— Hablando otra vez contigo mismo en el cuarto — susurro —. Una muy mala senal, ya sabes.

Las piernas le dolian. Agarro la segunda botella y se la llevo a la cama.

5

— Bueno, bueno, bueno — dijo el artero agente de aduana betano, simulando sarcasticamente alegria —, pero si es el sargento Bothari de Barrayar. ?Y que me trae esta vez, sargento? ?Algunas minas nucleares antipersonales, olvidadas en el bolsillo trasero? ?Uno o dos canones maser, mezclados por accidente en sus enseres de afeitarse? ?Un implosivo gravitatorio, metido por error en una bota?

El sargento respondio a la broma con algo que estaba entre un grunido y un bufido.

Miles sonrio, al tiempo que escarbaba en su memoria para recordar el nombre del agente.

— Buenas tardes, agente Timmons. ?Todavia en el frente? Estaba seguro de que, a estas alturas, estaria en la administracion.

El agente saludo a Miles un poco mas cortesmente.

— Buenas tardes, lord Vorkosigan. Bueno, el servicio civil, usted sabe… — Reviso los documentos y conecto un disco de datos en el visor —. Los permisos de sus inmovilizadores estan en orden. Ahora, si son tan amables de pasar por el detector…

El sargento Bothari fruncio el ceno a la maquina y resoplo con desden. Miles trato de seguirl la mirada, pero Bothari trataba estudiadamente de hallar algo de interes en el ambiente. Ante la vacilacion, Miles dijo:

— Elena y yo primero, me parece.

Elena paso tiesa, con una sonrisa insegura, como alguien que espera demasiado de una fotografia y, despues, siguio mirando ansiosamente a su alrededor. Aun cuando fuera solamente un yermo puerto subterraneo de entrada, era otro planeta. Miles esperaba que Colonia Beta pudiera compensar el decepcionante fracaso de la parada en Escobar.

Dos dias de buscar registros y de caminar bajo la lluvia por olvidados cementerios militares, simulando ante Bothari una pasion por los detalles historicos, no habian revelado ninguna tumba o monumento materno. Elena parecia mas aliviada que decepcionada por el fracaso de aquella investigacion encubierta.

— ?Ves? — le habia susurrado a Miles —. Mi padre no me mintio. Tu tienes una superimaginacion.

La misma reaccion desganada del sargento ante la visita reforzaba aquel argumento. Miles lo reconocio. Y, sin embargo…

Era su superimaginacion, quiza. Cuanto menos escontraban, mas fastidioso se ponia Miles. ?Estarian buscando en el cementerio equivocado? La propia madre de Miles habia intercambiado alianzas al volver a Barrayar con su padre; quizas el romanca de Bothari no habia tenido un resultado tan prospero. Pero, si fuera asi, ?acaso deberian estar investigando en los cementerios? Tal vez debiera buscar a la madre de Elena en la guia telefonica… Ni siquiera se animo a sugerirlo.

Deseo no haber estado tan intimidado por la conspiracion en torno al nacimiento de Elena, lo cual le abstuvo de sonsacarle informacion a la condesa Vorkosigan. Bien, cuando volvieran a casa, juntaria coraje y le preguntaria a ella la verdad y dejaria que su prudencia le guiase en lo referente a que cosas contarle a la hija de Bothari.

De momento, Miles pasaba por el dispositivo detras de Elena, disfrutando de verla maravillada y esperando, como un mago, sacar a Colonia Beta de un sombrero para deletite de ella.

El sargento paso por la maquina. Sono una brusca alarma.

El agente Timmons sacudio la cabeza y suspiro.

— Nunca se rinde, ?no, sargento?

— Eh… ?puedo interrumpir? — dijo Miles —. La senorita y yo estamos libres, ?no? — Recibio un gesto afirmativo y recupero la documentacion —. Le mostrare a Elena los alrededores del puerto de lanzamiento, entonces, mientras ustedes dos discuten sus… diferencias. Puede traer el equipaje cuando lo hayan revisado, sargento. Le vere en el vestibulo principal.

— Tu no vas a… — comenzo a decir Bothari.

— Estaremos perfectamente bien — le aseguro Miles con aire ligero. Tomo a Elena del brazo y se la llevo, antes de que su guardaespaldas pudiera hacer mas objeciones.

Elena miro atras por encima de su hombro.

— ?Realmente mi padre esta tratando de pasar de contrabando un arma ilegal?

— Armas. Supongo que si — dijo Miles en tono de excusa —. Yo no autorizo eso, y nunca funciona, pero imagino que se siente desnudo sin armamento mortal. Si los betanos son tan buenos para revisar los enseres de los demas como los son para revisar los nuestros, no tenemos nada de que preocuparnos, realmente.

La miro, de costado, cuando entraron en el vestibulo principal, y tuvo la satisfaccion de verla contener el aliento. Una luz dorada, brillante y confortable al mismo tiempo, bajaba de una enorme boveda sobre un gran jardin tropical, sombreado de follaje, rico en pajaros y flores, y ornamentado con el murmullo de fuentes.

— Es como entrar en un terrario gigante — dijo ella —. Me siento como un pequeno saltamontes.

— Exactamente — respondio Miles —. El Zoo de Silica lo mantiene. Uno de sus habitats ampliados.

Caminaron hasta un area concedida a pequenos negocios. Guiaba a Elena con sumo cuidado, tratando de escoger las cosas que podrian gustarle y evitando choques culturales catastroficos. El sex-shop, por ejemplo; probablemente fuera demasiado para su primera hora en el planeta, no importa lo atractivo que le quedaba el rosa cuando se sonrojaba. En cambio, pasaron unos minutos muy agradables en una tienda de animales de lo mas extraordinaria. Su buen sentido por poco no alcanzo para evitar regalarle un incomodo obsequio: un enorme lagarto Tau Cetano, moteado y de cuello plegado, brillante como una joya, que le llamo la atencion. Tenia requerimientos alimenticios bastante estrictos y, ademas, Miles no estaba muy seguro de que la bestia de cincuenta kilos pudiera ser educada para vivir en una casa. Pasearon por un balcon con vistas al inmenso jardin y, en su lugar, Miles compro helados para ambos. Se sentaron a tomarlos en un banco junto a la baranda.

— Todo parece tan libre aqui — dijo Elena, mientras se chupaba los dedos y miraba alrededor con ojos brillantes —. No se ven soldados ni guardias por todas partes. Una mujer… una mujer podria ser cualquier cosa aqui.

— Depende de lo que se entienda por libre — respondio Miles —. Ellos soportan reglas que nosotros jamas tolerariamos en casa. Deberias ver a todo el mundo en fila durante un ejercicio de adiestramiento forzoso o en una alarma de tormenta de arena. No tienen margen para… no se como decirlo, ?fracasos sociales?

Elena le devolvio una sonrisa desconcertada, sin comprender.

— Pero todo el mundo decide su propio matrimonio.

— Pero, ?sabias que tienes que pedir un permiso para tener un hijo aqui? El primero es a voluntad, pero despues…

— Eso es absurdo — observo ella con aire absorto —. ?Como harian para imponer eso? — Evidentemente sintio que su pregunta era bastante audaz, porque miro rapidamente a su alrededor para asegurarse de que el sargento no estuviera cerca.

Miles imito su gesto.

— Injertos anticonceptivos permanentes, para las mujeres y los hermafroditas. Necesitas el permiso para que te lo quiten. Es la costumbre; en la pubertad… a una chica le hacen su injerto y le perforan las orejas y su… — Miles descubrio que tampoco el era inmune al rubor; cotinuo apresurado —, su himen, tambien su himen, todo en una misma visita al doctor. Generalmente hay una fiesta familiar, una especie de rito de iniciacion. Asi es como se puede saber si una chica esta disponible, las orejas…

Tenia ahora toda la atencion de Elena. La joven llevo furtivamente las manos hasta sus aros y no solo se puso rosa, sino colorada.

— ?Miles!, ?van a pensar que yo estoy…?

— Bueno, es solo que…, si alguien te molesta, quiero decir, si ni tu padre ni yo estamos cerca, no temas decirle que se vaya; lo hara, no lo toman como un insulto aqui. Pero me parecio mejor avisarte. — Se mordio un nudillo y entorno los ojos —. Ya sabes, si intentas ir las proximas seir semanas con las manos en las orejas…

Elena se puso rapidamente las manos en su regazo otra vez y le miro enardecida.

— Puede parecer terriblemente peculiar, lo se — dijo Miles en tono de disculpa. Un abrasador recuerdo de cuan peculiar le turbo un momento.

Вы читаете El aprendiz de guerrero
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату