Mayhew se puso del color de la avena ante ese increible vandalismo. El aliento se le escapo del cuerpo en un apagado gemido. Se dio la vuelta y fue a apoyarse contra la pared del rincon; poco despues se inclino, ahogado por el vomito.
Hubiera deseado que no presenciase esto, penso Miles. Hubiera deseado que estuviese Daum en su lugar. Hubiera…
Bothari se agacho hasta poner su cara al nivel de la cara de la victima. Alzo nuevamente la daga. El piloto mercenario retrocedio hasta golpearse contra la pared y se quedo encogido, sentado, incapaz de alejarse mas. Bothari se le acerco y puso la punta del arma contra el boton de la frente.
— El dolor no es lo importante — susurro con voz ronca. Hizo una pausa; luego, agrego, en voz mas baja todavia —: Habla.
El hombre solto la lengua de repente, vertiendo traicion en su terror. Miles considero que no habia ningun indicio de subterfugio en la informacion que manaba freneticamente de la boca del hombre. Se sobrepuso a su propio malestar para escuchar atentamente, de modo que nada se le pasara; seria insoportable que este sacrificio fuera malgastado.
Cuando el hombre empezo a repetirse, Bothari le arrastro hasta el pasillo de la lanzadera; el prisionero iba encogido, marchando a salto de rana. Elena y los otros miraron al mercenario con incertidumbre — un hilo de sangre bajaba de su sien —, pero no hicieron ninguna pregunta. A la mas leve insinuacion de Bothari, el piloto capturado explico el plano interno del crucero. Bothari le empujo a bordo de la lanzadera y le amarro a un asiento, donde se desplomo y entro en convulsiones. Los demas, incomodos, desviaron la mirada del prisionero y eligieron sentarse lo mas lejos posible.
Mayhew se sento cautamente frente a los controles manuales de la nave y flexiono los dedos.
Miles fue a su lado.
— ?Seras capaz de manejar esta cosa?
— Si, mi senor.
Miles advirtio el perfil vacilante de Mayhew.
— ?Estaras bien?
— Si, mi senor. — Los motores de la lanzadera cobraron vida y la nave se separo de la RG 132 —. ?Sabias que iba a hacer eso? — pregunto subitamente Mayhew en voz baja. Miro por encima del hombro a Bothari y su prisionero.
— No exactamente.
Mayhew apreto los labios.
— Loco bastardo.
— Mira, Arde, mejor manten esto en rumbo — murmuro Miles —. Lo que Bothari hace bajo mis ordenes es responsabilidad mia, no suya.
— Al diablo con eso. Yo vi la mirada en su rostro. El lo disfruto; tu, no.
Miles vacilo. Luego, se repitio, con un enfasis diferente, esperando que Mayhew comprendiera.
— Lo que Bothari hace es responsabilidad mia; hace tiempo que se eso, asi que no me excuso.
— Entonces, el es un psicopata — susurro Mayhew.
— Se controla bien. Pero entiendeme, si tienes un problema con el, dirigete a mi.
Mayhew maldijo en voz baja.
— Esta bien, sois una buena pareja.
Miles estudio la embarcacion mercenaria a medida que se iban aproximando. Por lo que se veia en la pantalla, era una veloz y potente nave de guerra, bien armada y de tamano menor. Sus lineas tenian un aire desafiante que sugeria fabricacion illyriana; llevaba escrito convenientemente el nombre de Ariel. No habia duda de que la pesada RG 132 no hubiera tenido posibilidad alguna de escaparsele. Miles sintio una punzada de envidia ante su mortal belleza; entonces cayo en la cuenta de que, si las cosas marchaban como planeaba, iba a aduenarse de esa nave o, al menos, iba a poseerla. Pero la ambiguedad de los metodos emponzono su alegria, dejandole solo un seco y frio nerviosismo.
Llegaron sin problemas ni incidentes a la escotilla de lanzaderas de la Ariel, y Miles fue hasta la popa para ayudar a Jesek en el acoplamiento. Bothari cino al prisionero mas firmemente a su asiento y aparecio junto a Miles; este decidio no perder tiempo discutiendo con el acerca de la prioridad.
— Esta bien — concedio Miles ante la muda demanda de Bothari —, tu primero; pero yo soy el siguiente.
— Mi tiempo de reaccion sera mas rapido si mi atencion no esta dividida, mi senor.
Miles resoplo con exasperacion.
— Oh, muy bien. Tu; luego, D…, no; luego, Baz — la mirada del maquinista se topo con la suya —; luego, Daum, yo, Elena y Mayhew.
Bothari aprobo este orden con un leve movimiento de cabeza. La escotilla de lanzaderas rechino al abrirse y Bothari se deslizo en su interior. Jesek tomo aliento v le siguio.
Miles se detuvo solo para susurrarle a Elena:
— Manten a Baz avanzando tan rapido como puedas. No dejes que se detenga.
Escucho una exclamacion que provenia de mas adelante — «? quien diablos…?» — y el sordo zumbido del inmovilizador de Bothari. Entonces, se deslizo el tambien por el pasillo.
— ?Solo uno? — le pregunto a Bothari, mirando la figura gris y blanca desvanecida en el suelo.
— Hasta ahora — contesto el sargento —. Parece que todavia contamos con el factor sorpresa.
— Bien, mantengamoslo. Dividamonos y actuemos.
Bothari y Daum desaparecieron por el primer corredor. Jesek y Elena se encaminaron en direccion opuesta. Elena lanzo una mirada hacia atras; Jesek, no. Excelente, penso Miles. Mayhew y el tomaron la tercera direccion y se detuvieron ante la primera puerta que encontraron cerrada. Mayhew dio un paso adelante, con una especie de indecisa agresividad.
— Yo primero, mi senor.
Dios, es contagioso, se dijo Miles.
— Adelante.
Mayhew trago saliva, y preparo el arco de plasma.
— Eh, espera un segundo, Arde. — Miles presiono el picaporte. La puerta se abrio suavemente. Le comento a Mayhew —: Si no esta cerrada y empleas el arco, corres el riesgo de soldarla…
— Ah — dijo Mayhew. Cobro animos y se lanzo por la apertura con una especie de grito de guerra, apuntando su inmovilizador en todas direcciones. Se detuvo. Era un area de almacenamiento, vacia, excepto por unas cestas de plastico apiladas por ahi.
Ningun signo del enemigo.
Miles echo una mirada por el sitio y volvio hacia la puerta.
— ?Sabes? — le dijo a Mayhew mientras continuaban avanzando por el pasillo —, seria mejor si no gritamos al entrar; asusta. Va a ser mucho mas facil derribar gente si no salta y se esconde detras de las cosas.
— En los videos lo hacen asi — se excuso Mayhew.
Miles, quien originalmente habia planeado su primera acometida de un modo muy similar a la que acababa de presenciar, y por la misma razon, se aclaro la voz.
— Supongo que no parece muy heroico andar a escondidas detras de alguien y dispararle por la espalda; aunque no puedo evitar pensar que seria lo mas eficaz.
Subieron por un ascensor y llegaron a otra puerta. Miles volvio a probar el picaporte y nuevamente la puerta se abrio, revelando una camara en penumbras. Un dormitorio con cuatro literas, tres de ellas ocupadas. Miles y Mayhew entraron sigilosamente Y tomaron posiciones desde donde no podrian fallar. Miles hizo una senal y ambos dispararon a la vez. Volvio a disparar cuando la tercera figura comenzaba a sacudirse entre las mantas buscando un arma colgada junto a su litera.
— ?Uf! — exclamo Mayhew —. ?Mujeres! Ese capitan era un cerdo.
— No creo que fueran prisioneras — dijo Miles, encendiendo la luz para una rapida confirmacion —. Mira los uniformes. Son parte de la tripulacion.
Se fueron del cuarto; Miles iba muy serio. Quizas Elena no hubiera corrido tanto peligro como el capitan mercenario los habia llevado a pensar. Demasiado tarde, ahora…