Encima de cada escritorio habia una fotocopia del informe meteorologico matutino para todo el hemisferio norte. Lo ojee y vi que se preparaba otra tormenta sobre el Pacifico.
Entonces me acorde. ?Mi padre!
Efectue una llamada a larga distancia, cargando su importe a mi cuenta en el hotel. Cuando aparecio la cara de papa en la pantalla estaba triste y sin afeitar.
— Aqui son las cuatro de la madrugada, Jeremy — dijo con un grunido bajo y apenas controlado. Desde el viernes por la tarde intente ponerme en contacto contigo seis veces, sin exito. Los dragados siguen sus funciones, pero no tengo noticias tuyas sobre ese sistema de predicciones a largo plazo. Sera mejor que tus excusas sean buenas.
— Lamento haberte sacado de la cama, papa… Olvide la diferencia de horas. Y, ejem, las noticias no son muy buenas tampoco, me temo.
Le explique la negativa del doctor Rossman de poner en inmediata marcha el plan de Ted y la alteracion deliberada de este hecha en el tiempo. Cosa extrana, mi padre sonrio al contarle estos detalles.
— El muchacho tiene valor — comento.
Mi padre siempre admiro a la gente que defendia sus convicciones ante los superiores… mientras el no fuese uno de esos superiores.
— Si — dije -, ?pero que piensas hacer respecto a los dragados? Se prepara otra tormenta en la zona…
— No lo sabia. Aun no he visto la prediccion matutina. Raras veces me levanto tan temprano.
Parpadee.
— Supongo, Jeremy, que no podemos hacer mas que cerrar los dragados durante el resto de la primavera. O hasta que tu amigo Marrett siga adelante con estas predicciones a largo plazo. Tratare de conseguir una ampliacion de nuestro plazo de entrega en Modern Metals, pero me parece que nos pondran un ojo negro en ese asunto, muchacho.
Durante el almuerzo Ted parecio chisporrotear energia nerviosa, como un peleador adiestrado y dispuesto a enfrentarse con el campeon.
— Jerry se ha ofrecido voluntario para ver al doctor Rossman — dijo Barney mientras nos sentabamos en la cafeteria -. Puede ofrecer un informe personal del efecto sobre el tiempo causado por ti.
Ted asintio, ansioso.
— Buena idea. Un testigo sin prejuicios.
Barney se inclino sobre la mesa para que pudieramos oirla en medio del estrepito.
— No se si sera mejor que viese al doctor Rossman antes que tu, o que entrara contigo.
— Podemos entrar juntos — decidio Ted -, los cuatro. Asi dominaremos al viejo.
Mire a Barney. Sonreia.
El doctor Barneveldt vino hasta nuestra mesa y puso una mano en el hombro de Ted.
— Tengo entendido que hizo usted unas cuantas experiencias la noche del viernes.
Ted sonrio.
— Unas pocas. Sus nuevos comprimidos funcionaron perfectamente bien.
?Consiguio los datos de los aviones monitores? Me gustaria verlos.
Contesto Tuli:
— No hubieron aviones monitores. Solo el aparato que llevaba los materiales de siembra.
El rostro del doctor Barneveldt cambio de expresion.
— No entiendo.
Sin abandonar su asiento, Ted tomo una silla de la mesa para que se sentase el anciano. Cuando el doctor Barneveldt se hubo aposentado, Ted explico:
— Consegui que el avion despegase antes y volara mas alla del lugar fijado para la siembra, para asi poder efectuaria en la zona que tenia que cambiarse. Pero no quise poner en sobreaviso a la flota entera de aviones monitores… Habla muchas posibilidades de que alguien se quejase y todo el trabajo se habria suspendido. Asi que, despues de que el avion de siembra estuviera en camino, el piloto llamo y dijo a los aviones monitores que se habia desviado de rumbo y que habia dejado caer los comprimidos y volvia. Los aviones monitores jamas despegaron.
— ?Asi que no se hicieron observaciones del instrumento?
Ninguna.
— ?En absoluto?
— Vimos el efecto que sus comprimidos causaron en .1 tiempo contesto Ted -. Eso es lo que importa.
El doctor Barneveldt sacudio la cabeza.
— Ted, esa es mala ciencia. No se tienen datos reales.
Ningun experimento debe efectuarse al azar. Supongamos que no hubiesen causado efecto en el tiempo. ?Como se podria saber lo que anduvo defectuoso?
— Pregunta academica — repuso Ted -. Cuando uno trabaja clandestinamente, ha de emplear los atajos. No se progresa si no se arriesga el pellejo.
— Cuidado con la tortuga osada — cito Tuli.
— Es usted atrevido — comento el doctor Barneveldt — y con suerte.
— Dentro de unos minutos sabremos si tengo suerte. Rossman quiere verme a la una y media.
Precisamente a la hora exacta, la secretaria del doctor Rossman nos acomodo a los cuatro en el despacho del jefe.
Alzo la vista desde los papeles que tenia en el escritorio.
— No sabia que iba a ser una conferencia en grupo.
Inmediatamente pude ver las nubes oscuras: frente de chubascos.
— De un modo u otro todos estamos complicados — respondio Ted.
Rossman nos miro malhumorado mientras nos acercabamos las sillas correspondientes y las ocupabamos ante su escritorio.
— Quiero una explicacion de lo que paso el viernes por la noche — pidio.
— Facil — contesto Ted -. Le hemos demostrado que el control del tiempo funciona. Y con bastante facilidad.
— ?No diga 'nosotros', Marrett! — salto Rossman -. Fue usted, no meta a sus amigos en esto.
— No busco proteccion — respondio Ted -. Les doy el credito por ayudarme en el trabajo basico.
— Pero usted… y solo usted… es el responsable de lo del viernes por la noche.
— Cierto.
Rossman cambio de sitio varios papeles.
?Sabe usted lo que es esto? — esgrimio un memorandum -. Es un calculo del coste para el Departamento del vuelo de ese avion por el oceano.
— De todas formas el avion iba a recorrer esa region en general.
Y esto — saco un telegrama -, es una queja formal de la Fuerza Aerea por haber complicado a personas sin autorizacion en sus operaciones de lasers de alto secreto. ?Sin autorizacion! Se refiere a usted, Marrett! ?Se le podria acusar de violar la seguridad nacional!
— Pero, doctor Rossman… — comence.
Aguarda un momento, Jerry — me corto Ted, volviendose a Rossman -. Escuche. He pasado dos anos en la Fuerza Aerea y una buena porcion de ese tiempo en servicio orbital. Conozco los lasers de dentro a fuera. ?Como piensa usted que tuve idea de utilizarles para alterar el tiempo? No he espiado a nadie, ni tampoco roto normas de seguridad. Todo lo que hice fue pedir a un camarada mio, que sigue de servicio alla arriba, que prestara atencion a cierto punto geografico. Ni siquiera le mencione la palabra 'laser'. Asi que no hay violacion. No me amenace.
— ?Se da cuenta de que puedo descontarle de su sueldo el coste de la llamada radiofonica a la estacion orbital?
— No se pueden efectuar llamadas radiofonicas a los satelites militares. Fui a la Base de la Fuerza Aerea en Otis… emisoras libres… e hice que unos amigos mios enviaran un mensaje.
Rossman miro fulminante a Ted; su largo rostro amargo estaba colorado por la colera.
— ?Y no se da usted cuenta de que estropeo el experimento del doctor Barneveldt? No estuvieron los