— Bueno, incluso en nuestro lado parece haber consenso al respecto de que nos sobrepasamos al asediar y tomar Escobar, ademas de Komarr y Sergyar.

Elena se volvio ahora hacia su padre, como el unico experto entre los presentes.

— ?Usted sirvio con mi senor el conde en Escobar, senor! ?Digale a ella — con un gesto de su cabeza senalo a la senora Naismith — que no es asi!

— No me acuerdo de Escobar — replico petreo el sargento, en un tono que, aun en el, era inusualmente insipido y desalentador —. No le prestes atencion a eso… — senalo el visor del holovideo —. Fue un error que lo vieras.

La tension en los hombros de Bothari perturbo a Miles. Y su mirada fija. ?Enojo? ?Por un holovideo efimero que ya habia visto antes y que habia ignorado tan rapidamente como lo hizo Miles?

Elena se detuvo, confusa.

— ?No lo recuerda? Pero…

Algo sono en la memoria de Miles… ?Por fin se explicaba la baja medica?

— No me di cuenta. ?Fue herido en Escobar, sargento? — No era extrano que se estremeciera, entonces.

Los labios de Bothari se crisparon al escuchar la palabra «herido».

— Si — musito. Desvio la mirada de Miles y Elena.

Tras una subita conjetura, Miles pregunto.

— ?Una herida en la cabeza?

Bothari volvio a mirar a Miles, tratando de detenerle.

— Mm.

Miles consintio que le detuviera, abrazando para si este nuevo trofeo de informacion. Una herida en la cabeza explicaba muchas cosas de su sirviente que le habian desconcertado durante mucho tiempo.

Aceptando la indirecta, cambio de tema con firmeza.

— Como quiera que sea — le dedico a Elena una pomposa reverencia (?que paso con los sombreros de pluma que usaban antes los hombres?) —, consegui el cargamento.

Un alegre interes reemplazo al instante la irritacion de Elena.

— ?Oh, magnifico! ?Y ya has resuelto como hacer para pasar el bloqueo?

— Trabajando en eso. ?Te importaria hacer algunas compras para mi? Suministros para la nave. Envia los pedidos a los proveedores navieros. Puedes hacerlo desde aqui, con la consola; la abuela te indicara como. Arde tiene una lista estandar. Necesitamos de todo: comida, celulas combustibles, oxigeno de emergencia, materiales de primeros auxilios… y al mejor precio que puedas conseguir. Esto va a aniquilar mi asignacion para viajes, asi que cualquier cosa que puedas ahorrar… ?eh?

Dedico a la recluta su mejor sonrisa, como si la oferta de encerrarse dos dias lidiando con el laberinto electronico de las practicas comerciales betanas fuera un gran obsequio.

Elena parecio dudar.

— Nunca antes he equipado una nave.

— Sera facil — le aseguro alentadoramente —. Solo zambullete y lo resolveras enseguida. Si yo puedo hacerlo, tu puedes hacerlo. — Dejo rapidamente atras este argumento, sin darle tiempo a reflexionar que el tampoco habia equipado jamas una nave —. Calcula por el piloto, el ingeniero, el sargento, por mi y por el mayor Daum ademas, pero no demasiado… Recuerda el presupuesto. Zarpamos pasado manana.

— ?Esta bien, ?cuando?… — De golpe sono la alerta total, tronando con la mirada —. ?Y que hay respecto de mi? No vas a dejarme aqui mientras vosotros…

Metaforicamente, Miles se escabullo detras de Bothari y mostro una bandera blanca.

— Eso depende de tu padre. Y de la abuela, por supuesto.

— Ella sera bienvenida si quiere quedarse conmigo — dijo la senora Naismith timidamente —. Pero, Miles, acabas de llegar…

— Oh, todavia me propongo hacer mi visita — le aseguro Miles —. Simplemente cambiaremos la fecha de regreso a Barrayar. No tengo que volver a tiempo para la escuela ni nada.

Elena miro a su padre, suplicante, con los labios apretados. Bothari solto el aliento; su mirada alternaba calcuradoramente de su hija a la senora Naismith; luego al holovideo y despues a su propio interior, a pensamientos o recuerdos que Miles no podia adivinar. Elena apenas podia contenerse de saltar por la agitacion.

— Miles… mi senor… usted puede ordenarle…

Miles levanto la mano, mostrando la palma, y sacudio ligeramente la cabeza, indicando que esperase.

La senora Naismith vio la ansiedad de Elena y sonrio pensativamente para si.

— Realmente, querida, me encantaria tenerte aqui conmigo durante un tiempo. Seria como tener otra vez una hija. Podrias conocer gente joven, ir a fiestas; tengo algunos amigos en Quartz, que podrian llevarte a hacer un largo viaje por el desierto. Yo ya estoy demasiado vieja para el deporte, pero estoy segura de que me encantaria…

Bothari se estremecio. Quartz, por ejemplo, era la principal comunidad hermafrodita de Colonia Beta y, si bien la misma senora Naismith tipificaba a los hermafroditas como «gente que es patologicamente incapaz de tomar una decision», se erizaba en patriotica defensa de ellos ante la abierta repulsion barrayarana de Bothari en cuanto al sexo. Y Bothari habia llevado personalmente a Miles, inconsciente, de vuelta a casa, de mas de una fiesta betana. En lo que se referia al casi desastroso viaje de Miles por el desierto…

Miles le dio las gracias con los ojos a su abuela. Ella respondio con un leve gesto y sonrio ligeramente a Bothari.

Bothari estaba descontento. No ironicamente descontento, segun su papel habitual en la guerrilla que mantenia con la senora Naismith a proposito de las costumbres culturales de Miles, sino genuinamente rabioso. A Miles se le hizo un nudo raro en el estomago. Se irguio en algo parecido a una posicion de firme e inquirio a su guardaespaldas con la mirada.

— Ella viene con nosotros — gruno Bothari.

Elena por poco aplaudio triunfante, aunque la lista de planes, propuesta por la sernora Naismith, habia ayudado mucho para que no la dejaran atras cuando la tropa partiera. Los ojos de Bothari no respondieron a la alegria de su hija, se demoraron en una ultima mirada despectiva al holovideo. Y se fijaron en Miles… en la hebilla de su cinto.

— Excuseme, mi senor, voy a patrullar el pasillo, hasta que usted este listo para volver a marcharnos. — Salio rigidamente, con las grandes manos, todas hueso y tendon, venas y musculo, medio cerradas a los costados.

Si, vete, penso Miles, y mira a ver si puedes patrullar tu autocontrol. Reaccionando porque te retuercen la cola, ?no? Bueno, admitamos que a nadie le gusta que le retuerzan la cola.

— ?Vaya!, ?que le ha picado? — dijo Mayhew cuando la puerta se hubo cerrado.

— Oh, querido — contesto la senora Naismith —, espero no haberle ofendido. — Aunque agrego en voz baja —: Ese viejo hipocrita…

— Se calmara — dijo Miles —, solo hay que dejarle tranquilo un rato. Mientras, hay trabajo que hacer. Ya has oido, Elena: provisiones y suministros para seis.

Las siguientes 48 horas fueron un torbellino de accion. Preparar un viaje de ocho semanas para esa nave, en ese tiempo, ya habria sido asombroso para una carga normal; pero, encima, habia necesidades anadidas para el plan de camuflaje. Esto incluia una carga parcial de articulos comprados a toda prisa para poder contar con un manifiesto real, en donde disimular los articulos falsos, y suministros necesarios para remodelar los compartimentos de carga, una vez que estuvieran en ruta. Los mas vitales, y los mas caros, resultaron ser los extremadamente avanzados bloqueadores betanos de detectores de masa; con los cuales, esperaba Miles, podrian frustrar la inspeccion de los mercenarios oseranos. Le habia hecho falta reunir todo el peso politico posible, apoyandose en el nombre de su padre, para convencer a la compania representante betana de que el era un comprador calificado del nuevo equipo todavia parcialmente clasificado.

Los bloqueadores de masa venian con un manual de instrucciones asombrosamente largo. Miles, estudiandolo con perplejidad, comenzo a sentir escrupulos sobre la designacion de Jesek como ingeniero. Estos cedieron, a medida que pasaron las horas, hasta convertirse en dudas mas freneticas acerca de si el tipo ni tan

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