Caminamos; de pronto tuvimos sueno y regresamos a la casa.

— ?Como esta Ted? — pregunto Barney.

— ?No le has visto?

Nego con la cabeza.

— Hace mas de una semana.

— Se encuentra bien — dije -. Trabajando como un demonio. Bueno, como dos demonios.

— Tio Jan dice que esta como poseido… dominado por la idea de controlar el tiempo.

— Pero ?por que? ?Por que alguien se enfrasca tan en una idea?

Ella se detuvo y volvio para mirar al cielo iluminado levante.

— No lo se. Quiza tenga miedo de que no haya otra cosa que pueda hacer tan importante. Sea lo que sea, eso podria destruirle. Si no resulta… o si no consigue hacerlo resultar… Se haria pedazos.

— Me lo imagino, pero todo parece ir muy bien comente.

— Me da miedo por el, Jerry. Algo ocurre en Climatologia. No estoy segura de lo que es, no dejan que meta las narices. El doctor Rossman tiene a un grupo especial trabajando solito. Incluso esta al mando de una seccion de nuestros computadores y nadie se les puede acercar.

— Eso puede significar disgustos.

Asintio con un gesto nada feliz.

— El doctor Rossman ha hecho varios viajes a Washington durante la semana pasada. Creo que para entrevistarse con el alto personal de Environmental Science Services Administration.

— ?ESSA? ?Y con quien habla alli?

— No estoy segura. Su secretaria dejo escapar algo sobre la seccion de licencias, pero no comprendi a que se referia.

XI

RUPTURA

Ted se puso furioso al enterarse de las noticias de Barney.

— ?Muy propio de el! — Grito en mi despacho a la manana del lunes -. No puede imaginar lo que estamos haciendo. Asi que se traslada a Washington tratando de ponernos impedimentos — siguio golpeando el puno en la palma de su otra mano mientras paseaba arriba y abajo, delante de mi escritorio.

— Parece que esta pulsando contactos importantes — dije.

Ted se detuvo y me miro fulminante.

— ?Contactos? ?Vamos a ver si consigue algo tan bueno como nosotros tenemos!

Salio de estampida del despacho. Me levante de la silla y fui tras el. Medio corriendo, le segui pasillo abajo hasta su taller. Tuli y otros tres miembros del personal estaban enfrascados en una tremenda conversacion cuando entramos.

— ?Calma, aqui esta el jefe!. ?O uno de ellos. No se si se referian a Ted o a mi.

— Que uno de vosotros opere los mandos de la pantalla visora ordeno Ted mientras se dirigia a~ gran mapa luminoso. Tul fue hasta el escritorio mientras Ted cogia una linterna cuyo rayo serviria de puntero. Esta bien, volved al sistema normal.

Los simbolos del tiempo en el gran mapa desaparecieron brevemente cuando Tuli toco los botones de la consola. Luego un dibujo de flechas de colores tomo forma en el mapa. Ted permanecio inmovil durante un momento, todavia hirviendo de furor, tratando de dominarse a si mismo.

Por ultimo, dijo:

— Este es el sistema usual del viento para los Estados Unidos continentales durante el verano. — Senalando con la linterna, explico -: La corriente en chorro viene sobre la Costa Oeste, se hunde hasta el Sur y luego gira hacia el noreste. Aire frio, esas flechas azules, que baja del Canada, se mete en el torrente occidental y se decanta hacia el Atlantico.

Me miro de reojo para ver si lo entendia. Asenti.

— Las flechas rojas muestran el aire maritimo tropical que sube desde el Golfo de Mejico y el Caribe, a lo largo de la Costa Este. Para nosotros ese es el aire que trae lluvia.

Hizo un gesto a Tuli, que maniobro en otro juego de botones.

— ?Ves ahora ese borde de altas presiones sobresaliendo hacia el oceano? Asciende hasta grandes alturas. La posicion se mueve en redondo un poquito, pero de ordinario no se separa de la costa. El aire de las alturas fluye hacia el norte a lo largo del lado Oeste del saliente… en el sentido de las agujas del reloj, en torno a un anticiclon… subiendo por los mares tropicales y a lo largo de la Costa Este.

— Eso es lo que guia el aire lluvioso hacia Nueva Inglaterra — deduje.

— Exacto. Ahora, fijate en el sistema de sequia.

Tul hizo que los simbolos del mapa cambiaran. El borde de altas presiones se movio hacia el oeste tierra adentro y se instalo aproximadamente en torno a la cadena de montanas Apalaches. La corriente en chorro se curvo en una ruta mas hacia el sur. Y las rojas flechas del aire lluvioso avanzaron hasta mitad del camino subiendo por la Costa Este, luego se dividieron; una parte giro hacia el mar, la otra penetro en los Estados del Oeste Medio.

Ted, olvidandose poco a poco de Rossman en su concentracion con la meteorologia, se habia enfriado bastante.

— Ahora, mira. El borde de altas presiones avanza tierra adentro y absorbe, atrayendolo, al aire maritimo para que entre principalmente en el Oeste Medio. Pero Nueva Inglaterra se ve cortada. Y, aun peor, ahora hay aire seco y frio que baja por el lado de levante del saliente, entrando precisamente en Nueva Inglaterra. Incluso si le proporcionasemos humedad, el aire no estaria lo bastante saturado para que lloviera.

— Pero si le dieses suficiente humedad…- Empezo Tuli.

— Nunca hay 'suficiente', quimico oriental. No cuando los puntos de escarcha son tan bajos como ahora. Este aire canadiense, que, baja por las laderas de levante del saliente, seca cualquier humedad que nosotros tengamos. ?Seguro!el vapor de agua aun esta ahi, pero la humedad relativa queda muy baja. Se consiguen gotitas menores, solo de un tamano de cinco o diez micrones. ?Demasiado ligeras para que caigan! Se necesitan gotas de cincuenta micrones para que llueva.

Avanzando hacia el mapa, Tuli arguyo:

— ?Entonces por que no siembras las nubes y obligas a que caiga la lluvia? Si hay humedad asequible…

— La siembra no es solucion, a menos que quieras sembrar todo el dia, cada jornada. En cuanto dejes de sembrar, dejara de llover. Costaria unos cuantos millones de dolares diarios conseguir una lluvia decente, camarada. ?La maldita sequia resultara mas barata!.

— Y, entonces, ?que hacemos? — pregunte.

— Conseguir que el medio ambiente natural trabaje por nuestra cuenta, en lugar de luchar contra el.

— ?Y como lo conseguiras?

Senalo con un gesto la pantalla.

— Tenemos que hacer retroceder a ese borde de altas presiones sobre el Atlantico, lejos de la costa.

Debi parpadear.

— En realidad, es muy sencillo — afirmo Tuli, casi sonriendo -. Solo necesitamos manipular el tiempo de casi medio mundo.

Ted me llevo hasta su escritorio y se lanzo a una explicacion detallada. Fue larga y compleja y apenas entendi la mitad. Pero el punto crucial era el hecho de que la cubierta de nubes por encima del Oceano Artico habia sido menos que normal durante los ultimos anos. Eso, creia Ted con firmeza, era el disparador que inicio la reaccion en cadena que condujo a la sequia de Nueva Inglaterra.

— ?Y eso esta causando la sequia? ?Tiempo soleado por todo el Circulo Artico? — le pregunte en voz alta:

— No por si mismo, pero si que es la principal razon, algo que debemos y podemos cambiar. ?De acuerdo, mico oriental?

Вы читаете Los fabricantes del tiempo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату