion. —El alzo una ceja, burlon, viendo su expresion escandalizada—. Si le sirve de consuelo, los traidores de alta cuna siempre parecen conseguir de algun modo suicidarse de manera limpia y en privado, antes de que llegue el acontecimiento. Eso evita que despierten alguna simpatia publica innecesaria. Creo que yo no deberia darles la satisfaccion, de todas formas. Que sea publico, y sanguinolento, y tedioso, tan incomodo como el infierno. —Parecia alarmantemente feroz.

—?Sabotearia usted la invasion, si pudiera?

Vorkosigan sacudio la cabeza, la mirada distante.

—No. Soy un hombre que se debe a la autoridad. Eso es lo que significa el prefijo de mi apellido. Mientras la cuestion siga debatiendose, continuare defendiendo mi postura. Pero si el emperador da la orden, la acatare sin vacilar. La alternativa es el caos civil, y ya hemos tenido suficiente de eso.

—?Que tiene esta invasion de diferente? Debio usted estar a favor de invadir Komarr, o no le habrian puesto al mando entonces.

—Komarr era una oportunidad unica, casi un caso de manual. Cuando estaba disenando la estrategia para su conquista, utilice al maximo esas posibilidades. —Fue marcando los puntos con sus gruesos dedos—. Una poblacion pequena, toda concentrada en ciudades de clima controlado. Ningun lugar para que las guerrillas se retiraran y reagruparan. Ningun aliado: nosotros no eramos los unicos cuyo comercio estaba siendo estrangulado por sus elevadas tarifas. Lo unico que tuve que hacer fue dejar caer que ibamos a reducir el veinticinco por ciento de todo lo que pasara por sus puntos de nexo hasta el quince, y asi nos metimos en el bolsillo a los vecinos que deberian haberlos apoyado. Ninguna industria pesada. Gordos y perezosos de vivir a costa de ingresos sin esfuerzo… Ni siquiera querian pelear por si mismos hasta que esos mercenarios de tres al cuarto que contrataron se dieron cuenta de contra quien se enfrentaban y pusieron pies en polvorosa. Si hubiera tenido las manos libres y un poco mas de tiempo, creo que podria haber tomado Komarr sin disparar un solo tiro. Tendria que haber sido una guerra perfecta, si el Consejo de Ministros no hubiera sido tan impaciente.

Frustraciones recordadas asomaron a sus ojos y fruncio el ceno contemplando el pasado.

—Este otro plan… Bueno, creo que lo entendera si le digo que se trata de Escobar.

Cordelia se enderezo, sorprendida.

—?Han encontrado un punto de salto de aqui a Escobar?

No era extrano, entonces, que los barrayareses no hubieran anunciado su descubrimiento de este lugar. De todas las posibilidades que ella habia repasado mentalmente, esta era la ultima. Escobar era uno de los principales ejes planetarios en la red de salidas de agujeros de gusano que mantenian unidos a la dispersa humanidad. Grande, antiguo, rico, templado, contaba entre sus muchos vecinos con la propia Colonia Beta.

—?Estan locos!

—Sabe, es casi exactamente lo que yo dije, antes de que el ministro del Oeste empezara a gritar, y el conde Vortala amenazara… bueno, se puso muy rudo con el. Vortala puede ser mas desagradable diciendo imprecaciones que ningun otro hombre que yo conozca.

—La Colonia Beta quedaria implicada con toda seguridad. La mitad de nuestro comercio interestelar pasa por Escobar. Y el de Tau Ceti Cinco. Y el de Jackson's Whole.

—Como minimo. —Vorkosigan asintio, mostrando su acuerdo—. La idea era hacer que fuera una operacion rapida, y presentar a los aliados potenciales un fait accompli. Como se mejor que nadie lo que salio mal en mi plan «perfecto» para Komarr, les dije que estaban sonando, o palabras parecidas. — Sacudio la cabeza—. Ojala no hubiera dado rienda suelta a mi temperamento. Podria estar alli todavia, argumentando en contra. En cambio, por lo que se, ahora mismo la flota ya se esta preparando. Y cuanto mas avancen los preparativos, mas dificil sera detenerlos —suspiro.

—Guerra —murmuro Cordelia, inmensamente perturbada—. ?Se da usted cuenta? Si su flota se dirige… si Barrayar va a la guerra contra Escobar, querran navegantes en casa. Aunque la Colonia Beta no se implique directamente en la lucha, sin duda que les venderemos armas, asistencia tecnica, cargamentos de suministros…

Vorkosigan iba a decir algo, pero se contuvo.

—Supongo que eso harian —dijo, sombrio—. Y nosotros intentariamos bloquearlos.

Ella noto la sangre latiendo en sus oidos en el silencio que siguio. Los ruiditos y vibraciones de la nave de Vorkosigan todavia se colaban por las paredes, Bothari se agito en el pasillo y oyeron pasos.

Cordelia sacudio la cabeza.

—Voy a tener que pensar en esto. No es tan facil como parecia, al principio.

—No, no lo es. —El extendio la mano con la palma hacia afuera, un gesto que daba por finalizada la conversacion, y se levanto torpemente, porque la pierna aun le molestaba—. Es todo lo que queria decir. No tiene usted que responder nada.

Ella asintio, agradeciendo el quedarse a solas, y Vorkosigan se marcho, recogio a Bothari y cerro la puerta firmemente tras el. Cordelia suspiro, sintiendose inquieta y profundamente insegura, y se tumbo mirando al techo hasta que el soldado Nilesa le trajo la cena.

6

A la manana siguiente, hora de la nave, Cordelia se quedo en su camarote leyendo. Queria tiempo para asimilar la conversacion del dia anterior antes de volver a ver a Vorkosigan. Estaba tan inquieta como si todos sus mapas estelares se hubieran mezclado, dejandola perdida; pero al menos sabia que estaba perdida. Unos cuantos pasos para atras en pos de la verdad, suponia, era mejor que certezas erroneas. Ansiaba tozudamente esas certidumbres, aunque se le escaparan de las manos.

La biblioteca de la nave ofrecia una amplia gama de material barrayares. Un caballero llamado Abel habia producido una copiosa historia general, llena de nombres, fechas y detalladas descripciones de batallas olvidadas

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