El segundo grupo estaba conducido por la administradora del puerto de transbordadores e incluia ahora a gunos ofciales. El tercer grupo lo encabezaba la mujer de Seguridad. Con ella venian dos corpulentos agentes y cuatro componentes del personal medico. Mayhew miro de derecha a izquierda y se desembriago de inmediato. Los hombres de Seguridad tenian sus inmovilizadores desenfundados.

— Oh, chico — murmuro. Los de Seguridad movian los inmovilizadores como abanicos. Mayhew se dejo caer de rodillas —. Oh chico…

— Tienes que decidirlo tu, Arde — dijo en voz baja Miles.

— ?Hazlo!

Los Bothari llegaron. El sargento abrio la boca. Miles, bajando la voz, salio al paso de su incipiente rugido; ?por cierto que era un truco efectivo!

— Atencion, por favor, sargento. Requiero su testimonio. El oficial piloto Mayhew esta a punto de prestar juramento.

La boca del sargento quedo como atornillada, pero se dispuso a atender.

— Pon tus manos entre las mias, Arde, asi, y repite conmigo: «Yo, Arde Mayhew», ?es este tu nombre legal completo?, usalo, entonces, «declaro bajo juramento que soy un hombre libre, no comprometido con nadie, y que servire a lord Miles Vorkosigan como simple Hombre de Armas», adelante, di esa parte. — Mayhew lo hizo, moviendo los ojos de un lado a otro —. «Y que sera mi senor y comandante hasta que mi muerte o la suya me libere.»

Repetido esto, Miles dijo, mas bien rapido, ya que la gente se acercaba:

— «Yo, Miles Naismith Vorkosigan, vasallo secundus del emperador Gregor Vorbarra, acpeto tu juramento y prometo protegerte como tu senor y comandante, por mi palabra como Vorkosigan.» Ya esta, ahora puedes levantarte.

Una buena cosa, penso Miles, es haber distraido completamente al sargento de lo que estaba a punto de decir. Bothari recupero la voz finalmente.

— Mi senor — susurro —, ?no puede recibir el juramento de un betano!

— Es lo que he hecho — senalo alegremente Miles.

Pego un saltito, sintiendose inusualmente complacido consigo mismo. La mirada del sargento paso por la botella de Mayhew y volvio a concentrarse en Miles.

— ?Por que no estais dormidos? — pregunto.

El agente de Seguridad indico a Miles con un gesto.

— ?Es este el tipo?

La oficial de Seguridad del grupo original del puerto se acerco. Mayhew habia permanecido de rodillas, como tramando escaparse bajo el fuego que pasaba por encima de su cabeza.

— Oficial piloto Mayhew — grito la mujer —, esta usted bajo arresto. Estos son sus derechos; tiene derecho a…

El civil magullado interrumpio, senalando a Elena.

— ?Al carajo con el! ?Esta mujer me ataco! Hay una docena de testigos. Maldita sea, quiero que sea procesada. Es malvada.

Elena tenia las manos en las orejas otra vez; su labio inferior, que sobresalia, temblaba ligeramente. Miles se imagino la escena.

— ?Le golpeaste?

Ella asintio.

— Pero es que me dijo cosas horribles…

— Mi senor — dijo Bothari en tono de reproche —, fue un gran error por su parte dejarla sola en este lugar.

La mujer de Seguridad recomenzo:

— Oficial piloto Mayhew, tiene derecho a…

— Creo que me ha sacado el ojo de la orbita — se quejo el hombre golpeado —. Voy a demandar…

Miles le dirigio a Elena una sonrisa especial tranquilizandola.

— No te preocupes, me encargare de ello.

— Tiene derecho a… — grito la mujer de Seguridad.

— Perdon, agente Brownell — la interrumpio delicadamente Miles —. El oficial piloto Mayhew es ahora mi vasallo. Como su senor y comandante, todo cargo contra el debe ser dirigido a mi. Sera entonces mi deber determinar su validez y dar las ordenes para su adecuado castigo. El no tiene ningun derecho sino el de aceptar desafio en combate singular ante cierta categoria de calumnias que son un poco complicadas de explicar en este momento… — Obsoleto, esto tambien, ya que el duelo fue declarado fuera de la ley por edicto Imperial, pero estos betanos no notarian la diferencia —. Asi que, a menos que tenga encima dos pares de espadas y este dispuesta a, digamos, insultar a la madre del oficial piloto Mayhew, debera simplemente… contenerse.

Oportuna advertencia; la mujer de Seguridad parecia a punto de explotar. Mayhew asentia esperanzadamente con un movimiento de su cabeza, sonriendo debilmente. Bothari se movia incomodo, inventariando con la mirada los hombres y armas del gentio. Calma, penso Miles; tomemos esto con tranquilidad.

— Levantate, Arde…

Hizo falta un poco de persuasion, pero la agente de Seguridad consulto finalmente con sus superiores sobre la estrafalaria defensa que Miles esgrimia del oficial Mayhew. A esas alturas, como Miles habia esperado y previsto, los procedimientos cayeron en una marana de hipotesis legales interplanetarias no comprobadas, que amenazaban absorber un numero cada vez mayor de personal de la Embajada de Barrayar y del Departamento de Estado betano.

El caso de Elena era mas simple. El betano ultrajado fue a llevar su caso directamente a la Embajada, en persona. Alli, sabia Miles, el caso seria tragado por una infinita cinta de Moebius de archivos, formularios e informes, especialmente atendidos en esas ocasiones por un equipo altamente competente. Los formularios incluian algunos particularmente creativos, que tenian que hacer el viaje de seis semanas a Barrayar y que, con toda seguridad, serian enviados de vuelta varias veces por minimos errores de ejecucion.

— Tranquilizate — le susurro Miles a Elena en un aparte —. Enterraran a ese tipo en archivos tan profundos que jamas volveras a verle. Funciona de maravillas con los betanos, se ponen contentos porque todo el tiempo piensan que te estan haciendo algo. Lo unico, no mates a nadie. Mi inmunidad diplomatica no llega tan lejos.

El agotado Mayhew se balanceaba sobre sus pies para cuando los betanos cedieron. Miles, sintiendose como un viejo pirata de mar despues de un saqueo triunfal, se lo llevo a rastras.

— Dos horas — mascullo Bothari —, solo hemos estado en este maldito lugar dos malditas horas…

6

— Miles, querido — le saludo su abuela, pellizcandole la mejilla como una norma de bienvenida —, llegas bastante tarde, ?problemas en la aduana otra vez? ?Estas cansado por el viaje?

— Ni un poquito.

Reboto sobre sus talones, echando de menos la gravedad cero y el movimiento libre. Se sentia como para correr cincuenta kilometros o como para ir a bailar o algo por el estilo. Los Bothari, en cambio, parecian cansados y el oficial piloto Mayhew estaba casi verde. El oficial, tras la breve presentacion, fue enviado al cuarto de servicio a lavarse, elegir entre un par de pijamas demasiado pequenos o demasiado grandes y caer inconsciente a lo largo de la cama como si le hubieran aporreado con una maceta.

La abuela de Miles sirvio la cena para los supervivientes y, como esperaba Miles, parecia encantada con Elena. Elena estaba teniendo un ataque de timidez ante la presencia de la madre de la admirada condesa Vorkosigan, pero Miles estaba completamente seguro de que la anciana mujer pronto la aliviaria del mismo. Elena podria incluso adquirir un poco de la indiferencia betana de la abuela para con las distinciones de clase de Barrayar. ?Podria eso itigar la opresiva represion que parecia haber crecido entre el y Elena desde que dejaron de ser ninos? Era el maldito traje de Vor que usaba, penso Miles. Habia dias en que lo sentia como una armadura; arcaico, ruidoso, incrustado y atornillado. Incomodo de usar, imposible para abrazar. Que den a Elena un

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