cosa. A Vo-Vorrutyer le habria gustado, pero tuvo ese accidente antes de empezar. —Decidio no preocupar a su madre con los detalles—. Pero paso algo importante —vacilo—. Me encontre otra vez con Aral Vorkosigan.

—?Ese hombre horrible? Me pregunte, cuando oi su nombre en las noticias, si era el mismo tipo que mato a tu teniente Rosemont el ano pasado.

—No. Si. Quiero decir que el no mato a Rosemont, lo hizo uno de sus hombres. Pero es el mismo.

—No comprendo por que le tienes tanta simpatia.

—Deberias estarle agradecida. Me salvo la vida. Me escondio en su camarote durante los dos dias siguientes a la muerte de Vorrutyer. Si me hubieran capturado antes del cambio en el mando, me habrian ejecutado por ello.

Su madre parecia mas preocupada que apreciativa.

—?Te… te hizo algo?

La pregunta estaba llena de una ironia imposible de responder. Cordelia no se atrevio a hablarle siquiera a su madre de la intolerable carga de verdad que el habia depositado sobre ella. Su madre malinterpreto la expresion atormentada de su rostro.

—Oh, querida. Lo siento muchisimo.

—?Eh? No, maldicion. Vorkosigan no es ningun violador. Tiene esa cosa con respecto a los prisioneros… No los tocaria ni con un palo. Me pidio… —Se callo y contemplo la amable, preocupada y amorosa muralla del rostro de su madre—. Hablamos mucho. Es buena gente.

—No tiene muy buena reputacion.

—Si, ya lo he visto. Son todo mentiras.

—?Entonces… no es un asesino?

—Bueno… —Cordelia vacilo—. Ha ma-matado gente, supongo. Es soldado, ya sabes. Es su oficio. No se puede evitar. Solo tres de sus victimas no fueron por deber.

—?Solo tres? —repitio su madre debilmente. Hubo una pausa—. ?Entonces no es un, ejem, criminal sexual?

—?Desde luego que no! Aunque supongo que paso por una fase bastante extrana, despues de que su esposa se suicidara… No creo que sepa cuanto se del asunto, y no es que ese maniaco de Vorrutyer sea fiable como fuente de informacion, aunque estuviera alli. Sospecho que en parte es verdad, al menos lo de su relacion. Vorrutyer estaba claramente obsesionado con el. Y Aral fue muy poco explicito cuando le pregunte al respecto.

Al ver el rostro asombrado de su madre, Cordelia penso que era una suerte que no hubiera querido ser abogada defensora. Todos mis clientes estarian en terapia eternamente.

—Tiene mucho mas sentido si lo conoces en persona —dijo, esperanzada.

La madre de Cordelia se rio, insegura.

—Desde luego, parece que te ha hechizado. ?Que tiene entonces? ?Conversacion? ?Buen fisico?

—No estoy segura. Casi siempre habla de los politicos de Barrayar. Dice que les tiene aversion, pero mas bien me parece una obsesion.

»No puede dejarlos en paz ni cinco minutos. Es como si los llevara dentro.

—?Es un… tema muy interesante?

—Es horrible —dijo Cordelia sinceramente—. Sus historias te pueden mantener despierta durante semanas.

—No puede ser por su fisico —suspiro su madre—. He visto un holovid suyo en las noticias.

—Oh, ?lo grabaste? —pregunto Cordelia, interesada al instante—. ?Donde esta?

—Estoy segura de que hay algo en los archivos vid —concedio su madre, mirandola de hito en hito—. Pero de verdad, Cordelia… tu Reg Rosemont era diez veces mas guapo.

—Supongo que si —reconocio Cordelia—, segun cualquier valoracion objetiva.

—?Entonces que tiene ese hombre?

—No lo se. Las virtudes de sus vicios, tal vez. Valor. Fuerza. Energia. Tiene poder sobre la gente. No liderazgo exactamente aunque eso tambien. O lo adoran o lo odian a muerte. El hombre mas extrano que he conocido jamas sentia por el las dos cosas a la vez. Pero nadie se queda dormido cuando el esta cerca.

—?Y tu en que categoria entras, Cordelia? —pregunto su madre, divertida.

—Bueno, no lo odio. No puedo decir tampoco que lo adore.

Hizo una larga pausa y alzo la cabeza para mirar a su madre a los ojos.

—Pero cuando el se corta, yo sangro.

—Oh —dijo su madre, poniendose palida. Su boca sonrio, sus ojos parpadearon, y se dedico con vigor innecesario a arreglar las escasas pertenencias de Cordelia.

La cuarta tarde de su permiso, el comandante en jefe de Cordelia trajo consigo una visita preocupante.

—Capitana Naismith, esta es la doctora Mehta, del Servicio Medico de la Fuerza Expedicionaria —presento el comodoro Tailor.

La doctora Mehta era una mujer delgada y de piel bronceada aproximadamente de la misma edad que Cordelia, con el pelo negro peinado hacia atras, fria y aseptica con su uniforme azul.

—Otra psiquiatra no —suspiro Cordelia. Los musculos de la nuca se le agarrotaron. Mas interrogatorios, mas retorcimientos, mas evasivas, telaranas de mentiras cada vez mas temblorosas para cubrir los agujeros en su historia en donde habitaban las amargas verdades de Vorkosigan…

—Los informes de la comodoro Sprague finalmente han llegado para engrosar su archivo, aunque parece que un poco tarde. —Tailor apreto los labios—. Horrible. Lo siento. Si los hubieramos recibido antes, habriamos podido ahorrarle lo de la semana pasada. A usted y a todo el mundo.

Cordelia se ruborizo.

—No queria darle una patada. Tropezo conmigo. No volvera a suceder.

El comodoro Tailor reprimio una sonrisa.

—Bueno, yo no vote por el. Freddy el Firme no es mi principal preocupacion. Aunque —se aclaro la garganta—, se ha tomado un interes personal en su caso. Ahora es usted una figura publica, le guste o no.

—Oh, tonterias.

—No es ninguna tonteria. Tiene usted una obligacion.

?Por boca de quien hablas, Bill?, penso Cordelia. Esto no es cosa tuya. Se froto la nuca.

—Crei que me habian relevado de todas mis obligaciones. ?Que mas quieren de mi?

Tailor se encogio de hombros.

—Se penso… me dieron a entender… que podria tener usted futuro como portavoz del… del Gobierno. Debido a su experiencia de guerra. Una vez que se recupere.

Cordelia esbozo una mueca.

—Se hacen extranas ilusiones sobre mi carrera como soldado. Mire… en lo que a mi respecta, Freddy el Firme puede ponerse medias e ir a pedir el voto hermafrodita en Quartz. Pero yo no vo-voy a representar el papel de… de una vaca propagandistica, para que me ordene cualquier partido. Tengo aversion a la politica, por citar a un amigo.

—Bueno… —El se encogio de hombros, como si tambien hubiera rechazado un deber, y continuo con mas firmeza—: Sea como sea, hacer que se recupere para cumplir con su deber una vez mas es preocupacion mia.

—Estoy… estare bien, despues de mi-mi mes de permiso. Solo necesito un descanso. Quiero volver a Exploracion.

—Y podra hacerlo. En cuanto reciba el alta medica.

—Oh. —Cordelia tardo unos instantes en captar las implicaciones de aquello—. Oh, no… espere un minuto. Tuve un pequeno pro-problema con la doctora Sprague. Una mujer muy agradable, su razonamiento era sensato, pero sus premisas eran equivocadas.

El comodoro Tailor la miro apenado.

—Creo que lo mejor sera que la deje en manos de la doctora Mehta. Ella se lo explicara todo. Cooperara

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