— ?Dejaste tu transmisor?

— Estaba esa chica… casi me lo olvido de verdad, pero en ese momento el capitan Dimir estaba abriendo el asunto y no quise volver adentro y que me agarraran.

Miles sacudio la cabeza con un gesto de impotencia.

— ?Puedes recordar alguna cosa fuera de lo comun en relacion con esas ordenes? ?Algo inusual?

— Oh, seguro. Era un paquete de lo mas extraordinario. En primer lugar, fue entregado por un correo de la Casa Imperial, todo librea. Dejame ver, cuatro discos de datos, uno verde para Inteligencia, dos rojos para Seguridad, uno azul para Operaciones. Y el pergamino, por supuesto.

Ivan tenia la memoria de la familia, al menos. ?Como seria tener una mente que lo retiene casi todo, pero que nunca se molesta en ponerlo en ninguna clase de orden?

Exactamente como vivir en el cuarto de Ivan, determino Miles.

— ?Pergamino? — pregunto —. ?Un pergamino?

— Si, me parecio que era algo inusual.

— ?Tienes idea de hasta que punto lo es?

Se levanto, volvio a sentarse y presiono sus sienes con la palma de las manos, como esforzandose por poner su cerebro en movimiento. Ivan no solo era un idiota, sino que generaba un campo telepatico amortiguador que volvia idiotas a las personas que estaban cerca. Informaria de eso a la Inteligencia de Barrayar, lo cual convertia a su primo en el arma mas moderna del arsenal barrayarano…

— Ivan, hay solo tres tipos de cosas que siguen escribiendose en pergaminos: los Edictos Imperiales, los originales de los edictos oficiales del Consejo de Condes, y ciertas ordenes del Consejo de Condes a sus propios miembros.

— Ya se eso.

— Como heredero de mi padre, yo soy miembro cadete de ese Consejo.

— Mis condolencias — dijo Ivan, con la mirada vagando hacia el exterior —. ?Cual de esas naves crees que sera mas rapida, el crucero Illyrica o…?

— Ivan, soy adivino — anuncio repentinamente Miles —. Soy tan adivino que puedo decir de que color era la cinta que tenia el pergamino sin haberla visto nunca.

— Yo se de que color era — dijo irritado Ivan —. Era…

— Negra — se anticipo Miles —. ?Negra, idiota! ?Y nunca se te ha ocurrido mencionarlo!

— Mira, tengo que aguantar ese trato de mi madre y de tu padre, no tengo por que aguantarlo tambien de ti… — Hizo una pausa —. ?Como lo supiste?

— Conozco el color porque conozco el contenido. — Miles se levanto y empezo a pasearse nerviosamente de un lado a otro —. Tu tambien lo sabes, o lo sabrias si te hubieras detenido alguna vez a pensar. Tengo una adivinanza para ti: ?Que es blanco, sacado del lomo de la oveja, atado con lazos negros, despachado a miles de anos luz, y perdido?

— Si esa es tu idea de una broma, eres mas raro que…

— La muerte. — La voz de Miles se hizo un susurro, sobresaltando a Ivan —. Traicion. Guerra civil. Engano, sabotaje, casi seguramente asesinato. Maldad…

— No has tomado mas de ese sedante que te produce alergia, ?no? — pregunto Ivan con inquietud.

El ir y venir de Miles se volvio frenetico. El impulso de espabilar y sacudir a Ivan, en la esperanza de que toda la informacion que flotaba caoticamente en su cerebro comenzara a cristalizar en alguna sucesion razonable, era casi abrumador.

— Si las varas Necklin del correo de Dimir hubieran sido sabotedadas durante la parada en Colonia Beta, pasarian semanas antes de que se supiese que la nave se habia perdido. Todo lo que podia saber la embajada barrayarana es que la nave salio para su mision, e hizo el salto… No habria manera de saber en Colonia Beta si aparecio o no al otro lado. Que manera tan perfecta de deshacerse de la evidencia.

Miles imagino el desaliento y el terror de los hombres a bordo a medida que el salto empezara a ir mal, a medida que sus cuerpos comenzaran a diluirse y a borrarse como acuarela en la lluvia… Hizo un esfuerzo para volver otra vez su mente al pensamiento abstracto.

— No comprendo. ?Donde crees que esta Dimir? — pregunto Ivan.

— Muerto. Completamente muerto. Se suponia que tu tambien lo estarias, pero perdiste la nave. — Una aguda y sonora risa se escapo de la boca de Miles. Se reprimio, literalmente, abrazandose el pecho con fuerza —. Creo que ellos pensaron que, ya que iban a tomarse todo ese trabajo para deshacerse del pergamino, se desharian de ti al mismo tiempo. Hay una cierta economia en el complot… podria esperarse eso de una mente que ha ido a parar a Gestion.

— Aguarda un poco — le pidio Ivan —. ?Que crees qu era el pergamino, por un lado… y quien demonios son ellos? Estas empezando a parecer tan paranoico como el viejo Bothari.

— La cinta negra. Tiene que haber sido un cargo capital. Una orden imperial para mi arresto presentada en el Consejo de Condes. ?El cargo? Tu mismo lo dijiste: Violacion de la ley de Vorloupulous. ?Traicion, Ivan! Ahora, preguntate, ?quien se beneficiaria con mi condena por traicion?

— Nadie — respondio rapidamente Ivan.

— Esta bien — dijo Miles poniendo los ojos en blanco —. Miralo de este modo. ?Quien sufriria con mi condena por traicion?

— Oh, eso destruiria a tu padre, por supuesto. Quiero decir, su despacho da a la Plaza Mayor. Se pasaria todo el dia viendote morir de inanicion. — Una embarazosa sonrisa se escapo de sus labios —. Eso le volveria loco.

Miles se paseaba.

— Quitale a su heredero, por exilio o ejecucion, quebrantale la moral, humillale, y a su coalicion centrista con el… o… fuerzale a hacer real la acusacion falsa, intentando mi rescate. Entonces, te lo cargas a el tambien por traicion. ?Que maniobra tan estupenda, tan demoniaca!

Su intelecto admiro la abstracta perfeccion del complot, si bien la ira ante tal crueldad le dejo casi sin aliento.

Ivan sacudio la cabeza.

— ?Como podria una cosa asi llegar tan lejos y no ser invalidada por tu padre? Quiero decir, el puede ser famoso por su imparcialidad, pero incluso para el hay limites.

— Tu viste el pergamino. Si Gregor mismo fue inducido a sospechar… — Miles hablaba lentamente —. Un juicio absuelve y limpia tanto como condena. Si yo me presentara voluntariamente, llevaria bastante tiempo probar que no tuve intencion de traicionar. Esto, por supuesto, tiene doble filo: si no me presento, existe la fuerte presuncion de culpabilidad. Pero dificilmente podria presentarme si no me informaran que el mismo esta teniendo lugar, ?no?

— El Consejo de Condes es un organismo de viejos carcamales muy malhumorados — arguyo Ivan —. Tus conspiradores tendrian una enorme oportunidad de volcar el voto a su favor. Nadie querria exponerse votando por la parte perdedora en algo como eso. En ese caso, al final terminaria en sangre.

— Quiza se vieron forzados. Quiza mi padre e Illyan cercaron finalmente a Hessman y este imagino que la mejor defensa seria un contraataque.

— ?Pero que gana Vordrozda con esto? ?Por que no arroja a Hessman a los lobos, simplemente?

— Ah, ahi entro yo… Realmente me pregunto si no estoy un poco paranoico, pero… Sigue esta cadena. El conde Vordrozda, lord Vortaine, tu, yo, mi padre… ?A quien hereda mi padre?

— A tu abuelo. Estna muerto, ?recuerdas? Miles, no puedes convencerme de que el conde Vordrozda haria desaparecer a cinco personas para heredar la Provincia Dendarii. ?Es el conde de Lorimel, por el amor de Dios! Es un hombre rico. Dendarii le vaciaria la bolsa en vez de llenarsela.

— No a mi abuelo. Estamos hablando absolutamente de otro titulo. Ivan, en Barrayar hay una importante faccion de personas de mentalidad historica que sostienen, vindicativamente, que la barrera salica a la herencia imperial no tiene fundamento en la ley ni en la tradicion barrayarana. El mismo Dorca heredo por via materna, despues de todo.

— Si, y tu padre gozaria enviando a cada uno de ellos a campamentos de verano.

— ?Quien es el hereder de Gregor?

— En este momento, nadie, por lo que todo el mundo anda tras el para casarle y…

— Si la sucesion salica estuviese permitida, ?quien seria su heredero?

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