Elena sonrio.
— El mayor Daum parece haberse encargado de ese aspecto. Aparentemente, el se trago lo que le dijiste.
— ?Daum? ?Que le dije?
— Lo de tu tratamiento de rejuvenecimiento.
— ?Mi que?
— Parece creer que conseguiste permiso de los dendarii para ir a Colonia Beta para un tratamiento de rejuvenecimiento. ?No es eso lo que le dijiste?
— ?Diablos, no! — Miles se paseo —. Le dije que estaba alli por un tratamiento medico, si… pense que eso explicaria esto… — un vago gesto de su mano indico las peculiaridades de su cuerpo —, heridas de combate o algo asi. Pero… ?no existe nada semejante a un tratamiento betano de rejuvenecimiento! Eso es solo un rumor; es su sistema de salud publica y la manera en que viven, y sus genes…
— Tu puedes saber eso, pero muchos nobetanos no lo saben. Daum parece creer no solo que tu eres mayor, sino que eres mucho mayor.
— Bien, naturalmente que lo cree, entonces, si pudo inventar todo eso. — Hizo una pausa —. Pero Bel Thorne tiene que saberlo.
— Bel no le contradice. — Elena sonrio —. Creo que esta loco por ti.
Miles se paso la mano por el cabello y por su rostro entumecido.
— Baz tambien debe de saber que este rumor del rejuvenecimiento carece de sentido. Mejor adviertele que no corrija a nadie, no obstante, porque eso funciona a favor mio. Me pregunto que piensa el que soy yo; creia que a estas alturas ya lo habria adivinado.
— Oh, Baz tiene su propia teoria. Yo… Es culpa mia, realmente. Mi padre esta siempre tan preocupado por los secuestradores politicos que pense que seria mejor desviar de la pista a Baz.
— Bueno, ?que clase de cuento de hadas te inventaste?
— Me parece que tienes razon acerca de que la gente cree las cosas que ella misma fabrica. Juro que no sugeri nada de esto, me limite a no contradecirle. Sabe que eres el hijo de un conde, ya que le tomaste juramento como hombre de armas… ?No vas a tener problemas por eso?
Miles sacudio la cabeza.
— Me preocupare de ello si salimos vivos de esto. Asi que no se imagina de que conde soy hijo…
— Bueno, yo creo que hiciste lo apropiado. Parece significar mucho para el. De todas maneras, piensa que eres, mas o menos, de su edad. Tu padre, quienquiera que sea, te desheredo y te desterro de Barrayar para… — titubeo —, para quitarte de su vista — concluyo, levantando bravamente el menton.
— Ah — dijo Miles —, una teoria razonable. — Llego al final de un circuito, en su caminar por la cabina, y se detuvo absorbido, aparentemente, por la pared desnuda delante de el.
— No debes culparle por eso…
— No lo hago — sonrio, tranquilizandola, y volvio a caminar.
— Tienes un hermano menor que ha usurpado tu legitimo lugar como heredero…
Sonrio a pesar de si mismo.
— Baz es un romantico.
— El tambien es un exiliado, ?no? — pregunto Elena apaciblemente —. A mi padre no le gusta, pero no dice por que… — Miro a Miles con expectativa.
— Tampoco lo hare yo, entonces. No es… no es asunto mio.
— Pero ahora es tu vasallo.
— Esta bien; entonces, es asunto mio. Desearia que no lo fuera. Pero Baz tendra que decirtelo el mismo.
Elena le sonrio.
— Sabia que dirias eso. — Extranamente, la no respuesta parecio contentarla.
— ?Como ha sido tu ultima clase de combate? Espero que todos se arrastraran sobre las manos y las rodillas.
Elena sonrio tranquilamente.
— Estuvo muy cerca de eso. Algunos de los del equipo tecnico actuan como si nunca esperaran tener que hacer esa clase de lucha. Los otros son terriblemente buenos; los tuve ocupados con los mas torpes.
— Eso es, exactamente — aprobo con vehemencia —. Conserva tu energia, gasta la de ellos. Has comprendido el principio.
Elena dijo en su elogio:
— Me has obligado a hacer muchas cosas que jamas habia hecho, gente nueva, cosas que nunca habia sonado…
— Si… — se tropezo —. Lamento haberte metido en esta pesadilla. He estado exigiendo tanto de ti… Pero te sacare, va mi palabra en ello. No temas.
Su boca expreso indignacion.
— ?No tengo miedo! Bueno… un poco. Pero me siento mas viva de lo que nunca he estado. Tu haces que todo parezca posible.
La ansiada admiracion en sus ojos le perturbo. Se parecia mucho al deseo.
— Elena… todo este asunto se balancea sobre un fraude. Si esos tipos de ahi fuera se despiertan y se dan cuenta de lo mucho que nos sobrepasan en numero, estallaremos como… — se interrumpio. Eso no era lo que ella necesitaba escuchar. Se restrego los ojos presionandolos firmemente con los dedos, y se puso a caminar.
— No se balancea en un fraude — dijo Elena ardientemente —, tu lo balanceas.
— ?No es eso lo que he dicho? — sonrio, estremeciendose.
Elena le estudio, entrecerrando los ojos.
— ?Cuando dormiste por ultima vez?
— Oh, no lo se. He perdido la nocion del tiempo, con los diferentes horarios de las dos naves. Eso me recuerda que tengo que ponerlas en el mismo horario. Cambiare la RG 132, sera mas facil. Tendremos todos la hora oserana. Fue antes del salto, de todos modos. Un dia antes del salto.
— ?Has cenado?
— ?Cenado?
— ?Almorzado?
— ?Almorzado? ?Habia almuerzo? Estaba preparando las cosas para el funeral, supongo.
Elena parecia exasperada.
— ?Desayunaste?
— Comi un poco de sus provisiones cuando estaba trabajando en el reglamento anoche… Mira, yo soy bajo y no necesito tanto como vosotros, gente corpulenta…
Miles caminaba. La expresion de Elena se volvio seria.
— Miles… — vacilo —, ?como murio el oficial piloto? Parecia, bueno, no muy bien, pero estaba vivo en la lanzadera. ?Te ataco?
El estomago le dio un vuelco.
— Dios mio, ?crees que yo mate…?
Pero lo habia hecho, seguramente; tan seguramente como si hubiera puesto un inhibidor en la cabeza del hombre y hubiese disparado. No tenia deseos de detallarle los hechos ocurridos en la sala de recreo de la RG 132. Saltaban en su memoria imagenes violentas, destellando una y otra vez. El crimen de Bothari, su crimen, un todo sin cicatrizar…
— Miles, ?estas bien? — La voz de Elena era alarmada.
Se dio cuenta que estaba de pie en silencio y con los ojos cerrados. Le caian lagrimas de entre los parpados.
— ?Miles, sientate! Estas sobreexcitado.
— No puedo sentarme. Si me detengo, voy a… — Recomenzo su circuito, cojeando maquinalmente.
Elena le observo con los labios entreabiertos; luego cerro la boca abruptamente y cerro de un golpe la puerta al salir.
Ahora la habia asustado, ofendido, quizas incluso habia saboteado su confianza, cuidadosamente