esa bonita granja en Barrayar) y tambien lo es usted, obviamente, o no hubiera llegado tan lejos.

Los ojos de Mayhew se abrieron desmesuradamente. Aparentando acomodarse en su asiento, Miles le pateo preventivamente en el tobillo. Toma nota, se dijo; la proxima vez, despiertale antes y preparale mejor. Aunque lograr que el piloto estuviera funcional esa manana habia sido mas bien como tratar de despertar a los muertos. Miles no estaba seguro de que hubiera podido hacerlo mejor mas temprano.

— ?Es usted un soldado mercenario? — pregunto Daum.

— Ah… — dijo Miles. Habia querido decir un capitan mercante profesional, pero quizas esta interpretacion que hizo Daum le resultara mas atractiva al feliciano —. ?Que cree usted, mayor?

Bothari contuvo el aliento un instante. Mayhew, en cambio, parecio repentinamente desalentado.

Entonces, era eso lo que quisiste decir ayer — murmuro —, reclutar…

Miles, que no habia querido decir nada de eso con su humoristica salida acerca de estar buscando hombres desesperados o temerarios, le contesto en voz baja:

— Por supuesto — dijo en un tono de maxima naturalidad —. Seguramente, se dio usted cuenta…

Daum miro dubitativamente a Mayhew, pero su vista cayo luego en Bothari. Este se mantenia en posicion de descanso, con una expresion de notable frialdad. La conviccion endurecio la mirada de Daum.

— Por Dios — murmuro —, si los pelianos pueden contratar galacticos, ?por que no podemos nosotros? — Subio un poco la voz —. ?Cuantas tropas componen su equipo? ?Que naves tiene?

Oh, Diablos, y ahora ?que? Miles improviso como loco:

Mayor Daum, no quisiera enganarle… — Bothari respiro agradecido, segun pudo ver Miles de soslayo —. Estoy… separado de mi equipo en este momento. Estan cumpliendo otro contrato. Yo solo estaba de visita en Colonia Beta por… razones medicas, asi que solo cuento conmigo mismo y… el personal indispensable y una nave que mi flota me reservo. Solo eso puedo ofrecerle. Pero se espera habitualmente que operemos de forma independiente, en nuestro grupo (?exhale, sargento, por favor, exhale!), asi que, como tengo algo de tiempo antes de reunirme con ellos y encuentro su problema tacticamente interesante, mis servicios estan a su disposicion.

Daum movio la cabeza lentamente varias veces.

— Ya veo. ?Y por que rango debo dirigirme a usted?

Miles casi se autonombro alli mismo almirante. ?Capitan? ?Asistente?, se preguntaba febrilmente.

— Dejemoslo simplemente en senor Naismith, por ahora — sugirio con frialdad —. Un centurion sin sus cien hombres es, despues de todo, un centurion solamente de nombre. Por el momento, necesitamos enfrentarnos a la realidad. — ?Alguna vez…?

— ?Como se llama su unidad?

Miles asocio libremente con frenesi.

— Los Mercenarios Dendarii.

Al menos lo dijo con fluidez.

Daum le estudio ansiosamente.

— He estado anclado en este maldito lugar dos meses, buscando un transportador que pudiera ocuparse y en quien se pueda confiar. Si espero mas tiempo, podria ser la demora lo que destruyese el proposito de mi mision, tanto como cualquier traicion. Senor Naismith, he esperado bastante, demasiado. Me arriesgare con usted.

Miles asintio con satisfaccion, como si hubieran estado concluyendo transacciones semejantes durante muchos mas anos de los que en realidad tenia.

— Entonces, mayor Daum, me comprometo a llevarle a Tau Verde IV. En ello va mi palabra. Lo primero que necesito es mas informacion. Digame todo lo que sabe sobre los mercenarios oseranos y sus procedimientos de bloqueo…

— Tenia entendido, mi senor — dijo severamente Bothari mientras se alejaban del hotel por la acera mecanica —, que el oficial Mayhew iba a transportar el cargamento; no me dijo nada acerca de acompanarle usted mismo.

Miles encogio los hombros, con un aire elaboradamente natural.

— Hay tantas variables, hay tanto en juego… SenciIlamente, debo estar alli. Es injusto cargarlo todo en los hombros de Arde. Quiero decir, ?tu lo harias?

Bothari, aparentemente atrapado entre su desaprobacion del plan-de-rapido-enriquecimiento de su senor y su baja opinion sobre el piloto, respondio con un grunido no comprometido que el oficial Mayhew prefirio no advertir.

Los ojos de Miles brillaban.

— Por otra parte, esto pondra un poco de emocion en tu vida, sargento. Debe de ser tan gris como el polvo el seguirme a todas partes todo el dia. Yo me aburriria enormemente.

— Me gusta aburrirme — dijo malhumorado Bothari.

Miles sonrio, secretamente aliviado por no haber sido reganado mas severamente por su ocurrencia de los «Mercenarios Dendarii». Bueno, el breve momento de fantasia probablemente fuera bastante inofensivo.

El trio encontro a Elena caminando de un lado a otro en el recibidor de la senora Naismith. Dos manchas brillantes de color le encendian las mejillas y estaba murmurando algo en voz baja. Atraveso a Miles con una colerica mirada.

— ?Betanos! — dijo con repugnancia.

— ?Que ocurre? — pregunto Miles cautelosamente.

Elena dio otra vuelta por el salon, con las piernas rigidas, como si estuviera pisando cuerpos.

— Ese horrible holovideo — se enardecio —. ?Como pueden…? Oh, no puedo describirlo siquiera.

?Aja!, encontro uno de los canales pornograficos, penso Miles. Bueno, tenia que pasar a la larga.

— ?Holovideo? — pregunto animadamente.

— ?Como pueden permitir esas horribles calumnias sobre el almirante Vorkosigan y el principe Serg y nuestras fuerzas? ?Creo que deberian sacar a los productores y fusilarlos! Y a los actores… y al guionista… En casa lo hariamos, por Dios…

No era un canal pornografico, evidentemente.

— Eh, Elena, ?que era exactamente lo que estabas mirando?

Su abuela estaba sentada en la mecedora flotante, con una rigida sonrisa nerviosa.

— Trate de explicarle que todo es ficcion, ya sabes…, para hacer la historia mas dramatica…

Elena dio rienda suelta a un ruidoso siseo; Miles dirigio a su abuela una mirada suplicante.

— La Delgada Linea Azul — explico cripticamente la senora Naismith.

— Oh, yo lo he visto. Es una reposicion — dijo Mayhew.

Miles recordaba vividamente el docudrama. Lo habian exhibido por primera vez dos anos antes, y su bajeza habia contribuido a hacer de su visita escolar a Colonia Beta la experiencia surrealista que, por momentos, habia sido. El padre de Miles, por entonces el comodoro Vorkosigan, habia iniciado la abortada invasion barrayarana de Escobar, aliado de Colonia Beta, diecinueve anos atras, como oficial del Estado Mayor. Habia terminado, tras las catastroficas muertes de los co-comandantes, el almirante Vorrutyer y el principe de la corona, Serg Vorbarra, como comandante de la armada. Su brillante retirada todavia era citada como ejemplar en los anales militares de Barrayar. Los betanos, naturalmente, tenian otra vision del asunto. El «azul» del titulo del docudrama se referia al color del uniforme usado por la Fuerza Expedicionaria Betana, de la cual habia formado parte el capitan Cordelia Naismith.

— Es… es… — Elena se volvio hacia Miles —. No hay nada de cierto ahi, ?no?

— Bueno — dijo Miles, apaciguadoramente, con anos de practica en aceptar la version betana de la historia —, algo. Pero mi madre dice que nunca usaron el uniforme azul hasta que la guerra estaba practicamente terminada. Y jura y perjura, en privado, que ella no asesino al almirante Vorrutyer; pero no dice quien lo hizo. Todo lo que mi padre cuenta sobre Vorrutyer es que fue un brillante estratega defensivo. Nunca he sabido bien como interpretarlo, ya que Vorrutyer estaba a cargo de la ofensiva. Y todo lo que mi madre dice de el es que era un poco extrano, lo cual no suena tan malo, hasta que reflexiono que ella es betana. Nunca dijeron una palabra contra el principe Serg, y mi padre estaba en el mando con el y le conocia, por lo que imagino que la version betana del principe es un monton de propaganda de guerra.

— Nuestro mayor heroe — grito Elena —. El padre del emperador… Como se atreven…

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